Cuando uno se dispone a ver una sesión de anuncios de la tele, lo mejor es estar preparado para diferenciar el mensaje de la técnica. Es lo que me ha ocurrido tras ver cuatrocientas veces el spot de CajaDuero, ese que dice poéticamente que te acompañará toda la vida... que conocerá a tus hijos y a los hijos de tus hijos, y que siempre estará ahí, pa lo que necesites.
La primera vez que lo vi creía que estaba delante de un anuncio de compresas, todo azulito, limpio, tranquilo y manso... luego salieron imágenes de gente casándose, enseñando sus chiquillos en el tomavistas, alegría... "¡Hostia, que esto es publicidad de coches!"... pero no... la voz en off te va predisponiendo el cuerpo para el lloro y la reconciliación, el canto a la vida... ¿Será una campaña para vender los libros de Julio Llamazares y José Luis Sampedro, esos tíos raros que hablaban del río como metáfora vital, no como basurero de industrias?
Pues no, al final sale gente bañándose en el Duero, que pasa por entre unos edificios como de Manhattan, vistos desde el helicóptero. Lo que anuncia es un banco (que desilusión, y a la vez: que maravilla), pues cosa harto difícil debe ser ésta de buscar analogías entre banqueros y bañistas de agua dulce, pero los publicistas lo logran. De forma parecida a los spots de la campaña contra el Alzheimer de Cajamadrid, este anuncio nos viene a recordar que, hagamos lo que hagamos, nuestro banco siempre estará con nosotros...
... en nuestra nuca, recordándonos que somos unos putos pobres que necesitamos creer que la vida y la historia son bellas, y que para disfrutarlas, lo mejor es pedir un crédito e hipotecarse hasta las cejas. Bonito mundo éste donde el estado asistencial lo prestan quienes mejor camuflan su cara verde amarillenta de especuladores y prestamistas, y encima les tenemos que estar agradecidos.
"¿Que pasa cuando un banco se cruza en tu vida?" debería ser el lema de este anuncio. Respuesta correcta: pues que no es una corriente de agua la que se cruza en tu vida, sino de billetes, lo que quiere decir que la has cagao.
La Conferencia Episcopal manda a sus legiones a luchar contra el Mal, esos rojerillas instalados ilegalmente en La Moncloa y que quieren que los curas dejen de vivir como curas.
¡Resistance, señores curas, resistance!... ah, y otra de gambas, que paga el pueblo (como siempre). Por cierto, lo de que vds. no tienen privilegios será una broma, ¿no? Por supuesto que no tienen privilegios, en el Juicio Final (esa peli mala de abogados fulleros que enseñan a los niños en sus escuelas) serán vds. tratados por su Dios igual que a los clérigos y mamporreros del resto de religiones, confesiones y sectas, como criminales, faltaría más.
Los filósofos de medio mundo se devanan los sesos analizando las teorías posmodernas de Derrida, y buscándole aplicaciones en este Valle de Lágrimas S. L. Fíjense en Ferrán Adrià, sin ir más lejos, ha deconstruído una tortilla de patatas con forma de sorbete, que no sé si estará buena, pero como cosa moderna queda de puta madre en las reuniones con los jefes.
Yo intento deconstruir ahora el mundo de los toros y sus relaciones con el honor, como hizo Calderón de la Barca. Busco (y no encuentro) el significado de estos enigmáticos versos del gran poeta hispánico Manolo Escobar, seguro que tiene dentro un enigma irresoluble:
"No me gusta que a los toros te pongas la minifalda,
la gente mira parriba porque quiere ver tu cara
y quiere ver tus rodillas.
Así que tu ya lo sabes, no te pongas minifalda,
que los toros de esta tarde,
yo tengo ganas de verlos sin pelearme con nadie".
Obsérvese que no dice que le molesta que en los toros te pongas la minifalda, sino que a los toros, etc. etc... Grande enigma, pardiez. Y del significado freudiano: toros, cuernos... mmm, apasionante Spain.
PD: Se me olvidaba, el gran filósofo del flequillo El Fary cantaba, como en clave, Ese toritooooo, ay torito guaaaaapooo... que también me tiene por las noches a base de centraminas, tang de naranja y cocacolas, ¡qué duro es este trabajo de deconstructor! ¡Que país más raro, coño!
La sociedad industrial y su futuro es el objetivo de un hombre que dedicó buena parte de su vida (antes de que lo entalegaran) a protestar contra contra los abusos y peligros de las máquinas.
Theodhore Kaczynski, llamado Unabomber, era un profesor de matemáticas de una universidad norteamericana que llevaba años mandando bombas a los que consideraba responsables de la catástrofe de la civilización. Junto con el subcomandante Marcos se convirtió en los años 90 en uno de los mitos revolucionarios que sirvieron para que mucha gente creyera en las teoríasde la conspiración, que el Fin estaba cerca, más o menos como el milenarismo cristiano, pero a lo bestia.
Lo ligaron y ahora el mundo se dedica a otras cosas, a comer y dormir, etcétera.
...
[Traducción al español de La sociedad industrial y su futuro]
Un profesor de Historia del Arte me dijo que el 90% de las personas no están preparadas para entender la pintura de Picasso. Sólo comprenderían lo que nos dice su arte el 10% de la gente, justo el porcentaje que piensa que el otro 90% son gilipollas.
Probablemente yo pertenezco a uno de los dos grupos: o soy un listo o soy un gilipollas. Pero creo que el día en que Picasso dejó de abusar de la bebida, de la comida, del tabaco y del amor, justo ese día se murió, con más de noventa años.
Moraleja: No seas como Picasso, cómprate la ropa en el mercadillo y sigue los consejos de tu médico.
Los recuerdos son aleatorios, creo. Después de muchos años acumulas en el cerebro cantidades industriales de datos, que Él se encarga automáticamente de repartir en sus dos hemisferios: el de las experiencias amargas y/o reconfortantes, y el de los deseos e irrealidades.
Cuando el hemisferio que recapitula los recuerdos sobrepasa en megas al de las ilusiones futuras, mala cosa, eso es que estás entrando en el pantanoso terreno de los sentimientos, lo que quiere decir que cada vez estás más cerca de llorar en las bodas y bautizos.
Un ejemplo: llevas años enteros deseando hablar con una persona que tienes en la agenda de los recuerdos afectuosos, en sueños le cuentas un montón de cosas que sabes que le interesan... cuando te la encuentras por casualidad te das cuenta de que no hay nada de qué hablar...
-Hola, ¿que tal?
-Bien, ¿y tú?
-Bien
(ciencia-ficción, todo ello es mentira)
-Bueno, a ver si nos vemos y hablamos
-Eso, a ver si nos vemos
(lo que quiere decir que no queremos vernos ni mucho menos hablarnos)
-Adiós
-Hasta luego
(que quiere decir hasta nunca)
...
Yo tengo en la cabeza un disco duro de pocos gigas, que borra cosas cada dos por tres, mediante el comando vital-delete que se activa por la noche mientras duermo, menos mal. Lo malo es que la memoria RAM sigue funcionando, pero vamos, yo no le hago caso aunque siga descargando penas.
El Ángel fue un poeta de los tiempos de la Movida que escribió una obra magnífica, Los planos de la demolición, que ya sólo por el título valía la pena. Era una crónica del derrumbe de una generación utilizada como conejillo de indias por los traficantes de drogas y otras economías de la lengua.
El Ángel demostró que se pueden hacer planos vitales por los que recorrer la derrota y la angustia. Como cuando los nazis estudiaron el plano de Moscú, y tras varios días dándole vueltas a sus flancos débiles, decidieron que el problema militar no estaba en el número de tanques o soldados, o en la historia rusa, sino en la calidad del papel del plano mismo. Por eso perdieron, qué Napoleón ni qué ejército rojo ni qué invierno.
Leer libros y artículos sobre los que hacen que los demás leamos siempre me ha parecido fascinante. Este verano he disfrutado con la lectura de Pasando página, el repaso que Sergio Vila-Sanjuán (uno de los responsables del excelente suplemento cultural de La Vanguardia, Cultura/s) hace del panorama literario español tras la muerte del Bicho en 1975.
Los escritores, los editores, los premios literarios y sus chanchullos, los asuntos económicos y la influencia del mundillo cultural hispánico en la vida social de la Transición, que aún no sabemos si ha acabado, todo está contado de manera amena en este tocho publicado por Destino.
Recomendable sólo para quien esté interesado en el submundo de la cultura y adyacentes, y para todos aquellos que disfruten de tiempo y padezcan estados carenciales. Mucho mejor que la tele, dónde va a parar. Lo malo es que si sufres de esta enfermedad de la lectura al final los familiares acaban pagando el pato por la ingente acumulación de papeles sobre las estanterías y otros sitios inverosímiles de la casa, incluído el wáter (nunca he entendido cómo hay gente que hace sus necesidades leyendo a Platón), pero no pasa nada, el kilo de papel al peso se vende bien en el mercadillo.
A ver si cuela y me dejan seguir amontonando cosas de estas con letras .
Hablar de la nieve, pero no de la que usan Maradona y Macaulay Culkin y todos esos ricos que se mueren de meterse farlopa y les hacen honores de estado sin haber dado palo al agua. En Andalucía suele nevar más bien poco, excepto en las zonas de orientales de la montaña de Granada y Jaén, y territorios limítrofes.
La primera vez que vi nevar creía que era una broma del Señor, o que tenía diarreas divinas o vete tú a saber qué sería aquello. Intenté hacer un muñeco como los que había visto en las películas de Nueva York y me salió un ente amorfo, chiquitillo, triste, sin cabeza ni nariz ni ojos ni piojos, y que además, para colmo, no era completamente blanco sino más bien marroncito claro, tan descafeinada era la nieve cordobesa. Ni siquiera hacía frío, y aquello se convertía en pocas horas en un poloflash desparramado por el suelo.
Luego comprobé que se trataba de un fenómeno climático que reside en el imaginario de la infancia feliz, despreciado por los médicos y los fabricantes de helados, como el Niño y la Niña que lloran por piñas, y el tío las piñas se va a Lucena, cancioncilla que cantaba el vendedor por las calles...
Espero que llegue pronto y cubra la tierra con su manto perenne (como dicen los poetas), no entiendo la razón por la que no llega una glaciación y se nos lleva a todos por delante, y empezamos de nuevo, como en el juego de la silla, pero con la única música del silencio.
Porque creo que para eso sirve la nieve en la naturaleza, para empezar otra vez de cero.
Se llama marketing solidario a todas aquellas formas de vender una imagen o un producto apoyándose en valores cercanos a la justicia social, de manera que tanto empresa como sociedad se beneficien mutuamente.
Lo que decía el anarquista Kropotkin hace la tira de años, pero con el objetivo de ganar billetes. O sea, que tras siglos de injusticias, todos somos guais, que bien.
Hace unos años le pregunté a un delegado de Médicos Sin Fronteras por la campaña de apoyo publicitario-económico que les prestaba Pepsi-Cola, que por cada lata de su bebida que vendía donaba el 0'5 % de las ganancias a esta ONG. Me dijo que ellos aceptaban el dinero viniese de donde viniese, porque lo principal era mantener la causa, y para eso hacía falta el vil metal. "¿Ética capitalista? Llámalo como quieras, dame pan y dime tonto decimos nosotros", me contestó.
Que conste que me parece perfecto que un banco dé dinero para la investigación del Alzheimer, o que una marca de ropa done sus restos a niños de países pobres, o que los ricos hagan una Fundación para construir casas de acogida para inmigrantes... pero también creo firmemente tres cosas sobre este asunto:
Estos tres mandamientos se resumen en uno: si el fin de un banco es ayudar a la sociedad, extíngase, que estaremos todos un poco más tranquilos.
La palabra freak hace unos años era sinónimo de monstruo, y sólo era utilizada por los cinéfilos amantes de Tod Browning, el director de la película de dicho nombre que en castellano se tradujo como La parada de los monstruos. Como se nota que no había tele entonces.
Ahora freak o friki es la autodenominación de marginal, en el buen sentido, personas que se enorgullecen se ser raros. Internet no es únicamente el paraíso de los freaks, hace ya muchos años los tebeos americanos de los Freak Brothers hacían las delicias de su pequeño público. En estos años la multiplicación de espacios televisivos de glorificación y humillación de las personas distintas, junto con la moda del politically correct hacen que salirse un poco de la norma ya no esté entre las preferencias de cualquiera que pase por rompedor en alguno de los campos artísticos o sociales. En fin, más o menos la teoría del efecto mariposa, esa que dice que el batir de las alas de un bicho en Cancún provoca que seas un hijoputa en Sidney, y viceversa o sinécdoque o hipérbaton o algo así.
Y ahora vengo yo aquí a explicar que mis vecinos los del bajo derecha son aliens, que los he visto saliendo de la ducha y no tienen genitales, y comen patatas fritas del mercadona y hablan klingon y tienen las orejas de punta y leen el As. Aliens totales, joder. Pero nadie me hace caso, hasta Sardá me ha dicho que tengo muchos pájaros en la cabeza y que siga viendo Gran Hermano, que es bueno para amar a tus congéneres.
Cuando la televisión era la caja de luz con dos canales que mantenía a la gente atenta a sus pantallas (no como ahora que la vemos como quien escucha el hilo musical de las tiendas de potingues), en los prodigiosos años 70, vísperas del color y del aburrimiento, los niños de la psicodelia aprendían surrealismo y poesía con Pippi Langstrum, una niña granujilla y pelirroja con coletas, su caballo de lunares, su mono sr. Nilson, su padre pirata encerrado en una torre y sus personajes subiéndose al techo (se ve que los guionistas le habían pegado al tripi unos cuantos años antes), el mundo era la continuación de la guerra caliente del jipismo contra la guerra fría de los aliados del capitalismo salvaje y la gerontocracia del Soviet Supremo, pero por otros medios.
Como estos señores de la Alianza de lo Serio (USA+URSS+perdedores de la Guerra Mundial, Japón, Alemania e Italia) vieron el peligro que suponía para sus retoños este tipo de enseñanzas libertarias, donde ni dios sabía a que estereotipo atenerse, decidieron que ya estaba bien de cachondeo, de Rolling y de porros, y construyeron un armatoste japonés que pusiera las cosas en sus sitio. Así salió el robot justiciero Mazinger Z, el mundo volvía a ser la lucha clásica entre el Bien y el Mal, encarnado éste último en el Dr. Infierno, una especie de AntiDios que parece salido del techo de la Capilla Sixtina, el barón Ashler (primer matrimonio gay del mundo, que se deje de tonterías el PSOE que ya está todo inventado), mitad chorbo, mitad chorba, ambos más malos que un rajón, y un montón de brutos mecánicos a cual más malvado.
Mi amigo Julián dice que fue la primera serie infantil en la que se glorificaba y se enseñaba la violencia intrínseca al ser humano. Guiado por un hormiguito que se incrustaba como un bicho en su cráneo hueco, Mazinger gastaba calzoncillos paqueteros, Puños fuera, rayos láser, destrucciones masivas del enemigo, el terrible Fuego de Pecho capaz de derretir más platos que el microondas, y sobre todo, era la demostración impepinable de que hasta las máquinas tienen necesidad de aparearse, para eso estaba Afrodita A y sus misiles en las tetas.
Después de esto llegó Verano Azul, Julio Iglesias, el Naranjito, las televisiones privadas, el enmierdamiento de las públicas, Jesulín y Crónicas Marcianas, y entonces se acabó el mundo, que para eso lo habían construido.
Unos se vanaglorian de la estirpe,
del saber, el vigor o la fortuna;
otros, de la elegancia extravagante,
o de halcones, lebreles y caballos;
cada carácter un placer comporta
cuya alegría a las demás excede;
pero estas distinciones no me alcanzan
pues tengo algo mejor que las incluye.
En altura, tu amor vence al linaje;
en soberbia al atuendo; al oro en fausto;
en júbilo al de halcones y corceles.
Teniéndote, todo el orgullo es mío.
Mi única miseria es que pudieras
quitarme todo y en miseria hundirme.
[William Shakespeare, Soneto XCI]
Encuentro una buena explicación para entender lo que es la sangre que ésta, en una página para niños.
Lo que por mucho que he buscado no localizo es una explicación para los términos humanidad e inteligencia, de verdad, así puestos lo dos juntos parece una contradicción.
...
Por muchas noticias que leas, por muchas enciclopedias que consultes, por muchas imágenes que veas, al final lo que consigues es acercarte a las palabras asco y vergüenza, términos mucho más apropiados para incluirlos en un estudio sobre el comportamiento de nosotros los animales.
Hay noticias que merecerían ser verdad si no fuera porque ya son ciertas. Como ésta que pone aquí, han inventado un microhelicóptero espía con cámara para la vigilancia de niños...
Lo que hace falta no es que los padres japoneses se dediquen a comprar armamento militar japonés para vigilar a sus niñitos japoneses de los peligros de la vida, sino que esos mismos niños japoneses, cuando sean adolescentes y luego adultos y luego viejos y luego cadáveres, no se hayan pasado la mitad de su vida inventando pamplinas en vez de dedicarse a follar, a leer, a divertirse o a acabar con el hambre en el mundo, por ejemplo.
Pero claro, lo fácil es jugar a los geypermanes y godzillas, no lo otro.
Lo mejor de la recuperación de la rutina septembrina, en esto de las bitácoras, la vuelta al mundo de los vivos de Karras, que ahora está en el Purgatorio de su circo, un poco más triste que de costumbre pero presto siempre al combate contra sí mismo.
Lo peor, la caída definitiva de Luis, tras intentar ilusionarse con esto de los diarios en los geniales Hambre, Casquería y Consumido.
Y lo más peor, lo más de lo más (no apto para personas que piensan que con la muerte no se juega, con la de verdad, digo, como pienso yo), el fallecimiento en accidente de enfant terrible narrado por su hermana en el blog, y que luego no fue pa tanto. Sólo hay que ver los comentarios, los anteriores a la resurrección y los de después. Había pensado no poner un enlace, pero creo que es interesante su experimento y su resultado. Que cada cual opine lo que quiera.
Menos mal que en ZL también hay gente como los de Lametones (no se pierdan su tour ibicenco) o RadioMoet que se toman las cosas de guasa en serio, como Priscila, más o menos. Qué poco humor hay en las bitácoras, coño.
Igual que todas las mañanas, desde hace unas semanas, llego al Ikea y robo quince o veinte lápices y metros de papel de los que ponen en la entrada. Voy con mi bolsa de bocadillos de chopped, fanta-limón de litro y medio, dos servilletas, una pera, una revista de motos del año pasado y papel higiénico. Subo a la sección de exposición de saloncitos de estar, donde pone "vivir en 25 metros cuadrados", elijo un apartamento precioso, con un tresillo de dos plazas y nos sentamos.
Es comodísimo, Mi perro Lucas dice (en su lenguaje canino, pero yo lo entiendo perfectamente) que donde estamos apalancados no es un tresillo, sino un sofá. "Pero, coño, ¿no es lo mismo?", le digo. Lucas me expone con mucha paciencia la diferencia semántica, un tresillo es de tres plazas, y un sofá de dos. Siempre es bonito culturizarse en unos grandes almacenes. Dos plazas, yo una y mi perro otra, entre los dos ocupamos el mueble entero, como familia que somos.
-"¿Te imaginas, Lucas, tú y yo viendo el fútbol aquí los dos, por las tardes?"
-Ahí viene el encargado -dice mi compañero, pero con sus palabras.
El encargado no es la primera vez que viene a darnos por culo. Hasta ahora sólo nos había preguntado si estábamos buscando algo en concreto. A ver que dice ahora.
-¿Buscaban algo en concreto?
-Paz.
-¿Perdón? -pregunta el mamporrero de la empresa, poniendo cara como de no entender.
-Piedad -le contestamos a la vez mi perro y yo.
-... mireeee, no se puede quedar aquí. Esta zona es la exposición de muebles, hay mucha gente esperando.
-Y nosotros también estamos esperando, llevamos dos años en la lista de espera de un piso de esos para pobres, los que hacen con aluminosis, nos han echado del trabajo y del albergue. Aquí estamos bien. Y no molestamos a nadie. Lucas, ofrécele una cocacola a este señor.
Lucas obedece, le abre la lata con los dientes caninos, y se la pasa al vigilante con la patita de alante. "¿Quiere vd. pipas?", le digo.
-No se pueden quedar aquí, esto no es una vivienda.
-¿Cómo que no es una vivienda? ¿Y ahí que pone? Pone "Vivir en 25 metros cuadrados". Y eso es lo que vamos a hacer el Lucas y yo, vivir aquí, que está muy bien, muy coqueto, tienen vds. mucho gusto, les felicito.
El hombre se marcha por donde ha venido o a solicitar la baja laboral o a que le recete el médico un par de kilos de pastillas de esas para la cabeza.
-La depresión es mu mala, Lucas.
-Es que hay gente que no sabe superar los reveses de la vida -me dice mientras escupe las cáscaras de las pipas en una bolsita (de Ikea, por supuesto) que hemos pedido en Información. Mi perro es que es muy limpio, creció en un barrio de pijos.
-Después de comer ponen toros -me dice Lucas apretando el mando de la tele, como dejándolo caer, sabiendo como sabe que a mí lo que me gusta es el programa "Saber vivir" y enterarme de los problemazos de la gente. Lo importante es eso, disfrutar de estos pequeños momentos tan entrañables en familia.