Copiar los modelos clásicos, adaptándolos a los nuevos tiempos y circunstancias, es el alfa y omega de la publicidad. Sorprender sobre lo reconocido, cambiando su significado, puesto que cambian las circunstancias, en eso consiste el impacto y el éxito de una campaña de propaganda (perdón, publicidad, en qué estaría pensando). No se trata de llamar la atención, para eso pongo diez pingüinos recién despellejados vivos sobre un desierto: se trata de cuestionar lo que crees cierto.
Los mercaderes de trapos Marithé et François Girbaud idearon hace pocos meses una campaña publicitaria basada en la Última Cena de Leonardo da Vinci, pero la tuvieron que retirar de la mayor parte de Europa ante las acusaciones de blasfemia. Tampoco creo que sea pa tanto. Es una recreación de una obra de arte, un homenaje. Sobre lo que cada cual piense de lo que significa irreverencia, y de sus consecuencias, en eso no me meto.
Qué sabrá la gente de eso de lo indecoroso o del insulto a las creencias, si ni siquiera tuvieron la oportunidad de contemplar la obra Sanctorum del fotógrafo JAM Montoya, esas mismas fotos que provocaron un escándalo político de alcance entre los políticos españoles, sin reparar en la espléndida y rotunda libertad de expresar lo que le dé la gana a quien le dé la gana, para decir esto sí es arte, esto es provocación, o esto no vale, o no decir nada. Qué escándalo: si no lo has visto, aunque sea una sola vez, de qué puedes opinar; es lo mismo que mi catequista infantil dándome consejos sobre la indisoluble relación entre masturbación y ceguera: ¿pero tú lo sabes porque has estado allí, mequetrefe?.
Por cierto, este anuncio es una copia, con otro sentido mucho más hedonista y globalizador, de la escena de la película de Buñuel 'Viridiana', donde unos muertos de hambre se ponen hasta las trancas en una cena. Los pobres eran de verdad, no actores, y seguramente el hambre que arrastraban (y que demuestran en la película) era real.
En mi humilde opinión, además de comerse todo lo que les pusieron en los estudios cinematográficos, tendrían que haberse comido a los directivos de la productora y haberle pegado fuego a la ciudad entera. Eso sí sería una publicidad cojonuda, hasta el propio Buñuel habría disfrutado.
Y al que no le guste, con apagar el cacharro tiene bastante. Joder qué mala leche llevo hoy.
Haciendo de tripas corazón investigo un poco sobre el nuevo producto que saca la empresa anteriormente dedicada a envasar ese agua con burbujitas llamada tónica de nombre pronunciable pero inescribible, la Schweppes, y que sorprende con un anuncio en el que, inspirándose en la última película de Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut (ésta sí que directamente impronunciable, por lo menos para mi señor padre), nos pide a los borreguitos de a pie con pretensiones medio burguesas a que nos liberemos de las ataduras de la mente: el placer por el placer. Y muchas imágenes de gente disfrutando como cochinillos en el barro, palacios, cochacos, folleteo, en fin, despiporre, que es lo que pide el pueblo tras la caída de la Bolsa, del muro de Berlín y de Fidel Castro (se partió el brazo, no lo olvidemos: una señal de que el fin del mundo está cerca).
El novedoso mejunje enlatado se llama Schweppes Spirit, y lo hay de varios colores y sabores, como esos condones para personas distinguidas y sibaritas. Ignoro de qué estará hecha esa mierda (la bebida, no los condones), pero seguro que, si tienen dos dedos de coherencia en esta centenaria empresa, de sustancias ilegales, cancerígenas, mortales y que engordan.
Si no de qué iba Uno a atreverse a probarla.
Si tuviera que elegir el mejor diseño del mundo de toda la historia de la vida mundial, elegiría sin dudar el de las pastillas Juanola. Para los que no las conozcan, son unas pastillas negras de forma romboide con sabor a regaliz que, según dicen, vienen bien pa la tos y todas esas obstrucciones de los conductos respiratorios humanos.
A veces piensa uno en la infancia: etapa en la que bebe leche, cacao, avellanas y azúcar, o colacao también, o monta el Exin Castillos, o el Scalextric, o el Tente, o ve en la tele a Fofó, Miliki, Fofito y Milikito, o a Petete o a Orzowei, o come Panteras Rosas, o Tigretones o cualquier cosa de Cropan. Es ese momento en el que la persona decide lo que va a ser de mayor. Si te enfrentas al mundo de una determinada forma o de otra. Si te acojonan los gangsters del barrio o si le plantas cara. Ahora, ya de viejo, es muy fácil planteárselo, en esa época no tanto.
Voto a las pastillas Juanolas como la mejor cosa con mejor diseño de mi puta vida, y dudo que pueda mejorarse, aunque los caminos del Señor son inesputables.
Las penurias agudizan el ingenio, dicen. O eso era antes. Unas criaturas estadounidenses inventan el wáter-acuario, para que las personas no se aburran mientras sueltan sus más bajos instintos en el retrete. Como dicen los promotores del invento: ¿por qué no convertir este lugar en algo divertido?
Lo que yo veo es que si hemos llegado en la civilización a este punto es por algo, probablemente porque la cantidad de personas que se aburren al tener sus necesidades básicas cubiertas. Y porque, contrariamente a lo que ocurre en otros asuntos como el hambre o la violencia, la tontería humana no tiene límites. Ya lo dijo Baltasar Gracián: "No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir". Esta gente no encubre nada, la muestra en su mayor esplendor. Los humanos ricos nos aburrimos soberanamente.
Aunque bien mirado, mucho mejor que esta empresa se dedique a esto que a fabricar minas o tanques. Voy a encargar un par de ellos, en cuanto me aseguren que los lindos pececitos no sufran cada vez que tiro de la cadena.
Lo de que los niños esperan los Reyes Magos o Papá Noel o el Olentzero o quién coño sea el que les traiga juguetes ya me suena a cuento chino. Y no porque el ochenta por ciento de las cosas que ahora fabrican y denominan como 'juguetes' las hagan en ese macropaís, sino porque ya no se trata de esperar a los seis años algo para distraerse o divertirse, sino de exigir armas como las de la vida real, porque otra forma no hay para destacar. Pocos lectores se han hecho millonarios leyendo. Videojuegos o cochecitos réplica, lo que sea con tal de imitar las mismas pamplinas que hacen los padres.
El armamento automovilístico-petrolífero que cada diez segundos anuncian en la tele o los cartelones de las ciudades encuentra últimamente su mejor sitio en la infancia. Primero te ponen a correr a un tío a trescientos por hora, le dan champán y lo derrama en la cabeza de su colega mientras suena el chero-tachero militar de turno con los trapos heroicos al fondo. Los niños y sus páters lo ponen de ejemplo de una vida triunfante y milmillonaria. Una vida que para sobrevivir sin dar palo al agua ni ser un tonto honrado medio normal siempre necesita estar cerca del riesgo absurdo, y cobrar después.
A los diez años ya necesitan sentir la velocidad en las venas igual que el Vaquilla necesitaba caballo por las suyas o Jesulín unos cuernos cerca del paquete. La diferencia está en que ni la niña del torero ni los del atracador les pedían a sus padres una muleta o una jeringuilla. La generación de alonsos exige máquinas de correr, pide a gritos una oportunidad de estrellarse como en la tele.
Cambian los tiempos, vuelven los mismos cabrones de siempre a idiotizar al personal antes de que sepan siquiera el significado de la palabra muerte.
Ya lo que me faltaba era que un banco, además de revolucionario fuera fresco. Y encima que me lo digan a la cara, fresco como una rosa, fresco como José Mª del Nido, como Hulián Muñoz, fresco como la gomina de Mario Conde. Fresco como un comentarista del corazón echando bazofia sobre el resto, fresco como una rémora viviendo del tiburón, como para robarte a la cara y decírtelo sin problemas.
Aquí no mentimos. Somos frescos, como el capitán Pescanova. Nuestras hipotecas te van a dejar helado, y como tengas la mala suerte de quedarte en paro, aaamigo, entonces más frescura todavía, porque te sacamos hasta las frescas entrañas. Revolución francesa de hace doscientos años, la toma de la Bastilla a tomar por culo por obra y gracia del fresco banco naranjita, ese color que denota actividad. Libertad, Igualdad y... ya de paso sustituimos esa mierda romántica de la Fraternidad por la poderosa y energética Rentabilidad, que da de comer y beber a tanta gente. Que el dinero genere rentas para vivir del curro de los demás, de los pobres muertos de hambre que no se han enterao. Que el dinero sea la razón de nuestras vidas.
Todo debe ser rentable en el país de la economía del mercado hiperlibre. Debe ser rentable la sanidad, la escuela, los transportes públicos. Los juguetes, el cariño y los abrazos también buscan un poquito de rentabilidad, fuera hipocresías. "Si nosotros ganamos, tú también ganas", dicen los otros. Entonces: ¿quién pierde?
Notas relacionadas:
[ Qué bien te sienta la hijoputeca ligera ]
[ El dinero nos hará libres ]
[ Niños y bancos (I) ]
[ Revolución a 40 años de plazo ]
[ Los bancos son los ríos, que van a parar al mar ]
Cuando era joven no había mejor cosa que representara la modernidad, normalmente norteamericana, que unos calzones de Adidas o Nike. Unos años después empezó la moda del McDonalds, Burger King, etc.
Ahora ya da igual, en todos lados te encuentras un Starbucks o un Toyota o un Nokia o un Telefónica o un Sony, o lo que sea de cualquier país, que ya da igual, porque las multinacionales han dejado de serlo, para ser plurinacionales o lo que venga en el mundo sin más patria ni dios que la pasta.
Y esto no quiere decir nada, sólo que... nada,
No tenemos nada que decir.
No es ni triste ni alegre. Es así, lo que viene. Por si acaso yo sigo comprando en la tienda de abajo, que me cuesta más o menos lo mismo, pero es lo mío, qué cojones.
La compañía Coca-Cola pasa al ataque con una serie de productos que, según ella, ya no son simples refrescos o brebajes infumables: son medicamentos, intentando meterse a codazos en el nicho de mercado que hasta ahora ocupaban a medias las compañías químico-farmacéuticas y las agroalimentarias de cosas ecológicas, biosaludables y naturoenergéticas. Se trata de la gama de zumos Minute Maid con componentes antioxidantes, soja, o cualquier otro nombre que huela a campo, vida sana, vegetarianismo y salud.
Dicen que sus nuevos zumos son 'Antiox', tienen propiedades antioxidantes, es decir, que detienen el proceso natural de envejecimiento de las células y que atrasan la entrada en la odiada tercera edad: el elixir de la juventud, divino tesoro, vamos.
Y los publicistas nos ponen en sus anuncios a un rico broker gilipollas que escapa de la gran ciudad, se va a vivir una vida nueva campestre y bucólica, pero se da cuenta de que es un rollo, para luego mostrarnos que lo suyo es vivir en el campo, pero contratando a inmigrantes esclavos que le sirvan su zumito y un par de señoritas de bajo coeficiente intelectual que le satisfagan sexualmente. En otro anuncio una señora post-jipi pasa de descubrir tristemente las penurias de la comuna religiosa a ser masajeada por un fornido muchacho probablemente imbécil al borde de la piscina de un chalet ricachón. Gracioso sí que es, teniendo en cuenta los millones de personas que vivirían un mes con lo que cuesta el bote del puto zumo de mierda.
Y nos muestran al final el lema de la campaña: la naturaleza es sabia, pero no tanto. La naturaleza, queridos y queridas, pone a cada cual en su sitio, y se llevará palante vuestras riquezas, vuestras ostentaciones, vuestros robos y abusos, en la próxima oportunidad de mostrar su furia en una tormenta tropical, tornado, huracán, glaciación o lo que sea. Lo artificial, la mierda química que vendéis como sucedáneo barato y sencillo del proceso vital normal que se inicia con el nacimiento y se acaba con la vejez y la muerte, van al hoyo, y se les pilla antes de decir amén.
Acabo de ver el anuncio de coches BMW en el que sale una entrevista de Bruce Lee en la que dice que si el agua se pone en una botella es una botella y que si se pone en una tetera es una tetera... "Sé agua, amigo", dice el pavo. Lo que no me entero muy bien es de la relación entre el karateka, el agua y los coches, que alguien me lo explique.
Interpretación personal: Bruce Lee, antes de afostiar a sus enemigos en las películas del dragón en el ojo del mono borracho se montaba en un BMW y corría que se las pelaba por un vaso de agua, porque luego los impuestos le daban resaca, etc.
Señores de la publi, genios todos: no me entero de nada.
No puedo reprimir el gozo que me produce que por fin, tras siglos de afrentas y subdesarrollo, mis paisanos cordobeses hayan decidido unirse al Mundo Real por vía de la publicidad-que-trata-a-la-gente-como-se-merece. Si no fuera pecado mortal diría: ¡con dos huevos!
Agradezco mi paso por la perra vida a la buena gente de CajaSur, que para quien no conozca esta sagrada institución bancaria es el banco de la Santa Madre Iglesia en esta parte del mundo que llamamos Andalucía, probablemente la mayor aportación de Córdoba a la globalización del mundo mundial, donde se puede a la vez ser votante comunista, cristiano católico apostólico romano y no avergonzarse de la usura y la especulación, y se lo agradezco de corazón. Sí señor, Jesucristo nada dijo de esto, nada habló de la imposibilidad de montar chiringuitos inmobiliarios ni emporios económicos, de dominar económicamente a setecientasmil personas, ni de prestar dinero al alcalde Gil para construir ilegalmente en Marbella. Jesucristo era un jipi iluso que hablaba de no se qué hostias del amor, no lo olvidemos.
Mis paisanos los curas banqueros, echándole huevos a la selva capitalista, sacan adelante, con fanfarria propagandística y televisiva de primer orden, una hipoteca ligera acorde con el 0'40 % del Euribor, que no sé qué puñetera mierda significa, pero pintas de importante tiene. Lo que quiere decir que los borreguitos de a pie como yo pueden dormir tranquilos, que si te van a robar durante veinte o treinta años el doble del préstamo que pidas, por lo menos, lo van a hacer ligeramente, es decir, light, bio, guay, molón, una hipoteca que no engorda excepto sus cuentas corrientes personales, de forma natural y cristianamente adecuada, porque con lo que te sacan financian bodas, banquetes y bautizos sociales que complementan la mísera limosna del pacto con el odioso estado en manos ateas que les pseudofinancia las jubilaciones de oro, los pisos y chalets en la costa y las bandejas de langostinos en El Churrasco.
Buena idea esto de lo light. Todo ya es light, el estado, la justicia, la tele, la educación... no iban a ser menos nuestros intermediarios con el señor de allí parriba, los abogados de lo que nos espera en el Puto Juicio Final. Curas, prestamistas y a la vez socialmente responsables, no se me ocurre mejor idea para triunfar en el futuro que viene.
Acongojado por lo que parece un cambio radical en la autopercepción que los granujas tienen de sí mismos, observo que este anuncio de Caja Madrid dice, sin problema alguno, que El dinero nos hace libres. Cierto. Nunca ha sido incompatible ser un sirvergüenza con tener toda la razón. Lo mismo o algo parecido escribían los nazis en la puerta de los campos de exterminio: arbeit macht frei, el trabajo os hará libres. En este caso, además de una utilización asquerosa del sentido de la libertad, es que era mentira. Qué se iba a esperar de Goebbels y Cía, esa gente que tanto amaba el espectáculo y la propaganda.
Puta libertad, pues, en manos de otro que tiene el poder de quitártela.
Observemos algunas frases del anuncio:
En la versión para las revistas de colorines dominicales pone también: "Bienvenido al lado bueno del dinero. A un mundo donde sólo hace falta querer para poder". Si existe un lado bueno del dinero es que también hay un lado malo, el lado oscuro de la fuerza debe ser. A medio camino entre Matrix y La Guerra de las Galaxias, se nos da la oportunidad de salir del mundo real, el mundo triste de los mangurrinos, la tortilla playera y el furbol. El mundo de los desgraciados muertos de hambre que no saben que sólo tienen que dar un paso, crucial e inteligente, hacerse clientes de este banco, pedid y os será concedido. Como en el Nuevo Testamento. Como en Bienvenido Mister Marshall. Como en el sorteo de Navidad. Como siempre.
Y no hay más que hablar. Sólo le añadiría un pequeño detalle final a toda esa parrafada sobre las virtudes del vil metal. Les ha faltado un hombre señalando al otro lado de la pantalla diciendo: Somos un banco ¿Qué quieres?
Entonces sí que sería el anuncio perfecto.
Notas relacionadas:
[ Niños y bancos (I) ]
[ Revolución a 40 años de plazo ]
[ Los bancos son los ríos, que van a parar al mar ]
Si ya de por sí le tenía bastante tirria a esas cosas disfrazadas de alimento llamadas patatas Pringles y a su misteriosa democracia donde dentro de un bote todas son iguales, ahora me entero que sacan las papas personalizadas con mensajes impresos individuales en cada una. Chistes, anuncios, hasta un trivial musical. No es broma, aunque lo parezca. Ya no tienes que mirar la etiqueta, por si sospechabas que estabas comiendo mierda: no es mierda, es tinta lo que metes en tu barriguita.
Las campañas de marketing, cuando cogen el toro tecnológico por los cuernos, consiguen superarse día a día en probar la capacidad del ser humano de doblar cada cierto tiempo su coeficiente de imbecilidad. No sé que puede ser lo próximo para que nos sorprendan, ¿una rata escondida en una bolsa de palomitas? ¿gasolina diluida en un café de Starbucks? ¿un niño chorreando sangre dentro de un DVD de il Divo?
Sorpréndanme, por favor, lo necesito.
Notas relacionadas:
[ Grandes misterios de la humanidad (1): Las papas Pringles en Trapo ]
"Aaaah, Suiza". Robertico Superbroncas se queda pensando en ese país montañoso del centro de Europa, mientras saborea su dyc con pepsi. "Es que está en-el-pu-to-cen-tro, mira, mira", y me enseña al día siguiente un atlas más de miniatura que de bolsillo, con los picos de las portadas deshechos por babas infantiles o cosas peores. Y se pone a discutir con el personal, que si a ver quién coño es suizo y famoso, que si Suiza es una mierda, que si son una mezcla de lo peor de alemanes, franceses e italianos, que si allí solo hay vacas y prados, que si son unos neutrales cagaos...
-Hombre, Rober, ya han dado pasos para integrarse en el mundo. En la UE no quieren estar pero tienen la renta per cápita más alta del mundo.
-Y una mierda, ni siquiera están en la ONU.
-Sí, ahora sí que están.
-¿qué-ta-pues-tas que no?
Oooh, palabra tabú, silencio absoluto en el bar: qué te apuestas.
-Mira, no empecemos que luego no pagas.
-¡Que qué te apuestas, he dicho! ¡Lo que quieras!
...
(breve pausa, nervios en la sala)
-Suiza, (Robertico ahora lo sabe, nunca te acostarás, etc) pertenece a la ONU desde el año 2002. Lo pone aquí. A ver, Eugenio, dame tres bifiters con cocacola y apúntaselos a este listo.
Y luego, por supuesto, está el origen de estas discusiones, que todo es porque la Confederación Helvética es uno de los equipos que podría enfrentarse a España en octavos de final de la Copa del Mundo de furbol. Y otra vez nuestro héroe: que es que son una mierda de país, no son nadie, etc.
-¿Y Nestlé? ¿No es nadie Nestlé?
-Ese chocolate es asqueroso, da cagaleras.
-¿Y los relojes?
-Bah, se rompen con mirarlos, ya todo lo hacen los chinos.
-¿Y el queso Gruyère?
-Bffff... qué chorrada, compras un queso y cuando lo abres ves que está lleno de agujeros.
¿Y los bancos suizos?
-Mentirosos, granujas y vendidos.
-¿Y la Guardia Suiza del Vaticano?
-Maricones del culo todos, que yo lo sé.
-¿Y los Alpes?
-Mucha gente muerta ahí.
-¿Y las vacas?
-Locas, y la leche, mala.
-¿Y la navaja suiza?
...
Robertico se queda mirando al techo.
-Hombre, pues sí, ese invento no está mal. Y si tiene luz mejor.
Y así sobrellevamos la vida, paquí pallá, paquí pallá con las pequeñas e ilusionantes vicisitudes del saber humano, que como los mocos, siempre se esconde donde menos te lo esperas.
Enlace:
[ Suiza en Wikipedia ]
Una campaña publicitaria de Volkswagen vende en los EEUU un coche de cojones, y la gente del hispanismo se ha mosqueado.
Yo no me mosqueo, los bemeuves o los audis o los que sean, matan igual, amigos, sólo hace falta la voluntad.
No sé si vds. se dan cuenta, lo importante está en la cáscara, para matarse a 150 km/h no hace falta nada más que tener el carnet de imbécil, que se lo dan gratis al nacer...
... me da igual que no escuchen, yo ya me había ido en transporte público, que es donde se conoce gente.
Cuando lo de la guerra de Iraq observé en unas imágenes por televisión cómo, al echar abajo una estatua de Saddam Hussein en Bagdad, algunos iraquíes le daban mamporros a su ex-líder con una zapatilla en la cara. Al parecer, no hay mayor humillación en el mundo musulmán que restregarle el calzado por el careto a una persona. Una imagen concreta que no pasará a la memoria colectiva fagocitada por la fuerza de otra imagen, la del soldado americano colocando la bandera estadounidense en la estatua, antes de que ésta cayera. Junto con el atentado del World Trade Center, dos de los acontecimientos que pasarán a la historia del siglo XXI más que por el hecho en sí o por las consecuencias (ambas importantes) por haber sido observados en directo por cientos de millones de personas, cosa que hasta entonces nunca había ocurrido en estos sucesos bélicos, el directo se reservaba a los deportes o ceremonias institucionales.
Dejémonos de pamplinas, no es la tele ni la retrasmisión en directo de los hechos lo que cambia el mundo, sino la publicidad. Un photoshopero polaco, ha diseñado un cartel, que no sé si está más cerca del arte, la propaganda o el márketing, donde recrea la famosa foto que Korda hizo del Che Guevara, pero en color y con unas Converse rojas a modo de hombreras, con su estrellita. La estrella de cinco puntas lo mismo ha servido como símbolo de esto que de aquello, del ejército soviético que del ejército americano, escudo de sudistas y de yanquis, de países pobres y de países ricos, de religiosos o de ateos.
Y según parece, la cara nueva del Che se parece bastante a la del ex-presidente español Aznar, no precisamente un revolucionario. Hay debate sobre ello aquí en estas cosas de internet, pero creo que dará más bien para poca discusión. Ni es Aznar ni es la nariz de ese hombre ni nada por el estilo, como mucho las cejas se le parecen un poco. Y, lo que es más importante, dudo mucho que Dragan lo haya hecho a propósito, porque me parece que no sabrá ni siquiera quién cojones es Aznar ni que país presidió ni (esto tampoco lo sabemos nosotros) qué ideología tiene el susodicho.
Con Aznar, por mucho que se haya empeñado durante ocho años en pasar a la historia, pasará lo mismo que con Franco, que los niños de ahora creen que fue uno que inventó las monedas y los sellos. O como Cervantes, que cuando al boxeador Poli Díaz le preguntaron una vez que qué le parecía, respondió poniendo los puños en guardia:
-¿Cervantes? ¡Dónde está ese Cervantes que le meto dos hostias!
Hombre, por fin un anuncio que da que pensar en este valle de lágrimas, tanto frigorífico con televisión y tanto Marina d'Or y tanta felicidad. Observo en una revista a un hombre que salva de un terrible y apocalíptico accidente de automóvil a una mujer y a una niña pequeña, qué bien.
El hombre es un fornido motero vestido de negro que, por lo que me dice la fotografía, acaba de aparcar en mitad de la carretera para sacar de los coches siniestrados a una madre y a su hijito, en medio de un sindiós de fuego y muerte, y que las pone a salvo.
Estupendo, resulta que es un anuncio de unos zapatos, Pikolinos, que de llevarlos te podrían ahorrar entregar la cuchara antes de tiempo, porque si alguien lleva pikolinos sobrevive a lo que sea, aunque el socorrista sea una mala persona, hijoputa, delincuente y criminal potencial como este ángel del infierno hipertatuado y malafollá que exhibe el anuncio. Pikolinos lo puede todo, rediós.
Lo que no sé es lo que pensarán de la imagen que se da de ellos los moteros tatuados. Hijoputas criminales sin sentimientos como poco. Pero en casos así, valientes y nobles.
Moraleja: Hasta la escoria de la sociedad te salva si llevas zapatos de esos.
Re-Moraleja: Hace falta un poco de mala leche para poner como lema de la campaña 'Lo natural es ser bueno' y decirles a la cara a los moteros que son más malos que un rajón de serie pero que en el fondo son buenas personas, y que los 'normales' podemos estar tranquilos en su presencia, que no nos van a matar ni rajar ni violar ni apolillar.
Como dice mi amigo: Niño, cámbiate de calzoncillos por si tienes un accidente. Y esa es la verdad más verdadera que me he han echado a la puta cara desde que la primavera es primavera y el amor es el amor.
Contrariamente a la sagrada tradición que llevo manteniendo desde hace unos años, dejo que la operadora telefónica que me llama a la taurina hora de las cinco en punto de la tarde se explaye sin tener que aguantar mis insultos, blasfemias o cuelgues de inmediato. La muchacha, con precioso acento gallego (creo que por eso mismo no solté lo que hasta ahora tradicional e impepinablemente soltaba por mi boca), intenta explicarme que su oferta de línea adeseele + llamadas + pitos + flautas me sale bastante rentable. Y, oh misterios insondables del carácter humano, le sigo educadamente el juego sin defecar en ninguno de los familiares o allegados de sus jefes y/o directivos. Con clase y diálogo, como es de razón en estos tiempos, nada de brusquedades.
Tras veinte minutos de monólogo, le digo que lo pensaré. Me siento mejor persona que antes, cuando la ira y la bilis ocupaban mi pensamiento en este tipo de situaciones. Miro en su página web la información detallada, y veo que pone: "No se incluyen en esta tarifa las llamadas a teléfonos de red inteligente (902, 807, etc.)". Y es entonces cuando sapos y culebras salen de mi cuerpo hacia el otro lado. No llega la sangre al río, pero esto de llamar 'red inteligente' a los timos del 806 me suena igual que cuando leo en el wáter los prospectos e ingredientes de los champús.
Una cosa sí que es cierta. Los creadores y propietarios de este tipo de líneas sinvergüenastrolgicopornográficas son muy inteligentes, sin duda, porque están todos forrados sin dar palo al agua, a costa de la poca maña de los usuarios noveles, de la letra pequeña, de las granujadas jurídicas y de unos políticos que miran hacia otro lado en vez de prohibirlas directamente como deberían. Que pa eso les pagan, digo yo.
Ya había visto yo varios anuncios televisivos donde te animaban a hablar por los telefonillos aunque no tuvieras nada que decir, y comprar teléfonos, tarjetas y todo tipo de cacharritos con ventajas para hablar con quien no tienes ni ganas: "Si eres de Amena... para los que sois de Vodafone...", pero pensaba que existía (aún) esa mentira paleocristiana del libre albedrío. Resulta que vas a cualquier tiendecilla de teléfonos de cualquier sitio, gran ciudad universal, capital de nación o poblacho y allí está, reluciente, la cola de gente presta a gastarse los dineritos en un pequeño aparato para hablar con el prójimo, previo pago de un pastón, claro.
Aunque yo las colas que veo en esos sitios más me indicaban que allí repartían algo gratis, luego resulta que no era exactamente así. La gente firma contratos leoninos como el que bebe agua: es el primer síntoma de que hemos pasado de sociedad en desarrollo a sociedad plenamente del rollo, mucho rollo. ¿Tarjetas de prepago, para que no te controlen? No, hombre, por contrato y banco, que te regalamos un Nokia o un Kawasaki o un Rotweiler o lo que sea, pero con mogollón de megapíxeles y reproductor de eructos y politonos de colores y la hostia en verso y/o en prosa.
Ahora salen anuncios de telefonillos por toneladas, gente alegre portando revolucionarias banderas verdes, rojas o azules, dependiendo de si son de Amena, Vodafone o Movistar. Antes la gente sacaba las banderas para reivindicar ideología; ahora es la ideología del Tres En Uno la que impera, Un Sólo Hablador que son Tres, como el misterio de la Santísima Trinidad. Y parece que te los regalan comprando cuarto y mitad de chopped, pero noooo. Eso es, habeis dado en el clavo: Eres de Movistar, de Amena o de lo que sea, eres, es decir, perteneces. Eres un puto hablador que pagas por hablar. Esto se lo dices a un griego de la época de Diógenes y se caga en todo, pagar por decir tonterías, a lo que hemos llegado es al culmen de la civilización, a ser propiedad una de las tres compañías que te permiten hablar, y como se te ocurra, en un ataque de lucidez, abandonar o ponerles los cuernos con la competencia, nada de perdón, multa, castigo.
Lo mismo dentro de X años somos tambien propiedad de la compañía del Gas o del Agua o de Tabacalera o de Volkswagen o de lo que sea, porque lo que cuenta es ser de algún sitio o de algo (hijosdalgo), que no nos confundan con un hideputa o algo así medio chungo.
Últimamente sobra caradura entre el mundo publicitario para copiar ideas de otros. Es el caso del Banco Santander y su campaña para renovar la imagen de banco de viejos que arrastra. Bajo la palabra Confianza me ponen a un chiquillo igualito que el de la portada del disco Nevermind de Nirvana, pero sin el anzuelo con el billete original.
Y luego me comentan: Queremos ser tu banco. Les ha faltado la segunda parte: ... para que el resto de tu puta precaria vida de hipotecado te saquemos hasta los hígados. Paga, pobre cabrón, o no haber nacido. Qué poco originales. La confianza da asco, dicen. Pues eso.
Magazine del diario madrileño El Mundo, domingo 11 de diciembre de 2005, número 324, Extra Navidad, voy pasando por el catálogo de los conceptos de vida que me muestran lo que hay que comer y beber, lo que hay que regalar, lo que hay que escuchar, que leer, lo que hay que resacar. Llego a la página 48, sección de Moda, fotografía que ocupa toda la carilla. Sale un tal Hugo, sevillano, guapo y presunto artista cantaor o cantante de Al salir de clase o Gran Hemano o alguna cosa así importante de la tele, luciendo algo de ropa y un tatuaje.
A todo lo largo de su brazo izquierdo y en letra mitad Cacaolat mitad penal del Puerto de Santa María se lee: Remedios. A lo ancho del resto de su cuerpo inmaculado, acompañando melenita futbolera y mirada tierna de modelo famoso que-se-come-el-mundo, tres prendas: camisa semitransparente (676 euros), debajo camiseta de algodón jaspeado (110 euros), ambas de Hedi Slimane para Dior Homme, y pantalón tejano con tachuelas de Roberto Cavalli (2113 euros).
Miro otra vez el precio de los calzones: dosmil ciento trece , no es una errata tipográfica, unos tipos que grafican con ratas, quizá. Y aquí, como es lógico, ya es cuando dejo mi parte Dr. Jeckyll y paso directamente a ser Mr. Hyde con un cabreo de agárrate, que ya tiene mérito que a uno que está leyendo tranquilamente el periódico en su casa algo que no sean facturas, contratos e hipotecas se le ponga tan de mala leche con una foto y unas letras, pero se puede, si señor que se puede.
Pasando por alto la pinta de matao robaperas pero con mánager que gasta el pavo, lanzado directamente al estrellato de la más profunda imbecilidad humana, ignorando la sarta de pamplinas vomitivas y de colorines que intenta la baboseante revista venderme hasta ahora como cosas para estar a la moda esta navidad tan entrañ... tan bonita, en este tiempo de paz, amor y todas esas palabras que dicen que son propias de este tiempo, hago las cuentas y observo que los tres trapos medio sucios y andrajosos que anuncia el susodicho personaje suman la preciosa cifra de 3000 euros, quinientas mil pesetazas, tanto dinero como para que un par de familias de varios miembros subsistan durante meses, incluyendo alojamiento, vestuario y manutención.
No se me ocurre otra palabra: hijos de puta. 3000 euros una camisa y un pantalón roto. Cuánta pornografía, de verdad. Qué poca vergüenza poner esa mierda ahí, a la vista de todo el mundo, sin un triste aviso como el que ponen en los discos de rap, ojo, textos e imágenes explícitas, no intente hacer esto en su casa, algo así. Y luego, en el mismo suplemento, un pequeño anuncio donde una ONG pide diez euros para hacer un pozo que lleve agua potable a un pueblo de Mali. Y ya es cuando, no sé por qué, se me quitan las ganas de seguir leyendo, de escribir, y sobre todo, de comprar más periódicos que no sacan más que la puñetera vida real.
Ciertamente, los ideales de justicia social etcétera están de capa caída. Pero Uno, en sus cortas luces, y aún no habiendo tenido padres jipis que se revolcaran en Woodstock comiendo tripis y follando en el barro, ni abuelos anarcosindicalistas en 1937, pensaba todavía que algunas palabras no cambiarían de significado tan rápidamente. Vamos, llegar Wojtila y Gorbachov, echar cuatro broncas al público y hacerse el mundo entero capitalista, todo en un santiamén.
El Banco Santander saca una hipoteca a pagar en 40 años, destinada a criaturas que quieran adquirir su primera vivienda (y la última, digo yo), y cuyos pagos no supongan grave perjuicio mensual en su economía. Revolución no, Super-Revolución.
40 años viéndole el careto al acreedor de la ventanilla, deseandole feliz navidad, dándole las gracias por ser tu prestamista. Lo bueno que tiene esto es que, con un poco de suerte, tus nietos terminarán de pagarla, y así cumples con el primer mandato familiar: evita que tus descendientes dilapiden tu fortuna y vive a todo tren. Tengo un amigo que dice que su primer hijo tendrá que ponerse a currar a los siete años para pagarle alquiler, y si no, a la puta calle. Es la Super-revolución, copón.
Si viera a Botín cavando pies de olivos y comiendo bocadillos de chopped... ah, señor, entonces sí que me creería la propaganda revolucionaria y me apuntaría ahora mismito.
Parece que hay bastante follón entre los usuarios de automóvíles, sobre todo aquellos que se van siempre cagando a velocidad de la luz, por un anuncio de la Dirección General de Tráfico española en el que se compara a los que conducen los coches a más de 140 km/h con el famoso asesino Charles Manson.
Interesante anuncio éste. El escándalo no viene, al parecer, por la forma que tiene este organismo gubernamental de alertar a los ciudadanos sobre los peligros de la conducción temeraria, ya que vistos los anuncios anteriores, lo único que hace la DGT es precisamente eso, llamar la atención. Por otra parte esa es su obligación, para eso cobran de los impuestos de los borreguitos de a pie.
Lo que no soporta mucha gente es la moralina que gasta este tipo de propaganda pública. A mí también me repele, porque entre otras cosas prácticamente te dicen que si te pasas un pelo te va a caer un paquete de cárcel que agárrate. De por qué se permite la venta de estas máquinas de correr a doscientos, que también es responsabilidad estatal, de eso ni una palabra.
Aquí en este comentario liberal se explica por qué causan ardor de estómago estos anuncios. "Si alguna vez me sorprenden violando sus absurdas y caprichosas normas, que me impongan la sanción que me corresponda, pero que no me juzguen moralmente y, sobre todo, que no me insulten". Vale, que no nos insulten, pero amigo, si te parece que limitar la velocidad de circulación es una norma absurda capricho de este gobierno... pregúntale a los que van tan tranquilos y que tienen la mala suerte de topar con cada uno que se salta la mediana por no controlar el coche.
Me preocupa que aún hoy haya gente que crea que, por el hecho de conducir una máquina tecnológicamente avanzada y que el propietario sea bastante diestro y fiable en su manejo, el estado debería permitir que por las carreteras haya coches a velocidad ilimitada. Creo que comportarse responsablemente en el manejo del coche es otra cosa: los conductores, en su mayoría, no son ni asesinos satánicos ni Farruquitos atropelladores que luego huyen. Porque claro, al mando de un carro 4x4 lleno de defensas de acero, los muertos son siempre del otro lado, de la parte de los coches baratos.
"Él sabe lo buena que está". Claro, con frases como esa, a ver qué va a ser el chiquillo de mayor, pajillero como mínimo, por supuesto, y eso sin contar las pelas que se va a dejar en revistas y pelis porno...
Y sin pedirle opinión al padre. Vamos, vaya sociedad de viciosos que estamos organizando. El acabose, rediós.
La Jornada Mundial de la Juventud (supongo que se referirá sólo a la Juventud Católica, no al resto) en Alemania supone una prueba más para SS Ratzinger XVI en la lucha por seguir el apoteósico y singular camino marcado por el anterior inquilino vaticano en cuanto a liderar un movimiento de masas conservador hasta las trancas pero guai en el estilo, haciendo del Papa romano una mezcla de estrella de rock protestón, dj pastillero de discoteca de pueblo, manipulador de espectáculos teatrales, gurú new age pasado por agua, y poniendo a los problemas la sonrisa y la otra mejilla del enteramente inocente, todo ello aliñado con un buen fajo de billetes y el glamour de las sociedades secretas de unos pocos elegidos. Sí que mola.
El problema es que este Papa alemán va a tener que currárselo mucho para superar los índices de audiencia del anterior (futuro santo por vía urgente e intravenosa); ni haciéndose sesenta divinos liftings pega en la cámara como su predecesor.
Será por ello por lo que en estos castos y alegres días de confraternización de la muchachada seguidora de Chus el Jipi (aparte de que espero por su bien que no haya un puto condón entre los cientos de miles de criaturas, y todo sea rezar y cantar, ejem), el nuevo Papa otorgará indulgencia plenaria a todo aquel que participe en las jornadas y cumplan además los preceptos de confesión y comunión. La indulgencia plenaria está bastante bien para todos aquellos pecadores que a última hora se arrepientan y, de esta simpar manera, no tendrán que pasar por el Purgatorio caminito del Cielo a la hora de nuestra muerte, amén.
Me recuerda al servicio militar obligatorio de hace unos lustros, cuando los hijos de los ricos no iban porque sus papás pagaban a un pobre para que los sustituyese. Esto es mejor incluso, ya que además de que el concierto sale gratis y te dan bocadillos, encima te vas a tu casa divinamente, con un pase de preferencia para la diestra de Padre, sin pasar por la casilla de salida y cobrando (supongo) lo menos veinte mil , que esta gente no se anda con miserias.
Y si te sobra la pasta, pues nada, a jugar a los banqueros, que aceptan Visa.
No es lo mismo tener dinero de sobra como para gastarlo en máquinas de atropellar gente que ser pobre e ir en transporte público.
Tampoco es lo mismo ir por la vida pisando a la gente que ser pisado. Esto de la libertad de ir a doscientos por hora debe ser fascinante.
En la antiguedad, los abuelos servían principalmente para cuidar a los niños pequeños de la casa cuando los padres estaban de boda. También aportaban al hogar el punto de experiencia que a los sufridos hijos y nietos les faltaba. Lo mismo te enseñaban a ordeñar una cabra que te cambiaban la instalación eléctrica de la cocina que te recitaban la tabla de reyes godos de atrás palante y viceversa. Y todo ello de gratis.
Ahora ya los abuelos (y sobre todo las abuelas) pasan a protagonizar los principales programas de la TV, las películas y los anuncios publicitarios. "Sí, para reírnos los demás de ellas". Sí, si, para reírnos, pero ahí están, hablando por las tardes de sus relaciones sexuales, de lo sinvergüenza que es su nuera o de lo bien que nadaba Esther Williams en las pelis de los cines de verano de su juventud, divino tesoro. Y el que haya estado en un hotel de los que suelen acoger viajes del Imserso podrá corroborar los líos de camas y fiestorros que se montan. Si Nacho Vidal entra en una habitación donde haya botellón de jubilados se le cae la picha al suelo del susto.
He contabilizado en dos semanas más de seis variantes de anuncios supuestamente graciosos (alguno lo es, ciertamente) en los que el protagonista es un anciano haciendo cosas que no debería, por su edad, y porque así se lo han mandado los que mandan. Aprender a conducir siendo más cegata que Ray Charles en un anuncio del Marca, destrozar una red informática enterita en un anuncio del cupón de la ONCE... Esta empresa de los ciegos, anteriormente llamados invidentes, y ahora de nuevo ciegos, tiene habilidad para conseguir un punto humorístico en casi todas sus campañas, igual que pasa con la Primitiva y su perro Pancho, de tal forma que la mayor parte de las ocasiones no recordamos qué lotería me están vendiendo. Utilizar las limitaciones, taras y discapacidades de los demás siempre ha tenido muchos partidarios entre nuestras filas de chistosos y creativos.
Y eso por no hablar de los abuelos en plan serio que les dan pizzas Tarradellas a sus nietos para que coman fetén, o los viejos de Lanjarón que venden agua mineral haciendo Tai-Chi, y muchos más que ahora no recuerdo.
Nada que no esté ya inventado, por supuesto. Como aquella inolvidable portada de Panzer de los años 80. Como esos equipos de fútbol españoles, que cada uno tiene su 'abuela' a la que meten en el vestuario a refregarse con los chorbos furbolistas cuando celebran el ascenso.
Cada maestrillo, por lo que se ve, tiene su abuelillo.
La compañía de Bill Gates lanza al viento una ristra de propaganda para que la gente confíe en sus productos, en estos tiempos tenebrosos en los que hasta algunos gobiernos aconsejan a sus ciudadanos no usar software del monopolio microchof.
La campaña lleva como lema Tu potencial. Nuestra pasión, y salen unas fotos muy graciosas con dos criaturas oficinistas desactualizadas con corbata y cabeza de dinosaurio, diciendo: "Uno de estos días deberíamos actualizar nuestro Office97", a lo que el otro tiranosaurio de las teclas contesta: "Quizás ahora es un buen momento". Todo muy surrealista y fliposo, parece que el bueno de Bill aún guardaba los tripis de su juventud en el cajón de la mesilla. Y que (esto es lo malo), dichas sustancias estaban evidentemente muy caducadas, de ahí lo rompedor de esta campaña.
Si no fuera porque sé de buena fuente que los de la Guarra de las Galaxias utilizan desde siempre Macintosh, diría que Lucas y su compañía se han puesto de acuerdo con la macroempresa del Windows para relanzar la creencia en el espíritu y las capacidades del hombre. "Tu potencial. Nuestra pasión", dice. Y encima registran esa frase como marca registrada (Trade Mark) en la oficina de patentes de EEUU y de otros países. Lo pone claramente en la letra pequeña de los anuncios. O sea, cualquier día de estos digo una blasfemia que se le pongan al lector los pelos de salva sea la parte como escarpias, la patento, digo que es mía y tan contento. Nadie más va a poder utilizarla para nada. Un puto genio, igual que los del laboratorio farmacéutico que patentan plantas curativas del amazonas. Si señor, tu potencial, demencial.
Con dos cojones, Bill, cómete a todos esos jipis hackers muertos de hambre del pingüino.
China gobernará el mundo porque en Europa y en los EEUU todavía no se han enterado de que si me compro unos lápices Alpino o unos rotuladores Carioca, y me duran toda la vida, (como es mi caso, que tengo una caja desde que era chico y todavía pintan, los heredarán mis hijos y luego mis nietos, y seguirán pintando), no hay negocio. Los rotuladores chinos que venden en las tiendas de todo a cien ya vienen gastados de fábrica. Es lo lógico.
Las cosas que hacen los chinos son tan malas que estoy completamente seguro de que hay un departamento en cada industria encargado de supervisar que los productos son realmente malos, porque si fueran buenos y duraran mucho se acababa el chollo. Esta forma de marketing la inventó el que inventó los pañuelitos kleenex.
Reconozco mi pecado: mea culpa. Soy un intransigente. Todavía no han pasado 48 horas de la elección del Papa Ratzinger y ya estoy con los prejuicios, que si pasado nazi, que si inquisidor, que si ya estaba todo preparado desde hace años (lo cuenta un paisano de León que tiene una carta de hace unos meses en la que el nuevo pontífice firma como 'futuro Papa Benedicto XVI', que modestia la de Nuestro Señor)...
Vale, soy intransigente y pecador.
Como muestra de arrepentimiento, no vaya a ser que me muera mañana y, teniendo en cuenta la infabilidad papal, me pase el resto de la eternidad en el puto infierno, con lo poco que me gusta a mí el calor, aquí hago examen público de conciencia y digo que este Papa es más guay que el copón. Y si no, mirad la página de su club de fans, en el que he pedido alta inmediata, como debe ser.
Y para que no quepa la menor duda, a partir de ahora veré todos esos programas religiosos de la tele de los domingos por la mañana, y La Granja de los Famosos y Aventura en África y Gran Hermano, en fin, todos esos en los que la gente cuenta sus cosillas en confesionarios, que no se diga que soy un impío y un infiel. Soy más fiel que mi perro, joder, y por dinero hago lo que sea.
Es normal que los ejecutivos de esta empresa de mil millones de clientes (gente como yo, bautizados sin que nos pidieran opinión) elijan como presidente al cardenal Ratzinger, un antiguo miembro de las Juventudes Hitlerianas reconvertido en cura y que hasta ahora ostentaba el cargo de jefe de la Santa Inquisición. Creería por primera vez en los milagros si ese grupo de iluminados hubiera elegido a Küng o algún cura rojeras de esos que las pasa putas en África o en la India, pero no, me quedo como estoy.
Ahora entiendo por qué los mismos cristianos llamaron a Giuseppe Roncalli, (Juan XXIII, el de aquellos prodigiosos años sesenta), el Papa Bueno. Es que, por exclusión y por lógica lingüística, el resto de pontífices habían sido todos más malos que un rajón, una banda de maleantes que, por supuesto, no creía en más dios que en ellos mismos. A lo mejor el Juan Pablo I era del mismo palo bondadoso, humilde y honrado, pero a los treinta días le dieron el pasaporte. Son las cosas que pasan por creer que la solución a los problemas pasa por el diálogo y la justicia social.
Si señor, la Historia tiene su lógica. Enhorabuena, Hitler va colocando poco a poco a los suyos cincuenta años después de muerto.
A petición de la mitad de mi familia, intento investigar algo sobre un anuncio que ponen ahora en la tele donde el cantaor jipi Melendi nos dice que "éste es el chocolate que máj me pone". En principio, como el anuncio lo hace un miembro famoso de lo que los borreguitos de a pie consideramos antisistema, pensamos: 'Otro que le sueltan una bolsa de billetes y se cambia de bando'. Porque eso de que todos tenemos un precio no es que sea una de las certezas que tengo, es que es lo Único que sustenta esta mierda.
Pero luego, pasada la fase de prejuicios, me pongo a mirar las cosas por el lado bueno, con afán científico y a la vez porculero, como William de Baskerville en El nombre de la rosa:
...
Pregunta: ¿Es ético que un jipi defienda a un magnate?
Respuesta: No entiendo la pregunta, formúlela de otra manera
Pregunta: ¿Dice don Ramón Melendi en algún momento que compremos esa chocolatina?
Respuesta: No, dice que a él le pone, de lo que hagan los demás, ni papa.
Pregunta: ¿Hace apología de la droga?
Respuesta: No, hace un chiste, un juego de palabras (bastante burdo, por cierto). En ningún momento dice que fume porros, aunque en este caso y como la honra de la mujer del César, se le supone.
Pregunta: ¿Han comprado a Melendi los capitalistas?
Respuesta: Sí, igual que a tí y a mí y a mi perro cuando le pongo en un cuenco las sobras de la paella y en otro Pedrigree Pal, pues que se va de cabeza a por lo capitalista, joder.
Pregunta: ¿El producto que anuncia es una mierda?
Respuesta: He aquí el quid de la cuestión... La barrita de chocolate Tokke y, en general, todos los productos de Cadbury, están buenos de sabor, y se ve que son de calidad, por lo que son más caros de lo normal. Peeeeero amigos, esta empresa está en la lista negra de Greenpeace porque emplea alimentos modificados genéticamente para elaborar sus productos. Otras empresas, a raíz de esta polémica, han cambiado su política de producción en los últimos años.
Nestlé, por ejemplo, ha pasado de ser una empresa de granujas que regalaba polvos sustitutivos de leche materna a países pobres de África, con intención de que los bebés se convirtieran en adictos consumidores y expandir puercamente su mercado, a ser un ejemplo de transparencia y solidaridad, por lo que parece, y de estar en la lista roja de alimentos transgénicos de Greenpeace en marzo de 2003 ahora ya tiene su visto bueno, es decir, que ya son guais y sus chocolates y comidas respetan el medio ambiente, o eso dicen ellos.
Resultado: que cada cual piense y haga lo que le dé la gana, pero que el chocolate Tokke, desde que me enterado que está hecho con transgénicos, como que no me pone. Bajaros y estudiaros la Guía Roja y Verde del grupo ecologista para ver qué bazofia papeamos, que todo es capitalismo, pero por lo menos algunos lo camuflan y parece que hasta se puede comer.
La enciclopedia dice del vocablo Flan: Plato de dulce que se hace mezclando yemas de huevo, leche y azúcar.
Es un postre que para su consumo tienes que seguir tres pasos: elaboración, volcado en el plato y degustación. El eructo post-consumo agradecido no entra dentro de este apartado. A mí la fase que más me gusta es la primera, y aunque soy más tradicional que Arias Navarro diciendo entre sollozos aquello tan elegante de: "Españoles: Franco... ha muerto", y preferiría cocinarlo de manera artesanal, rompiendo huevos y usando ollas, a la hora de la verdad bajo al supermercado y compro unos polvos con aditivos, colorantes y conservantes que luego, al mezclarlos con leche hirviendo, resultarán ser un espléndido flan de esos nerviosos que se mueven como tales, un invento siempre presto a ocultar las tortuosas relaciones entre lo sólido y lo líquido.
Ahora los comedores de flan compran el producto de la multinacional Royal, pero hace poco había dos o tres marcas cuyos envases y nombres eran un homenaje al kistch hispánico o a las películas de Almodóvar o Berlanga, como el tambor de Colón o el tapón de porcelana de la botella de la Casera. Marcas que eran promesa de experiencias exóticas y/o lujuriosas: Flanín el Niño, el Chino y Potax. Sobre todo llama la atención todavía la persistencia del envase del flan del Chino, una caja azul en la que un mandarín de largas uñas te invita misteriosamente a los paraísos artificiales, no sé si de la gastronomía dulcera o de un fumadero de opio.
Hay gente que no se resiste a la parte en la que tienes que echarle el caramelo líquido, que viene en sobre aparte y que tan difícil es de abrir la mayor parte de las veces.
Y chuperretear al final de la ingesta ese caramelito marroncillo, ese fin de fiesta es una de las cosas que una persona debería probar al menos una vez en la vida. Eso sí, sin mirar las letras de los ingredientes.
Notas relacionadas:
[ Grandes misterios de la humanidad (1): Las papas Pringles ]
[ Grandes misterios de la humanidad (2): Las chanclas ]
Ya he dicho otras veces que el deporte profesional es una contradicción en los términos, una aporía. En el fondo se acerca más a la guerra y al simple intercambio mercantil de productos entre ejecutivos de empresas obesos, fumadores y viejos zorros de la economía y el derecho que al espíritu lúdico y saludable que se le supone.
Las olimpiadas, los desfiles de banderitas, los himnos, la entrega patriótica de las humillantes medallas a los vencedores, los campeonatos mundiales de fútbol o de petanca en pista cubierta, las fratrías de gente furibunda, ruidosa y coloreada para la ocasión delante de la televisión en la retransmisión de cualquier enfrentamiento, su carácter extraño, a medio camino entre las hordas pintorreadas de Braveheart antes de comerse al enemigo y el puro carnaval fiestero, todo ello hacen del deporte algo que me resulta fascinante desde un punto de vista antropológico, porque igual que los temas literarios principales se repiten una y otra vez por los siglos de los siglos, cambiando las formas y el estilo (si acaso), las pasiones por las que se mueven las masas tampoco han cambiado mucho desde Juvenal y su pan y circo, o antes: guerra y territorio, no sé en qué orden.
Y sobre todo eso: orden. Es lo que deben pensar los responsables públicos del Ministerio de Defensa español al soltar sus buenos billetes para patrocinar las camisetas de las triunfantes seleciones nacionales de atletismo o balonmano: que como ya quedan pocas cosas que unan a la gente alrededor de la palabra España y sus colores (aparte de las borracheras en las fiestas mayores de los pueblos, las procesiones y el bonito espectáculo taurino), pues nada, que cada vez que logren estas criaturas una victoria humillando al vecino, sobre todo Francia, Inglaterra o Italia, se vea bien el logotipo de las Fuerzas Armadas en el pecho ardoroso y atlético de los héroes.
Y más ahora que parece que ni dios se apunta al ejército, quizá porque la mayoría de los borreguitos de a pie que antes íbamos por cojones a pegar barrigazos con el cetme y a oir misas de campaña en mitad del campo ya no sentimos más colores ni más patria ni más himno que los politonos y las lucecitas de Amena, Vodafone o Movistar.
...
Españolito que vienes al mundo
te guarde dios,
una de las tres telefónicas
ha de partirte el corazón
...
En cualquier caso, mucho mejor gastar el dinero militar en publicidad, como CocaCola o McDonalds que en tanques. Así pues, se lo agradecemos los de aquí abajo aunque no seamos (espero) jamás sus clientes. Lo que no creo es que patrocinen a un equipo ciclista, no vaya a ser que se vean metidos en un caso de tráfico de pastillas, anabolizantes u otras drogas euforizantes que usan algunos para subir el Tourmalet en diez minutos. Recuerden la primera ley: la guerra es una cuestión de honor, nada de hacer trampas. La segunda es que lo importante es participar, como en Waterloo, pero ésta nadie la cumple.
Notas relacionadas:
[ El ruido y las nueces (o El ruido y la furia, o El orgullo y la pelota) ]
[ Duelo de pamplinas deportivas ]
[ Olimpiadas 1 ]
[ Olimpiadas 2 ]
La nueva campaña publicitaria de Levi's utiliza pasajes de El sueño de una noche de verano para vender pantalones.
Muy original sí que es. Oir a Shakespeare en estos tiempos en la tele siempre es de agradecer, incluso a ritmo de rap.
Dicen que la empresa Levi's está arruinada, y que de esta forma, gastándose una pasta en arte y propaganda, recupera su imagen de innovación y diferenciación, la que hizo de los Levi's los pantalones que marcaban tendencia hace treinta años. Comenta un directivo de la empresa:
"En el anuncio, el protagonista es increpado por una pandilla callejera por el estilo de sus pantalones. Él, impasible, manifiesta en lenguaje clásico ante la cámara (cosa que la compañía hace por primera vez en su historia publicitaria) sus pensamientos, que representan los valores que caracterizan el producto: seguro de sí mismo, inconformista, original y atrevido".
En mis tiempos llevar Levi's o Wrangler era cosa de poderosos y modernos, mi madre me compraba pantalones del mercadillo, los más cutres y chungos, los Pivot sobre todo, y yo tan tranquilo. Porque tampoco conocía al Shakespeare, ese enamorado.
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Diálogo (Versionado gracias a shelbb):
Él piensa :{ Advierto su vileza. Quieren que quede como un asno... }
Malo dice : Pandero
Él piensa : { ...para asustarme si pueden... }
Malo dice : Estáis cambiado, ¿ qué veo en vos ?
Él piensa : { ...pero de aquí no me moveré }
Él dice : ¿Qué es lo que véis?, véis vuestra cara de asno, ¿no?
Él piensa : { De un lado a otro caminaré y cantaré... }
Ella dice : ¿Qué ángel me alzó de mi lecho de flores ?
Él piensa : { Que no les temo demostraré }
Ella dice : Os lo suplico gentil mortal, cantad. Prendado esta mi oido de vuestro sonido, tan conmovidos estan mi ojos por vuestras formas .... que os amo.
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Siempre he pensado que entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX se hicieron los carteles publicitarios más bonitos, más llamativos, con más imaginación. Lo que viene después es propaganda, normalmente zafia, las rotulaciones de los camiones malísimas, la utilización de la tipografía en la calle, pésima, las campañas institucionales o políticas, faltas de originalidad, los carteles feos.
Esto sin duda supera con creces a esta época de decadencia publicitaria. El impacto, el mensaje, lo real. Es el retorno de la Verdad a nuestras calles. Señores perritos, obliguen a sus amos a que hagan sus necesidades en casa. Que salgan ya meaos, vamos.
Dicen que los poetas de la generación del 27, tras el homenaje a Góngora, se bebieron unas cañas y se mearon en las paredes del edificio de la Real Academia de la Lengua. La Docta Casa aguanta lo que sea.
Lo normal es que antes de comprar en un supermercado hagas una lista de las cosas que necesitas, sobre todo del papeo, pues de todos es sabido que no se debe ir a comprar comida en ayunas, ya que la barriguita vacía es el peor aliado del ahorro en una casa decente, y la puerta también para que tengas que tirar productos que luego se te ponen malos en la nevera sin tocarlos, porque antes entra se llena el ojo que el estómago, y antes también enhebrará un rico una aguja en el reino de los cielos que un camello... o una aguja le entrará por el ojo a los ricos, o algo así, que yo de refranes y de biblias entiendo poco, lo suficiente como para no ir a misa desde los 9 años (porque ya me lo sé, no por ateo, ojo, Señor, no me dejes fuera de Tu reino, donde corre el vino y hay tantas agujas y camellos y tanta fiesta, por lo que se ve).
Bueno, pues antes yo hacía eso: una lista de cosas que comprar. Ahora me he dado cuenta de que al final, aunque la lista fuera de cuatro o cinco cosas en letra Arial Black mayúscula de 24 puntos sacada por la impresora, siempre me olvidaba algo, los macarrones por ejemplo, al hacer macarrones. Compraba el pimiento (tripartito, rojo y verde), el tomate, el atún, el orégano, el queso rallado, la carne de pollo... y cuando ya estaba hecha la salsa y puesta la olla con su litro de agua salada hirviendo... ¿¿¿dónde has metido los macarrones???... En la lista, claro.
Y otra vez en mi casa se come pizza de casa Tarradellas, el de Ja soc aquí!.
Pues ya no me pasa, ahora la lista la hago de cosas que NUNCA comprar. Eso es lo que hago, bajo al supermercado, y me siento mucho más feliz llenando la cestita o el carrito con lo que me da la gana, libre como el tío de Amena. Espero que cada cual ponga abajo en los comentarios sus experiencias para que todo el resto de criaturas consumidoras las compartamos.
Por ejemplo JAMÁS compreis pepel higiénico del Carrefour, aunque venga en un paquete de 64 rollos al precio de 3. Si no estais seguros de la baja calidad de este producto haced como yo, que voy a casa de un amigo, lo saludo, me meto directamente en el wáter y me llevo una muestra del papel, pongamos medio rollo (con esto es suficiente para un culo estándar), apunto en un post-it la marca, y posteriormente en mi casa hago el test de evaluación de calidad tras haber ingerido medio litro de garbanzos con cola-cao y pimienta negra en abundancia. Si no tienes colacao lo puedes sustituir por anís La Castellana, porque el efecto es prácticamente el mismo, instantáneo. A los diez minutos sobreviene la ansiada diarrea y ya se puede empezar a catar, con conocimiento, este experimento te permite usar las muestras de papel a analizar, y entonces comprar en consecuencia, científicamente, con la cabeza.
Otro producto que está en mi lista es la cerveza barata del Descuento Dia. No es que sea mala, es que simplemente no tiene ni siquiera pintas de ser cerveza. Lo que hay que hacer, si ya has comprado una caja de esas de 24 latas atraído por la oferta de precio, 15 céntimos la lata y, todo hay que decirlo, porque estás pelao de ebros a fin de mes (ojo, sólo en caso de mucha necesidad), es beberse antes de dichas cervezas medio litro de vodka Eristoff de ese que te regaló tu padre hace cinco navidades en dos tandas y sin mezclar. Luego, beber lentamente la cerveza del Dia, en cuyo caso nos parecerá estupenda, y asunto solucionao.
Comprar científicamente, con la cabeza, joder, como yo.
Ya he dicho muchas veces que lo que más me gusta de la televisión son los anuncios, en ningún sitio se aprende tanto. Ahora dos bandos irreconciliables luchan por eso que se llama ética televisiva, armados tras los tanques filosófico-mediáticos de Karl Popper, Juan Cueto y Gustavo Bueno.
Por un lado los guardianes de la moral, quienes son favorables a prohibir los espeluznantes contenidos de la tele-basura, y por otro los cancerberos de la libertad, para los que nada que debería limitar el sacrosanto derecho a elegir qué tipo de bazofia consumimos por los ojos y otros escabrosos y recónditos agujeros del cuerpo humano y/o animal.
Sí, es cierto, existe el botón de OFF, para quienes no gusten del aparato y deseen intoxicarse con otras drogas como el amor o la cólera, o pasar directamente limpios e inmaculados al Juicio Final Después de Muertos. También es verdad que quién controla la televisión controla el presente, el pasado y algunas partes del futuro, pero eso a estas alturas de la película (me parece) no le importa a nadie.
Solución al problema:
A) Me como unas gambas.
B) Me emborracho.
C) Me gasto el dinero de mi familia en inversiones fraudulentas.
Como se puede observar, no sólo de rayos catódicos vive el Hombre.
Europa es muy bonita. Me lo dice la gente por la calle. Hay dinero e industria y cultura y gastronomía y deporte y salud por todos lados. Por eso vienen los de las pateras, más que todo, porque es un continente elegante a la par que sencillo y discreto. Lo de las guerras mundiales y Hitler y Stalin fue un desliz, y lo de Franco y lo del resto, vamos, no nos pongamos a juzgar el continente por el contenido ni el cesto por la manzana podrida. Y hay democracia, qué coño, para eso la inventaron los griegos. Y civilización y urbanidad, para eso estaba ahí Roma. Por haber hay hasta osos, pocos, pero alguno hay.
Tiene dentro un país donde comen pizzas y macarrones y hay coliseos donde iban los soldados romanos y hablaban latín, y hay iglesias llenas de pinturas de Leonardo el del Código Da Vinci y los Ferraris ganan carreras y gente con camisetas de rayas cantan ópera montados en barcas que van por mitad de la ciudad y juega Dino Zoff en la Juventus, y a los malos los mandaron todos a Estados Unidos a hacer las películas del Padrino con Robert de Niro y Scorsese y Al Pacino y Dani de Vito, y sobre todo, tienen a un señor que es el presidente que se llama Berlusconi, y que es el dueño de la tele y que se alegra de que habiendo comprado a un juez nadie lo pueda meter en la cárcel porque su delito ha prescrito. Y eso no lo hace cualquiera, hace falta ser demócrata y elegante a la par.
Coño, un sitio así merece una visita, joder.
Me encuentro con la sorpresa de que alguien, desde el Google peruano, ha llegado a esta página buscando los términos humanidad de mierda... lo cual me ha llenado de una inmensa paz, puesto que por fin tengo un alma gemela en algún lugar de este basurero llamado Tierra.
La democracia norteamericana ha decidido que pierda las elecciones el candidato de la derecha JF Kerry en favor del de la ultraderecha Bush, el archienemigo del terrorismo mundial al que Bin Laden echó una manita en el tiempo de descuento con sus amenazas a Occidente. Se necesitan mutuamente, casi diría que se aman en silencio, sin duda, si no existieran tendrían que inventarse para que todo siga funcionando como está previsto y escrito, las guerritas, la compraventa de armas, la industria de la muerte, el espionaje, la destrucción de los pobres, el petróleo, los trapicheos y apaños entre las familas ricas de sus países... La gente ha hablado, nada de rectificar errores, póngame vd. un poquito más de lo mismo... ¡Supersize me, Bush!
El Dios y el Alá, sus jefecillos, ya lo dejaron claro en sus respectivos best-sellers la Biblia y el Corán: "Todo está escrito".
Por mucho que me esfuerce creo que nunca llegaré a entender la razón por la que los actores y actrices que salen en los anuncios de jarabes son extremadamente feos. ¿Acaso los guapos no se resfrían?
Mucho mayor este misterio que el del Triángulo de las Bermudas o el de los Caretos de Bélmez, dónde va a parar.
Cuando uno se dispone a ver una sesión de anuncios de la tele, lo mejor es estar preparado para diferenciar el mensaje de la técnica. Es lo que me ha ocurrido tras ver cuatrocientas veces el spot de CajaDuero, ese que dice poéticamente que te acompañará toda la vida... que conocerá a tus hijos y a los hijos de tus hijos, y que siempre estará ahí, pa lo que necesites.
La primera vez que lo vi creía que estaba delante de un anuncio de compresas, todo azulito, limpio, tranquilo y manso... luego salieron imágenes de gente casándose, enseñando sus chiquillos en el tomavistas, alegría... "¡Hostia, que esto es publicidad de coches!"... pero no... la voz en off te va predisponiendo el cuerpo para el lloro y la reconciliación, el canto a la vida... ¿Será una campaña para vender los libros de Julio Llamazares y José Luis Sampedro, esos tíos raros que hablaban del río como metáfora vital, no como basurero de industrias?
Pues no, al final sale gente bañándose en el Duero, que pasa por entre unos edificios como de Manhattan, vistos desde el helicóptero. Lo que anuncia es un banco (que desilusión, y a la vez: que maravilla), pues cosa harto difícil debe ser ésta de buscar analogías entre banqueros y bañistas de agua dulce, pero los publicistas lo logran. De forma parecida a los spots de la campaña contra el Alzheimer de Cajamadrid, este anuncio nos viene a recordar que, hagamos lo que hagamos, nuestro banco siempre estará con nosotros...
... en nuestra nuca, recordándonos que somos unos putos pobres que necesitamos creer que la vida y la historia son bellas, y que para disfrutarlas, lo mejor es pedir un crédito e hipotecarse hasta las cejas. Bonito mundo éste donde el estado asistencial lo prestan quienes mejor camuflan su cara verde amarillenta de especuladores y prestamistas, y encima les tenemos que estar agradecidos.
"¿Que pasa cuando un banco se cruza en tu vida?" debería ser el lema de este anuncio. Respuesta correcta: pues que no es una corriente de agua la que se cruza en tu vida, sino de billetes, lo que quiere decir que la has cagao.
Se llama marketing solidario a todas aquellas formas de vender una imagen o un producto apoyándose en valores cercanos a la justicia social, de manera que tanto empresa como sociedad se beneficien mutuamente.
Lo que decía el anarquista Kropotkin hace la tira de años, pero con el objetivo de ganar billetes. O sea, que tras siglos de injusticias, todos somos guais, que bien.
Hace unos años le pregunté a un delegado de Médicos Sin Fronteras por la campaña de apoyo publicitario-económico que les prestaba Pepsi-Cola, que por cada lata de su bebida que vendía donaba el 0'5 % de las ganancias a esta ONG. Me dijo que ellos aceptaban el dinero viniese de donde viniese, porque lo principal era mantener la causa, y para eso hacía falta el vil metal. "¿Ética capitalista? Llámalo como quieras, dame pan y dime tonto decimos nosotros", me contestó.
Que conste que me parece perfecto que un banco dé dinero para la investigación del Alzheimer, o que una marca de ropa done sus restos a niños de países pobres, o que los ricos hagan una Fundación para construir casas de acogida para inmigrantes... pero también creo firmemente tres cosas sobre este asunto:
Estos tres mandamientos se resumen en uno: si el fin de un banco es ayudar a la sociedad, extíngase, que estaremos todos un poco más tranquilos.
En muchas entrevistas a personas humanas de variado género y pelaje, he visto como ante una pregunta de carácter erótico la respuesta siempre tiene que ver con el fetichismo de los pinreles. (No me pregunten vds. por qué, si lo supiera no sería un gran misterio).
Las chanclas, si son de marca de prestigio, Camper por ejemplo, significa sencillez a la par que elegancia y un punto de jipismo ilustrado. Si son de mercadillo lo que deja ver es que eres un matao/ada que no tiene 120 ebros de mierda para sujetar decentemente el dedo gordo del pie con una cuerda, que cutres sois. Gastarse las pelas en este sofisticado instrumento de dominación es invertir en futuros polvos, eso seguro. Una chancla siempre viste más de lo que cuesta.
Lo que es cierto es que, en el tiempo estival, los pies suelen ser calzados de maneras extremas: o perfectamente ataviados a la última moda colorista o dejados de la mano del dios de los pieses, (que por las pintas debe ser el mismo que patrocina los quesitos tipo cabrales que tanto nos alegran este triste paso por la vita-vita-e), ese dios vengativo que hizo cinco dedos cuando en los dibujos animados pone claramente que con cuatro el cuerpo se sostiene perfectamente. Ganas de tirar material, digo yo.
Si, pero lo del erotismo pinreliano no lo averiguamos así se pongan delante el mismísimo Freud y Manolo Blanchik o como cojones se llame el zapatero ese de los ricos.
Las papas fritas, por definición, son anárquicas en su corte, unas son más pequeñas, otras más grandes, aquellas alargadas, éstas gruesas, con rugosidades variadas, y así las variaciones tuberculeras llegan hasta el infinito. La teoría del caos aplicada a la nutrición, lo que hace funcionar el mundo, vamos.
Pero de pronto aparece un subproducto bajo la denominación papafritil que supone la mayor revolución en la humanidad desde Galileo: unas papas fritas que van metidas en un bote y son todas perfectamente iguales. Se llaman Pringles, un juego de palabras entre pringao y pringue, todo muy apetecible. Si viera esto Aldous Huxley iría corriendo a comprobar que sus teorías del brave new world son tan ciertas como que dos + dos son cuatro, si el tiempo no lo impide, que dirían Einstein y El Niño de la Capea, famosos artistas y genios del relativismo, cada uno en lo suyo.
Y lo más sorprendente de que las papas Pringles hayan descubierto América con este subproducto carente de patatas reales entre sus ingredientes es que la humanidad entera vive al son de su musiquilla publicitaria, que te deja completamente fuera de juego, y si encima la acompañan de su logo, una cabeza humana bigotuda y decimonónica, anunciando un producto industrial tipo matrix, las papas fritas de los nuevos mundos virtuales, y si eso le añades el simpar soniquete de sus anuncios en televisión...
"Cuando haces pop ya no hay stop"
...entonces ya te das cuenta de que la humanidad se salvará del infierno por la vía de urgencia, ya no hace falta la religión ni las sectas ni el espiritualismo, lo que hace falta es entender el sentido pythoniano de la vida, y que cuando hagas pop ya no haya stop. Yo lo llevo intentando tres semanas y es verdad, he cogido seis kilos (y no hay stop), mámaaaaa, no quepo en el bañador por culpa del puto pop que no me deja hacer autoestop o lo que sea este bote de mierda misteriosa.
No entiendo cómo se puede uno contener cuando a una persona que está tranquilamente en su casa se le mete por la ventana del patio un cronista deportivo a través de la radio, con sus gritos y sus pitidos y su musiquita infecta y sus anuncios patéticos de puritos y coñacs, pero lo que me parece inmensamente misterioso es que la ciudadanía oyente no salga en grupo a linchar a los que, tras ganar la selección de Grecia la final de la Eurocopa a Portugal, dicen que "los dioses del Olimpo les han sido favorables a la salida de un córner".
Menos mal que este infierno se ha acabado, aunque luego vienen las Olimpiadas, precisamente en Atenas... y volverá a colarse en mi casa el soniquete de la neurona misteriosa: "No hay enemigo pequeño", "Los partidos duran noventa minutos", "Se han dejado la piel en el campo"... arrrrrgggh, no puedo con tanta originalidad, me muerooooo!!
Hace mucho tiempo que no hablo de fútbol, es decir, de la vida, como decía Albert Camus, que jugaba de portero en su juventud argelina y afirmaba que lo poco que conocía de la humanidad lo había aprendido jugando al balompié.
No quiero que se entienda esta nota como la última moda ésta que consiste en dividir el mundo entre la élite intelectual que considera todo el deporte la manifestación rancia del sentido gregario y borreguil (no social) del ser humano, siempre prestos a ser engañados y distraídos por el poder político a base del pan y circo del que hablaba hace veinte siglos Juvenal, y por otro los que consideran que el deporte es algo inofensivo y sano, tan sano como Ben Johnson, por ejemplo. Tampoco me apunto ahora al carro de los hipócritas y belicosos comentaristas políticos tipo Jiménez Losantos que arden en furia y ardor nacional, piden cortar cabezas del otro nacionalismo y que dicen que Expaña no tiene ningún futuro sin 'cohesión nacional' tipo Reyes Católicos o Franco, como demuestra el fracaso de la selección furbolera en los campeonatos mundiales o europeos o panmunicipales que se celebran ahora en Portugal, y luego ven los partidos exactamente igual que un hincha gritón, y espitoso, pintorreado hasta el culo, sintiendo por sus venas el fulgor de cada balonazo como venganza por las pasadas afrentas políticas, cada jugada como si fueran Pichichi o Pichurri o Kempes, manejados por el dictadorzuelo de turno, que les aplaude desde el palco y luego les dice: "Tu país te está muy agradecido".
Pero está claro que detrás de estas demostraciones de poder de las instituciones deportivas hay algo más, que no se puede explicar con una simple comparación histórica. Está claro que Jesús Gil jamás habría sido personaje político y alcalde de una ciudad sin pasar antes por la presidencia del Atlético de Madrid y sin salir todo los días en los telediarios: cada vez que hablaba de un árbitro hablaba de política. En Cataluña el presidente del Barça es, probablemente, mucho más influyente y popular que el de la Generalitat, y lo mismo sucede con el Real Madrid y con otros clubs de sitios más pequeños, pequeños caciquillos que no entienden ni papa de fútbol, pero si bastante de marketing y de dinero.
Y luego está la patria. Y los hinchas patriotas que escuchan el himno como las hordas de Braveheart antes de comerse al enemigo entre pan y pan. Igual que el desfile de las Olimpiadas, puro homenaje a la guerra en su sentido más amplio y estético, ¿continuar la política por otros medios? Noooo, continuar el odio al adversario y al vecino. Y el lenguaje bélico que se utiliza: el soldado y el futbolista disparan, unos lo hacen en nombre de su nación y otros en nombre de Nike o de Adidas.
Ya hace tiempo que pienso que el mundo sería mucho mejor si en vez de competiciones por selecciones nacionales se organizaran fiestorros competitivos entre empresas, como la fórmula uno o los spots de empresas químicas que donan dinero para salvar focas, anuncios políticos con ruedas sirviéndose del más bajo sentimiento humano: humillar al contrario. Por eso creo que España, afortunadamente, jamás ganará una mierda como selección, porque a los españoles, desde hace unas décadas, les falta el ingrediente esencial para esta ceremonia del odio y la demostración guerrera victoriosa: nadie se siente orgulloso de nada que tenga que ver con lo grupal y lo colectivo. Los que ganan no son los mejores, sino los que creen que los demás son una puta mierda. El Imperio, por eso siempre Alemania y Francia llegan a la final.
Ha sido muy estimulante poder disfrutar de mi primera media hora frente a los anuncios electorales de los partidos, esos spots que buscan el voto de los contribuyentes para estas elecciones europeas y luego, milloncetes al bolsillito, y a Bruselas, a comer chocolate de ese tan rico.
Y esos anuncios, que bonitos... ayer pude ver en horario adulto, las ocho de la tarde (lo digo porque a esa hora los niños aún no se han levantado del ordenador para ver Crónicas, menos mal), el anuncio de Falange Española, no se si la sección Tradicionalista, la Independiente, la de las JONS, la Auténtica o la Falsa, creo hay más falanges que falangistas, eso seguro, cabemos a diez falanges por cabeza, me dijo una vez el médico. Bueno, pues suena de fondo el Cara al Sol, pero en formato cochambroso MIDI, menos mal que no lo pusieron en politono bulería-bulería. Y salen muchas imágenes de la selección española de fútbol, metiéndole goles a Italia (que raro, ¿será un ajuste de cuentas mussoliniano?) y como colofón una mujer vestida de futbolista del España, que por lo que parece es lo único español presentable, ya ni la paella ni las sevillanas, ni la cabra de la Legión, ni el Cid, ni los toros, ni Raphael ni la tortilla de papas con cebolla y chorizo: furbol, qué cojones. Me lo pasé muy bien, mucho mejor que viendo telediarios o programas culturales.
Que por primera vez en mucho tiempo haya debates públicos en TV me parece estupendo, que esos debates sean un rollazo impresionante, lleno de tópicos aburridos, calculados al milímetro para que no rocen siquiera el peinado de los señores candidatos (porque señoras veo pocas, se ve que esto de Europa es cosa masculina mayormente), y que estén más preocupados por no meter la pata y pasar de puntillas por los temas calientes, una pena: ¡¡oigan, hagan el favor de insultarse un poco, hombre, que esto parece ya Europa!! ¿Donde se ha visto unos candidatos españoles a algo pasándose la mano por el hombre después de decirte cacho perro a la cara? ¡Malas caras, joder, que esto parece una fiesta de cumpleaños de los Hare Krisna!
Hay gente que se mosquea por mi anticlericalismo antiguo, montaraz, decimonónico, conservador y más pasao de moda que Luis Aguilé... pero es que no puedo evitarlo, como decía el granujilla burlador y libertino de Las amistades peligrosas.
Y pese a todo, hay partes de la religión que me atraen. Es curioso, pero admiro a esas personas que dedican su vida a ayudar a los demás por la cara, más pobres que una rata, en barrios o países de supervivencia extrema, valoro la opinión de algunos curas conocidos, siempre de buen humor, rojerillas y comprometidos con la justicia social como en la época del Franco. Y admito que si algo me pone enfermo de la religión no es el espiritualismo, sino la obediencia ciega, el aborregamiento, la jerarquía, la militarización de un sentimiento humano, la falta de escrúpulos y el negocio de poder en que se han convertido las multinacionales del espectáculo religioso.
Cuando hace muchos años vi al ministro de cultura nicaragüense Ernesto Cardenal arrodillado frente a su Papa y aguantándole una bronca de tres pares de cojones, me pregunté qué sería lo que une a esos dos hombres... ¿un tercero, Jesús? (...) Nooooo, lo que los une es la vergüenza de pertenecer a una institución que fundó la primera red de investigación y espionaje internacional de la historia, el Santo Oficio, más conocido como Inquisición. Los métodos de la CIA en las cárceles iraquíes harían troncharse de risa a los curas matabrujas cuando, en las plazas de las ciudades, quemaban a la gente por ligeras sospechas de apartarse de su fe obligatoria, si, si, la que se basa en el amor, esa palabra tuya que bastará para sanarme.
Lo siento, soy muy conservador.
Cuando no hay nada interesante que leer o escuchar (porque ya te has leído el Código Da Vinci comentado por Sánchez Dragó en cuatrocientas notas a pie de página y has escuchado La Pasión según san Mateo versión tecno-dance mejorada en mp3) lo mejor es mirar anuncios en la tele, se aprende mucho. Últimamente disfruto con los anuncios de perritos. No son una plaga, son lo mejor de esta cultura visual del siglo XXI.
Hay unos cuantos que son maravillosos, lo digo completamente en serio. hasta hace poco los spots de coches me parecían una soberana estupidez, monos con ballesta, pingüinos con bombas en la barriga... pero mira tú que a los publicistas les ha dado por utilizar perritos de diferentes marcas para anunciar coches de diferentes razas.
En uno de ellos un bulldog sudoroso, malencarado y jadeante como si acabara de follar con un mastín del Pirineo le da vueltas a un moderno y espectacular Mini plateado buscando cobijo para su meadita de las doce. Pero, aaaaaamigo, en vez de levantar la patita y marcar el territorio con su precioso chorrito miccionador... ¡se enamora del vehículo! Le dice con su lenguaje perruno y angelical: "Te perdono". Queda por saber si han rodado la segunda parte de este anuncio, esa en la que es previsible que el orgulloso dueño del Mini arranque y pase por encima del sentimental cánido y en vez de salir en los anuncios salga en 'Noche de Impacto'.
Hay otro en el que la dueña de un surrealista y daliniano caniche pelado a rapatute y con manchas marrones entra, ante la sorpresa de su dueña, por el motor de un Citroën-no-se-qué y sale tan campante por el tubo de escape. Parece que viene directamente de la nave de los marcianos de Encuentros en la Tercera Fase, qué no habrá visto este bicho dentro (y lo que no cuenta).
Sin embargo el mejor es uno en el que no se publicitan automóviles sino ese nuevo nirvana para pobres que es el Bote de la Lotería Primitiva. Se ve a un entristecido señor con bigote contando en una entrevista de esas de denuncia de desaparecidos su tragedia: tras enseñar a su Pancho a hacerse el muerto, a levantar la patita, a limpiar el piso con una bayeta, su desagradecida mascota recibe el encargo de echar la Primitiva. Mal asunto, amigo, ¿te creías que Pancho era tonto? Será un perro pero no un gilipollas. Según parece comprobó los números, vio que eran los afortunados y dijo: "¿Yo le voy a dar a este imbécil el resguardo, encima de que me tiene esclavizado, currando de gratis como un cabrón?". Acto seguido se ve a Pancho disfrutando de su nueva vida de lujo y desenfreno, la condición de rico a la que aspiran todos los humanos con dos dedos de frente, bebiendo cubatas en la piscina de su mansión, rodeado de (atención) bonitas modelos en bikini. Es decir, el sueño del perro es convertirse en un hortera, pero apartándose de los cánones caninos. Nada de Friskas mineralizados sabor frutas del bosque a tutiplén o caseta con climatizador, nada, ¡champán y mujeres! Se aprende mucha cultura y sociología con la tele.
Todo el mundo echa pestes de la televisión, pero poca gente diferencia entre la televisión (el concepto, como en Airbag) y el televisor (el aparato).
La televisión es una ****** (ponga aquí los adjetivos que desee), pero existe una cosa que es la libertad y otra que es el botón de apagar/encender, muy útiles en estados carenciales. Una buena cosa, ya que los humanos no tenemos en el cerebro dicho botón, como demuestran muchos dirigentes políticos en los mítines y en sus actos.
Pero es en lo otro donde está lo malo, en el aparato. A veces pienso que los concursos donde la gente es capaz de matar a sus compañeros de habitación, las cadenas de tarot y televenta, los reality-shit-shows, el omnipresente furbo, los telediarios mentirosos... todo ello está físicamente en el televisor. Por eso lo inventó Hitler en los años 30, para meterse dentro.
No se por qué, pero tengo la impresión de que muchas personas de izquierdas son/somos capaces de criticar las terribles dictaduras militares o religiosas o caciquiles que por el mundo abundan y gritarles en manifestación "¡Fascistas, vosotros sois los terroristas!", pero sólo hasta un punto, el que justamente roza la palabra 'dictadura' o el vocablo 'militar' con 'los nuestros', los que siempre hacen las cosas en nombre del pueblo y la revolución, y les ponemos velitas en los altares de la progresía: Fidel Castro, Mao, Stalin, etc.
Siiii, ya se que no se puede comparar al paisano cubano de Fraga con Stalin, ni con Pol Pot... pero un poquito de por favor, de autocrítica cuando de derechos humanos y de libertad se habla, tampoco vendría mal. Porque izquierdistas de pacotilla y revolucionarios de salón los hay a puñados, tantos como ilusos que creen que un representante electoral va a mirar antes por los intereses comunes que por los propios. Como la Iglesia, otros que de la cueva salen. Cuando el Papa y Fidel se reunieron en Cuba hace unos años... muchas cosas tendrían que hablar este par de dos. Un poco de laicismo francés (o un francés a secas, me conformo con poco), por favorrrrr.
Sólo hay que esperar a que consigan un trabajo en el sindicato o un carguillo de concejal para que conviertan en el prototipo de burgués progre con conciencia social que asiste fervorosamente a las procesiones de la mano del cura y el boticario... Yo digo siempre lo mismo cuando de líderes se trata, incluso los ácratas:
¡Alambrado sea el Señor!
¡Rediós, como cambian los tiempos! (a las pruebas me repito, que decía Manquiña)
La fotografía documental del siglo XX trataba de mostrar lo que los libros escondían...
"Antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico entrará en el reino de los cielos"...decían las escrituras. Lo que no decían es con qué tipo de sustancias o armas o inmuebles traficaban los camellos de la riqueza, ni tampoco a qué cielo aspiraban los otros.
De las maravillosas aventuras que a uno pueden sucederle por esos sitios del Señor, las mejores ocurren, precisamente en su casa del Señor, el padre de Chus el Jipi. Entro este fin de semana en una iglesia de esas tipo monumental de Hinojosa del Duque, me acerco al altar y veo un cuadro de Jesucristo sosteniendo un libro en el que pone dos frases que me parecieron, por decirlo de alguna forma, muy enigmáticas:
"Amad a vuestros enemigos. Vengo pronto"
Independientemente de la razón que me de el Señor o el autor de la tabla para que deje de odiar a muerte al vecino hijoputa que le pega a su mujer a todas horas, o al banquero cabrón y usurero, o a mi jefe explotador o al terrorista imbécil e iluminado que pone bombas en los trenes en nombre de Alá misericordioso (que por cierto es su primo), y que a todos ellos los ame del verbo amar como se mima a una mamá del verbo mimar, sin más ni más, amar a vuestros enemigos dice, al margen de eso, dice "Vengo pronto".
...
Estoy acojonao, de verdad, como venga el Señor éste y me pille sin amar a mis enemigos hijoputas seguro que me pega un par de hostias de las malas.
... el bicho acecha...
En el documental de Riefenstahl El triunfo de la voluntad todo queda sumido en la derrota humana, todo bajo la sombra del águila.
Ese bicho...
El desfile guerrero de los marciales militantes nazis en Nuremberg, en 1934 es uno de los espectáculos más extraños del siglo XX... cómo se parece a las Olimpiadas... las banderas, los uniformes, los himnos, la gente llorando por su patria... todo muy deportivo.
La casa de ropas, trapos y estilo de vida Benetton se distinguió en el pasado por firmar campañas de publicidad agresiva bajo el tinte de 'lo social', intentando conjugar la venta de sus productos y su marca con la agitación de las conciencias humanas. Mmmmm... me pareció mal al principio, bien después. Ahora yo me dedico a hacer lo mismo, cambiando el mensaje.
Es como todo, las esencias permanecen, la muerte, los políticos, la explotación, la violencia y las dictaduras siempre son las mismas, es el envoltorio lo que cambia.
Yo entiendo que los publicistas se cabreen cuando digo que su arte es una actividad de individuos extremadamente inteligentes haciendo su trabajo para una masa extremadamente gilipollas, pero es que cada vez estoy más seguro de que si quieres tener éxito con un anuncio, lo mejor es robarle (en el caso de la escritura se llama intercontextualización o algo así) la idea a otro artista, callarte como un perro y empezar a recibir premios por tu genio. Hay quien llama inspirarse a este fenómeno.
Este semidesconocido cuadro de Goodman de 1988 se parece mucho al moderno, famoso e impactante anuncio del hormiguero humano de PlayStation, pero claro Goodman lo único que ha hecho es un puñetero cuadro que estará colgado de la pared de la casa de cualquier rico imbécil con pretensiones, y Sony vende no sólo pleisteishones sino toda una forma de entender el mundo, la vida, la muerte, el dinero, como Nike o Coca-Cola. Así ya se puede.
¿Hace falta estudiar un máster y tres carreras para entender los anuncios de coches? ¿O simplemente quedarse pasmao y creer que lo has entendido?
Porque desde hace un tiempo no tengo ni puta idea de lo que me quieren vender las siete u ocho marcas de vehículos a través de la tele. Hace poco leí en el suplemento dominical de un periódico (a eso es a lo máximo que puedo dedicar la neurona dominguera) un artículo en el que el generalmente tranquilo Juan Cueto pillaba un cabreo enorme por este tema. "Llevo un mogollón de kilómetros conduciendo con un mono apuntándome con una ballesta", dice uno, y para rematar, se cruza con otro que lleva al lao un pingüino con una bomba pegada a la barriga.
Otro sano chavalote descubre en un coche que su novia es de Urano, y frena a tiempo, claro, en vez de estamparse contra la cuneta somo es de razón, y después salir del coche, pegarle una paliza a la marciana y denunciarla en la comisaría. Pero nooooo, se abraza al bicho y le dice no se qué del nombre de los chiquillos... en fin. Muchos de estos anuncios dan para una serie de 600 capítulos de culebrón de por la tarde, ¿no hay nadie que se dedique a esto?
"¿Te gusta conducir?", "¿Hablas Micra?"... ¡Pero de qué cojones estais hablando, que no me entero!... Hay uno muy gracioso en el que un pavo va por una carretera llenita de curvas a toda hostia y quitándose la corbata alegremente ¿De que se ríe este gilipollas? ¿Y ese en el que un tío con la furgoneta llena de piruletas le perdona la vida a su hijo por caérsele una en la tapicería? ¿Y si la reacción hubiera sido la de la mayoría de los padres, darle un cogotazo? ¿Por qué los anuncios de coches son tan irreales?
El último es ese en el que un joven rebelde recién salido de un concierto de Ricardo Solfa va pasando por todas las etapas revolucionarias de la historia, hasta se pone en pelota viva, y llega a un concesionario y ve un Golf, y entonces... mira, que os den mucho por culo con los putos anuncios de coches, no entiendo ni papa.
Como se nota que hay billetes entre los currantes, macho. Antes un trabajador necesitaba media vida para aspirar a un seiscientos o a un Diane6. Ahora llevas tres meses en una empresa contratao por una ETT y te metes en un A3 o un Ibiza 16 vávulas. Todos los niños quieren ser Fernando Alonso y partirse la cabeza cuanto antes. El mundo es más raro que el copón, en eso llevan razón estos genios.