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31 de Julio de 2007

Homenaje a mis zapatos (II)

Mis zapatos, esos accesorios imprescindibles para andar por la puta vida. He aquí el segundo homenaje a lo único que me ha acompañado siempre.

Últimamente gasto este verano unas sandalias brasileñas, las Rider Urban. Las apañé baratas, son cómodas, me hacen el apaño. El asunto de meter el dedo gordo es complicado, no deja de parecerme un jodido obstáculo antes que una comodidad, pero ahí aguanta.

Rider Urban

Cuando he tenido oportunidad de llevar náuticos los he llevado, pa que vamos a engañarnos. Eran ejemplo de vida pija, pero cómodos-cómodos como su puta madre. Apechuga uno de su política y se calza esa mierda. Los he tenido Nautimoc y Snipe, la cosa es que no hubiera en esta casa miserias. Muy buenos y duraderos.

Para hacer treeking suave o andar simplemente por el campo, cosa que me gusta mucho: unas sandalias Teva Terra Fi2, que me sujetan el pie y me llevan a donde me da la gana, puedes andorrotear con ellas en montañas más o menos sencillas o hacer piragüin o lo que sea. Una joya.

teva_terrafi2

Para flipar con las cosas de todos los días, unas Columbia Slate Slide, lo mejor que me he puesto en los últimos años. Me las regalaron mis compañeros de trabajo, y aquí que me las calzo cada vez que tengo que salir a la calle. Son muy chulas y elegantes, aparte de cómodas. Columbia es una marca que sólo hace cosas guais, y en este caso mejor, porque cambiar las alpargatas de esparto de andar por pueblo por estas sandalias queda mejor en el mercado de la carne, eso seguro.

columbia_slateslideIII.jpg

Andar por la montaña, es lo que pega en otoño-invierno. Me compré unas Tuckland baratas pa andar y no me han salido malas, al contrario, con su membrana de GoreTex. Probablemente la cambie este año por unas italianas de la Sportiva o lo cualquier marca que me sujete el pie ascendiendo.

Las Tuckland de andar


Por fin, el año pasado me apañé, a instancias de mi exnovia, unas Camper Peu de esas con los cordones doblados. Ella tenía muy buen gusto, justamente lo que a mí me sobraba en mala pipa. Muy chulas. de tela de lona. No tengo ninguna queja, al contrario, los Camper siempre son buenos zapatos. Gracias, cariño.

camper_peu.jpg

Y hasta ahora así sigo, calzando cosas, menos mal que sigo vivo.

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23 de Julio de 2007

Homenaje a mis zapatos (I)

Hace ya un par de años quise hacer un recuento cariñoso del calzado que me he acompañado por la vida. Destrozo muchos pares de zapatos yo, debe ser porque tengo los pies planos, y de chiquitillo gasté durante un tiempo unas horrorosas y rígidas botas ortopédicas. Andar andaba mal con ellas, pero patadas pegué unas cuantas. Mis padres estaban preocupados de que el filete de carne picada que tengo por planta supusiera futuros problemas de espalda a la criatura.

Por otro lado siempre me he resistido a tirar cosas, entre ellas el calzado. No sé si es síndrome de Diógenes o qué será, la cosa es que recuerdo perfectamente cada par que tuve. Y voy a resumir lo que mejor recuerdo de mis vestidos del pie, sin orden ni concierto, al tun tun.

Cuando aún era muchacho mis amigos empezaron a tener la feliz idea de casarse (no entre ellos, con otra gente), así que me tuve que plantear pillarme unos zapatos medio decentes de vestir, que no era cosa de asistir al banquete con mis amados pisamierdas forrados de borreguito, una especie de Kickers baratos que tenían la suela medio de goma medio de cartón piedra, una cosa tremenda. Así que no tuve más remedio que ir a una zapatería de esas caras y me compré un par de la marca Snipe. Tras la primera boda llegaron las siguientes, y ya me había acostumbrado a limpiarlos tras la fiesta, así que nunca me compré otros.

Snipes de boda

Las bodas de familiares y amigos acabaron, así que empezamos a celebrar bautizos, divorcios y entierros. Y ahí siguen conmigo este par de zapatos lustrosos hechos por la fábrica de la familia Segarra, en Castellón. Aparte de que no los he tratado mal, me parecen muy bonitos y, por ahora, a no ser que me crezca el pie, no veo necesidad de cambiarlos.

Los veranos, desde hace miles de años, siempre gasto alpargatas de colores, de las de lona cosida con la suela de esparto y yute. Al principio las compraba del mercadillo, de esas baratas que tienen media suela de plástico, pero al final probé unas más caras comodísmas, que normalmente compraba en la alpargatería de la calle Toledo de Madrid, muy cerca de uno de los laterales de la Plaza Mayor.

La vieja alpargata

Aquello, para los incondicionales de las espardeñas clásicas, era el puto paraíso, alpargatas de colores imposibles colocadas en estanterías que llegaban hasta el techo. Granates, verdes, azules, amarillas, beige, he tenido de todos los colores. Creo que ha habido veranos que no me puse ni una sola vez otra cosa. Eso sí, hay que cortarse las uñas, criaturas, que se agujerean y luego es mucho más complejo quedar de guay en las reuniones sociales explicando que era por mejora del sistema de ventilación.

Ahora, gracias a la casa Castañer y otras empresas que se han apuntado a su misma experiencia, las espardeñas levantinas y catalanas triunfan en los desfiles de moda de grandes diseñadores y se venden en todo el mundo en tiendas exclusivas. Yo me apunté antes de dicha recuperación, ojo.

Algún que otro verano también usé eso que llamaron bambas, la natural evolución de la zapatilla deportiva de lona o tela vaquera con dos rayitas rojas en los laterales de la suela, y que al principio de los tiempos eran de marcas buenísmas y baratas de Elche, La Tórtola o La Perdiz, aparte de Paredes o Kelme. Los pre-pijos se reían de estas marcas, pero los tortoleros éramos más. Luego llegó el diluvio del baloncesto y se acabó, misteriosamente los niños ricos pasaron a ser la mayoría.

Tórtola vs. Converse

Esas fueron durante muchos años las que triunfaban en el colegio, hasta que llegaron las Converse All Star, las Adidas y las Nike, que eran igualitas pero con las letras en inglés, y todos esos niños aprendices de pijorraco descubrieron la esencia del capitalismo y su regla fundamental: el prestigio de la marca se basa en que venden lo mismo pero diez veces más caro, y por lo tanto lo tiene menos gente, y por tanto esos niños son mejores, y entonces el mundo se dividió en dos, padres que compraban a sus hijos cosas de marca o del montón. He aquí la historia del fin de la humanidad razonable y el principio de la Pamplina Universal, hasta hoy.

Uno crecía, y con ello el gusto cambiaba. Las niñas mocitas, decían, se fijan mucho en los zapatos de los mocitos en edad de merecer, así que un invierno me apañé un par de Hush Puppies, esos zapatos del perrito inglés. Eran unos mocasines parecidos a los pisamierdas de toda la vida, pero parecía que mejores, y sin el caluroso forro de borreguito, que daba la sensación de que llevabas la ganadería de Ventura Benítez en los pies. Qué va, muy cómodos al uso, pero destrozados tras las primeras lluvias y descosidos a las primeras de cambio, y encima resbalaban. Qué desastre.

Mocasines Hush Puppies

Tirados de una vez los mocasines rotos, mi madre tuvo a bien regalarme unos zapatos de lujo a cuenta de haber aprobado tercero de BUP, supongo que para mejor venderme en le mercado de la carne adolescente y que no pareciera un cualquiera, así que me compró unos Camper Casco mallorquines, una especie de zapatos de indio sin tacón, con la suela llena de pequeñas pelotillas de goma y que eran de color rojo. Muy buenos, irrompibles. Años después actualizaron el modelo sacando la gama Pelotas. Con ellos, que dejé de ponerme aun estando nuevos después de varios lustros, me dediqué al aprendizaje de las miserias humanas.


Notas relacionadas:
Alpargatas al armario, en Trapo.

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21 de Julio de 2007

El Jueves, vergonzosa censura en el 2007

Lamentable. Lo de la censura de la revista de humor española por antonomasia, digo. Lo otro, la portada, genial. Por cierto, ¿dónde pone que esos dos que salen buscando los 2500€ afanosamente son los príncipes? Y tampoco es nada del otro mundo, seguro que la Real Casa de La Zarzuela, fans incondicionales de sus caricaturas y donde se leen el Jueves de cabeza a rabo desde SuMajes hasta el último criado mangurrino que le limpia las cacas al perrito, y además las coleccionan, ya ha enviado una nota de protesta por no poder conseguirla. Ya me imagino a SuMajes protestándole al quiosquero: "¿Cómo que no la tienes? ¿Y después me la podrás pedir como número atrasado?".


Portada del número de El Jueves secuestrado

Lo peor es que esta gente, fiscales y jueces de la censura, no calibran bien sus actos, y se ve que se aburren bastante en verano, cuando la mitad del personal está echando la siesta y la otra mitad se moja el culo en agua. Prohibir la venta de un medio de comunicación legal supone quintuplicar a partir de la próxima semana sus ventas, darles a todos sus dibujantes y colaboradores un empujoncito económico a base de ventas millonarias y publicidad impagable, amén de presentarlos como lo contrario de lo que pretenden jueces y fiscales inquisitoriales: como mártires de la libertad de expresión. Exactamente igual que esos pegavoces del PP y medios aledaños que insisten en darle publicidad gratuita a la ETA cada día, recordándonos a cada minuto, a cada segundo lo malos y pseudoterroristas que son sus amigos negociadores del PSOE. La palabra técnica que se debe usar para este comportamiento creo que es gilipollas.

Otra cosa: hace un año y medio más o menos me pareció fatal que esta misma revista se autocensurara al no atreverse a publicar caricaturas en el asunto de Mahoma o Alá o Su puta madre, que ya no recuerdo bien, cagados ante las amenazas talibanes e integristas por burlarse de su justo superdios, cuando llevan 30 años monigoteando a su primo el de las barbas cristiano. Es igual, secuestrar una revista por un dibujo humorístico de gente follando, en el siglo XXI, por un chiste a cuenta de la ley gubernamental de regalar 2500 ebros a las madres por cada niño nacido no pasaría de ser una anécdota si no fuera porque mi quiosquero me ha dicho que ayer llegó la Guardia Civil a llevarse los ejemplares, que evidentemente ya se habían vendido todos, y que ahora valen una pasta en el mercado coleccionista de rarezas. Qué campaña de márketing más perfecta, rediós. No tendrán otra cosa que hacer los agentes del orden público que cargar revistas de risa en el furgón. Es cierto, esta España es de risa. Si no fuera por estas pequeñas cosillas ya me habría ido a vivir asqueado a Ulan Bator, pero nooooo, aquí se lo pasa uno bien con el circo judicial, mucho más divertido que pescar ranas en el desierto con un bote, apostar en peleas de perros o ver ñús pariendo.

Mi amiga Ana, bastante atenta a los aconteceres de la rue, se pilló a las siete de la tarde todos los ejemplares que pudo en un quiosquillo de barrio. Salía con la sonrisa de oreja a oreja y cargadita de regalos como los Reyes Magos, de allí donde todavía no habían ido las fuerzas de orden público a retirar tan peligroso artefacto, así que 10 points pa Ana, 0 pa Su Señoría.

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La censura de El Jueves en la prensa:
[ El País ]
[ El Mundo ]
[ La Vanguardia ]
[ ABC ]
[ El Periódico ]
[ La Razón ]
[ El Jueves ]

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19 de Julio de 2007

Fragmentos (XXXII)

Cuando me desperté del dinosaurio ya no quedaban ni los restos. Quizá por eso me desperté.

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Ya no puedo hacer fotos, una cosa que me gustaba mucho hasta ahora. La Canon ha hecho plof y parece que ha cascado, y eso que sólo tenía 4 años. "¿Cuatro años? ¡Pero si era super-vieja! Tienes suerte de que te haya durado tanto". Joder, no me imaginaba que fueran tan hijosdeputa los que fabrican ahora las máquinas, que a los dos o tres años se rompen todas y las tienes que cambiar.

Tejas

Por un momento me planteo comprar una nueva, puesto que el arreglo vale más que una nueva, pura cultura kleenex de usar y tirar. Y ya puestos, claro, una mejor con más megahipersuperpíxeles del copón, lentes alemanas, zoom de 30 aumentos y gran cantidad de pamplinas optimizadas que nunca se usan... Ni mijita, me niego. Se acabaron las fotos por ahora, no pienso seguir alimentando esta locura. Luego dicen que uno es raro.

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Otro me comenta que se marcha en septiembre a ver a Police a Barcelona, y le cuesta más barato el avión y el alojamiento que la entrada al concierto. Dios bendito, qué viejo me estoy haciendo, todo me parece caro. Una vez le dije a mi abuelo lo que me costó un pantalón vaquero medio roto y por su cara adiviné que había hecho el capullo. Tienes razón, abuelo, qué caro es todo. Por cierto, es cierto, lo de cumplir años deprime más que alegra, sobre todo cuando la gente que te rodea te pregunta la hora así de amable:

-Oiga, por favor, me puede decir la hora?
-No tengo reloj, pedazo de cabrón.

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El pantano del Tranco de Cazorla está medio lleno, y nos metemos a hacer un poco de piragüin. En medio de la masa de agua me quedo más solo que la una, entre esas montañas, y no hay nadie en bastantes kilómetros a la redonda. Me da por pensar qué pasaría si un maelstrom me succionara como a Nemo y su submarino, o que de pronto sale el monstruo del lago Ness y me come de un bocado. Pues que muero, claro. Y después no pasa nada.

...

¿Cuánto chocolate he comido hoy? Voy contando: colacao en el desayuno, dos trozos de tarta bien despachados, un vaso de batido y varios kilos de conguitos. Esto tiene que reventar por algún lado, ya lo verás. Y menos mal que casi no me afecta a los nervios, esta mañana le he pegado un bocado a un perro que se me ha meado en las sandalias, excepto eso, tan tranquilo.

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