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31 de Marzo de 2005

Victor Noir conquistando plazas (después de muerto)

En la tumba de Víctor Noir en el cementerio parisino de Père-Lachaise hay una hermosa estatua yacente de bronce a la que muchas personas tocan o frotan el pito con ánimo lujurioso, o por gusto o curiosidad o espíritu, u otras indómitas razones, que de todo hay en la viña del señor.


Tumba de Victor Noir, París


Lo mejor es que el Ayuntamiento puso una valla para proteger el conjunto escultórico de tanto sobo, en una de las típicas reacciones políticas dignas de una película de Berlanga en la que todos los concejales salen a garrotazos discutiendo sobre no se sabe qué. La cuestión es que no hay forma de parar el vicio, por lo que parece.

Si el pobre de Víctor, con fama de amoroso triunfador, muerto en duelo a los 22 años, levantara cinco minutos la cabeza y viera la cola de gente que espera tocarle el miembro bronceado... pues seguro que no le parecería mal del todo, porque los muñecos están para eso, para recordar lo que nunca fuimos.

[ Fotos de la tumba parisina (detalles) ]

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29 de Marzo de 2005

Cachorros de lince

Por fin una buena noticia en este valle de lágrimas. Nacen en Huelva los tres primeros linces ibéricos en cautividad.

Esto sí debería ser portada de todos los periódicos, y no las pamplinas y peleas entre políticos, los cuernos de la familia Ordóñez-Alba o las bodas de Romualdo el futbolista.

Aunque también tiene su trasfondo triste: el hecho de que sea noticia es señal de que pronto esta especie pasará definitivamente a los libros de historia, después de ser cazada a escopetazos, atropellada por los 4x4 de los domingueros rocieros y acorralada por los especuladores inmobiliarios.

Kiko Veneno le dedicó una canción preciosa hace unos años, el Lince Ramón, bip-bip, bop-bop que de vez en cuando me gusta escuchar cuando me entra la mala leche, para aplacar el instinto hijoputa que todo humano lleva dentro.

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28 de Marzo de 2005

El chocolate de Melendi

A petición de la mitad de mi familia, intento investigar algo sobre un anuncio que ponen ahora en la tele donde el cantaor jipi Melendi nos dice que "éste es el chocolate que máj me pone". En principio, como el anuncio lo hace un miembro famoso de lo que los borreguitos de a pie consideramos antisistema, pensamos: 'Otro que le sueltan una bolsa de billetes y se cambia de bando'. Porque eso de que todos tenemos un precio no es que sea una de las certezas que tengo, es que es lo Único que sustenta esta mierda.


Melendi chocolateado


Pero luego, pasada la fase de prejuicios, me pongo a mirar las cosas por el lado bueno, con afán científico y a la vez porculero, como William de Baskerville en El nombre de la rosa:

...
Pregunta: ¿Es ético que un jipi defienda a un magnate?
Respuesta: No entiendo la pregunta, formúlela de otra manera
Pregunta: ¿Dice don Ramón Melendi en algún momento que compremos esa chocolatina?
Respuesta: No, dice que a él le pone, de lo que hagan los demás, ni papa.
Pregunta: ¿Hace apología de la droga?
Respuesta: No, hace un chiste, un juego de palabras (bastante burdo, por cierto). En ningún momento dice que fume porros, aunque en este caso y como la honra de la mujer del César, se le supone.
Pregunta: ¿Han comprado a Melendi los capitalistas?
Respuesta: Sí, igual que a tí y a mí y a mi perro cuando le pongo en un cuenco las sobras de la paella y en otro Pedrigree Pal, pues que se va de cabeza a por lo capitalista, joder.
Pregunta: ¿El producto que anuncia es una mierda?
Respuesta: He aquí el quid de la cuestión... La barrita de chocolate Tokke y, en general, todos los productos de Cadbury, están buenos de sabor, y se ve que son de calidad, por lo que son más caros de lo normal. Peeeeero amigos, esta empresa está en la lista negra de Greenpeace porque emplea alimentos modificados genéticamente para elaborar sus productos. Otras empresas, a raíz de esta polémica, han cambiado su política de producción en los últimos años.

Nestlé, por ejemplo, ha pasado de ser una empresa de granujas que regalaba polvos sustitutivos de leche materna a países pobres de África, con intención de que los bebés se convirtieran en adictos consumidores y expandir puercamente su mercado, a ser un ejemplo de transparencia y solidaridad, por lo que parece, y de estar en la lista roja de alimentos transgénicos de Greenpeace en marzo de 2003 ahora ya tiene su visto bueno, es decir, que ya son guais y sus chocolates y comidas respetan el medio ambiente, o eso dicen ellos.

Resultado: que cada cual piense y haga lo que le dé la gana, pero que el chocolate Tokke, desde que me enterado que está hecho con transgénicos, como que no me pone. Bajaros y estudiaros la Guía Roja y Verde del grupo ecologista para ver qué bazofia papeamos, que todo es capitalismo, pero por lo menos algunos lo camuflan y parece que hasta se puede comer.

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23 de Marzo de 2005

Sus muertos a caballo

La verdad es que, por mucho que lo intento, no entiendo nada de esta fijación humana por los muertos, por las estatuas, los muñecos y toda clase de representaciones divinas, heroicas o funerarias. Las fallas, aún tampoco entendiéndolas, sí me parecen bien, porque al final les meten fuego, y eso siempre ayuda a Uno a quedarse tranquilo con su conciencia.

Franco pintado

Hace unos días, y por orden gubernamental, retiraron la última estatua ecuestre de SS Paco el Ranas en Madrid, uno que hace setenta años pasaba por allí y estuvo pescando los siguiente cuarenta en el erario público, como su coleguita Pinochet, y hablando de sequías pertinaces y del tradicional aliado árabe en el NODO, hasta que tuvo una deferencia con sus súbditos y cascó, con los cual quedaba demostrado que era mortal.

En 1991 unos castellanos poco respetuosos con las tradiciones patrias pintaron de rojo ese mismo muñeco que ahora se han llevado "con nocturnidad y alevosía", como dicen los lectores de los diarios La Razón y ABC.

Ya dijo una vez alguien que si quieres humillar a tu peor enemigo, inmortalízalo en una estatua, que luego vendrá la venganza continua.

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20 de Marzo de 2005

Julio Verne en la inmensidad

Lo que me ha aportado Julio Verne como persona: eso es lo que me mueve a escribir esta nota, no que se cumplan cien años de su muerte esta semana.

Creo que, aparte que de que soy un privilegiado, porque me enseñó a leer mi madre, las novelas de Verne fueron, junto a los relatos de Salgari y los tebeos de Tintin o de 13 Rue del Percebe y todas las cosas de Bruguera, las que me metieron de lleno en la vida real, su parte de humor y su parte seria, a través de la ficción y la fantasía, cierto, pero es lo que me marcó como persona cuando aún no lo era.

Julio Verne

Mi tio Juan tuvo la genial idea de regalarme cuando era un niño y poco a poco las aventuras ilustradas de este hombre, Veinte Mil leguas de viaje submarino, La vuelta al mundo en ochenta días, Viaje al centro de la tierra, Miguel Strogoff, Los hijos del capitán Grant... con ellas fui descubriendo la cara oculta de la Luna, las llanuras de África, el océano, los volcanes de Islandia, la nave del Amo del Mundo, lo que jamás llegaré a ver de adulto y que por desgracia se queda en la parte inocente e ilusionada del ser humano. Después me leí sus novelas por gusto, sin dibujos, puro texto, todas de un tirón durante un ataque de varicela.

Quien diga que las ilustraciones no hacen sino dispersar la atención de la historia, en mi opinión, tiene poca idea de cómo inculcarle a la gente joven el gusto por la lectura. Y que el interés por la ciencia y la técnica no está reñido con las aventuras y el afán por saberlo todo propio de los aprendices, eso es lo que le debo a este señor de Nantes.

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17 de Marzo de 2005

Grandes misterios de la humanidad (3): el flan

La enciclopedia dice del vocablo Flan: Plato de dulce que se hace mezclando yemas de huevo, leche y azúcar.

Es un postre que para su consumo tienes que seguir tres pasos: elaboración, volcado en el plato y degustación. El eructo post-consumo agradecido no entra dentro de este apartado. A mí la fase que más me gusta es la primera, y aunque soy más tradicional que Arias Navarro diciendo entre sollozos aquello tan elegante de: "Españoles: Franco... ha muerto", y preferiría cocinarlo de manera artesanal, rompiendo huevos y usando ollas, a la hora de la verdad bajo al supermercado y compro unos polvos con aditivos, colorantes y conservantes que luego, al mezclarlos con leche hirviendo, resultarán ser un espléndido flan de esos nerviosos que se mueven como tales, un invento siempre presto a ocultar las tortuosas relaciones entre lo sólido y lo líquido.


flan


Ahora los comedores de flan compran el producto de la multinacional Royal, pero hace poco había dos o tres marcas cuyos envases y nombres eran un homenaje al kistch hispánico o a las películas de Almodóvar o Berlanga, como el tambor de Colón o el tapón de porcelana de la botella de la Casera. Marcas que eran promesa de experiencias exóticas y/o lujuriosas: Flanín el Niño, el Chino y Potax. Sobre todo llama la atención todavía la persistencia del envase del flan del Chino, una caja azul en la que un mandarín de largas uñas te invita misteriosamente a los paraísos artificiales, no sé si de la gastronomía dulcera o de un fumadero de opio.

Hay gente que no se resiste a la parte en la que tienes que echarle el caramelo líquido, que viene en sobre aparte y que tan difícil es de abrir la mayor parte de las veces.

Y chuperretear al final de la ingesta ese caramelito marroncillo, ese fin de fiesta es una de las cosas que una persona debería probar al menos una vez en la vida. Eso sí, sin mirar las letras de los ingredientes.


Notas relacionadas:

[ Grandes misterios de la humanidad (1): Las papas Pringles ]
[ Grandes misterios de la humanidad (2): Las chanclas ]

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Nuevo mandato deportivo: ¡A la orden!

Ya he dicho otras veces que el deporte profesional es una contradicción en los términos, una aporía. En el fondo se acerca más a la guerra y al simple intercambio mercantil de productos entre ejecutivos de empresas obesos, fumadores y viejos zorros de la economía y el derecho que al espíritu lúdico y saludable que se le supone.

Las olimpiadas, los desfiles de banderitas, los himnos, la entrega patriótica de las humillantes medallas a los vencedores, los campeonatos mundiales de fútbol o de petanca en pista cubierta, las fratrías de gente furibunda, ruidosa y coloreada para la ocasión delante de la televisión en la retransmisión de cualquier enfrentamiento, su carácter extraño, a medio camino entre las hordas pintorreadas de Braveheart antes de comerse al enemigo y el puro carnaval fiestero, todo ello hacen del deporte algo que me resulta fascinante desde un punto de vista antropológico, porque igual que los temas literarios principales se repiten una y otra vez por los siglos de los siglos, cambiando las formas y el estilo (si acaso), las pasiones por las que se mueven las masas tampoco han cambiado mucho desde Juvenal y su pan y circo, o antes: guerra y territorio, no sé en qué orden.


Balonmanista


Y sobre todo eso: orden. Es lo que deben pensar los responsables públicos del Ministerio de Defensa español al soltar sus buenos billetes para patrocinar las camisetas de las triunfantes seleciones nacionales de atletismo o balonmano: que como ya quedan pocas cosas que unan a la gente alrededor de la palabra España y sus colores (aparte de las borracheras en las fiestas mayores de los pueblos, las procesiones y el bonito espectáculo taurino), pues nada, que cada vez que logren estas criaturas una victoria humillando al vecino, sobre todo Francia, Inglaterra o Italia, se vea bien el logotipo de las Fuerzas Armadas en el pecho ardoroso y atlético de los héroes.

Y más ahora que parece que ni dios se apunta al ejército, quizá porque la mayoría de los borreguitos de a pie que antes íbamos por cojones a pegar barrigazos con el cetme y a oir misas de campaña en mitad del campo ya no sentimos más colores ni más patria ni más himno que los politonos y las lucecitas de Amena, Vodafone o Movistar.

...
Españolito que vienes al mundo
te guarde dios,
una de las tres telefónicas
ha de partirte el corazón
...


En cualquier caso, mucho mejor gastar el dinero militar en publicidad, como CocaCola o McDonalds que en tanques. Así pues, se lo agradecemos los de aquí abajo aunque no seamos (espero) jamás sus clientes. Lo que no creo es que patrocinen a un equipo ciclista, no vaya a ser que se vean metidos en un caso de tráfico de pastillas, anabolizantes u otras drogas euforizantes que usan algunos para subir el Tourmalet en diez minutos. Recuerden la primera ley: la guerra es una cuestión de honor, nada de hacer trampas. La segunda es que lo importante es participar, como en Waterloo, pero ésta nadie la cumple.


Notas relacionadas:

[ El ruido y las nueces (o El ruido y la furia, o El orgullo y la pelota) ]
[ Duelo de pamplinas deportivas ]
[ Olimpiadas 1 ]
[ Olimpiadas 2 ]

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16 de Marzo de 2005

Félix Rodríguez de la Fuente

Aunque se trata de una persona que andaba con dos pies, he puesto esta nota en la categoría de 'bichos' porque creo que como mejor se sentía era al lado de los animales, en la naturaleza, entre lobos, águilas y toda clase de fieras misteriosas que nos iba enseñando en sus series de la tele, El hombre y la tierra sobre todo, animales de verdad que cazaban y mataban para sobrevivir, no por gusto, seres que los borreguitos de aquí abajo sólo hemos visto edulcorados y humanizados (qué desgracia, señor, cuanta idiotez para los niños) en los dibujos animados de Disney.

Félix y el lobo

Sin duda fue una de las personas que más me marcó en la infancia, sus reportajes televisivos sobre la fauna, su forma de narrar el acecho de las presas, su vitalismo y su tempo narrativo... parecía que vivía entre los bichos, porque era, con toda seguridad, una persona que conocía bien a la gentuza de su especie.

Murió hace 25 años, en 1980, filmando una carrera de perros con trineo en Alaska, su avioneta se estrelló con tres amantes de la naturaleza dentro, en una época en la que ni siquiera sabíamos lo que significaba la palabra 'ecologista'. Hoy son ecologistas hasta los dueños de las petroleras (dicen ellos, porque es lo que vende).

Ahora hay ecologistas profesionales, y partidos políticos verdes, y enciclopedias y fascículos y carreras universitarias y másteres y hostias en verso dedicadas al medio ambiente, pero hace treinta años no había nada de esto. Recuerdo que cuando mi padre me dijo una mañana que mi ídolo, don Félix Rodríguez de la Fuente, se había matado en no se qué sitio, rodeado de silencio, de nieve y desolación, con todo lo que le quedaba por enseñarme, con todas esas noches agazapado y acechando, con su voz de locutor de radio campestre contándome una y otra vez el ritual de apareamiento del lirón careto... creo que ese día dejé de ser creyente.

Todavía tengo en la cabeza la música de El Hombre y la Tierra, la podría tararear entera.

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10 de Marzo de 2005

Gente con paraguas rotos

Creo que es bueno jugar con la realidad de la fotografía, desposeerla de su sentido testimonial, de su seriedad notarial y verídica, eso mismo que la encumbró cuando en el XIX los pintores creyeron quedarse sin trabajo.

Seán Hillen es un artista irlandés que se dedica principalmente a hacer collages de fotos y dibujos con intención de agitar las conciencias de los ciudadanos.

The umbrella project

El fotomontaje es una cosa que me ha gustado siempre, sobre todos los antiguos de John Heartfield y los años del dadaísmo. Hillen se basa en estos precedentes para hacer su crítica social.

Desde hace unos años tiene otro proyecto distinto: fotografiar paraguas rotos. Sólo los paraguas, tirados en la basura o en la calle. Y ahora, con los restos de esas excursiones brumosas por las ciudades, retrata a la gente que acompaña a esos paraguas destrozados. No sé si es arte cachondeo o provocación, a mí personalmente gusta y me parece sorprendente, cosa que en este mundo perfectamente encajonado siempre viene bien.

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8 de Marzo de 2005

Pequeña historia de mis gatos: Froilán

Un día me encontré en la puerta de la casa un gato medio marrón medio gris, atigrado, un poco carnacas y con pintas de andar vagando en busca de comida. Le eché desde lejos un trozo de pollo y se fue acercando, hasta que al final cogió confianza y se acercó a mi mano para seguir comiendo, tanta hambre arrastraría.

A los pocos días ya era común verlo merodeando por las cercanías, maullando levemente, como pidiendo perdón, con su poquito de desconfianza todavía en el cuerpo, digo yo que de las palizas y pedradas recibidas por individuos de esa especie tan animal que viene en los libros de naturaleza catalogada como homo sapiens.

Curiosidad del gato Froilán

Así que el gato nos adoptó como sus fieles proveedores de papeo, cosa que aceptamos por consenso. Fiel a la tradición familiar, cada gato que nos adopta recibe el nombre del santo cristiano, que es el que tenemos más a mano, del día en cuestión. Como me encontró el día en que nació el primer nieto Borbón de la casa de los Borbones de-toda-la-vida, le pusimos Froilán. Luego resultó que el Froilán Borbón era un pájaro de cuidado, un karateka de primera, pero ya era tarde para cambiar los nombres. "Te llamaré Froilán", le dije. De lo que él comentó no me acuerdo ahora mismo, pero seguro que dijo que sí, gesticulando con las manos como el simpar Antonio Resines, que más friskas y más pavo y menos tonterías.

Y para nuestra sorpresa una mañana descubro que tiene cuatro crías recién nacidas, y que eran todas suyas, de nuestro Froilán, y que Froilán no era macho sino hembra, pero ya no era cosa de llamarla Froilana, así que también adoptamos gatitos, una banda de cuatro que comían leche y galletas como si fuera el Día del Juicio Final de los felinos domésticos.

Mi madre protestaba porque trepaban por las cortinas y los sillones y se dejaban caer haciendo snowboard con las uñas cortina abajo, a los demás nos hacía gracia, a mi madre no. Así que tuvimos que darlos en adopción.

Lo que viene después es más triste, se trata de vecinos hijoputas que no tienen corazón ni nada que se le parezca, hijoputas con acento en la p, de envenenamiento y de mala leche, así que me abstengo de contarlo.


Notas relacionadas:

[ Pequeña historia de mis gatos: Fellini ]
[ Pequeña historia de mis gatos: Judas ]

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7 de Marzo de 2005

Restaurantes caros : posible tres-cero-cero

Hace unos meses me propuse tomarme una caña en un sitio cool, de los que salen en las revistas pijas, y me colé en un restaurante de esos de diseño con muebles de a mil ebros la silla, con las paredes vacías y musiquita new age, toda la taberna llena de luces pequeñitas, halógenas, no-directas, donde los camareros son todos guapos, perfumados y elegantes, y te llaman 'señor' y te ofrecen amablemente retirarte el abrigo como en las películas, y que cuando en vez de abrigo le das un trapo de jarapa comprado en el mercadillo, te dicen gracias. "Si quieres después no me lo devuelvas, tíralo, porque anoche mi perro durmió en él y me da un poquillo de cosa ponérmelo", y luego le dedico una educada sonrisa.

Nada más entrar, un tío trajeado como Al Pacino en El Padrino II, con un pinganillo colguerón en la oreja izquierda y las manos colocadas una encima de la otra sobre las partes pudendas, más o menos como los futbolistas de la barrera en un tiro directo a portería, pero sin el miedo al pelotazo, con pose chulesca y sobrada, se me acerca, me inspecciona de arriba-abajo y viceversa, me huele y, sin quitar la vista de mis zapatos de persona poco preocupada por su apariencia (por decirlo suavemente), dice algo por el mini-micrófono que seguro que lleva en la solapa de su traje mil rayas (mil rayas el traje, el tío no sé las que lleva en el cuerpo). Pero como yo fuí en mi juventud intérprete de sordomudos en una oenegé a tiempo parcial, le cojo de inmediato la conversación en los labios.

-Posible tres-cero-cero, pobre.

Asombro, Metrópolis, 1926

Claro, lo de pobre, teniendo en cuenta que llevo seis horas descargando cajas de despojos de sepias con una pala en la fábrica de comida deshidratada baja en calorías para gatos en la que trabajo, lógico, huelo a eau-de-porc que tiro patrás, y lo sufro en silencio, como las hemorroides. Y lo admito, que eso es lo importante, que sepas cuál es tu lugar en este bello mundo.

Pero eso de tres-cero-cero me mosquea. Me acerco y le pregunto a la criatura por el significado de sus palabras.

-Oiga, ¿qué es eso que dice usted que soy, tres-cero-qué?

-¿Perdón?
-Digo que haga el favor de aclararme lo que le estaba contando a los de las cámaras de seguridad esas de la bola negra de ahí arriba.

El figurín robotizado se pone un poco nervioso, se lleva la mano a la oreja del pinganillo, la misma mano que antes ha estado en contacto con su paquete, y me responde que debe ser un malentendido, que él no habla con nadie.

-No, si a mí me da más o menos igual que piense que soy pobre, se lo digo (y no me tire de la lengua) porque tiene usted que saber que voy así vestido para no despertar sospechas, porque yo soy crítico en prácticas de la guía Michelín, no sé si usted la conoce, la de los neumáticos, de incógnito, claro, y estaba viendo posibles sitios de dos estrellas y eso, pero vamos, que no se preocupe que ya me iba...

A partir de ahí venga bandejas, venga vinos caros, a tutiplén, sin miedo. Y venga gente sacando platos de caviar untado en gambas y en bichos que no sabía ni que existían. Y el tío de la pajarita se desvive en hacerse el simpático "Comprenderá el señor que...".
-Sí, si yo lo comprendo todo, pero esta vichisuás de almejas de Quintanilla de Burgos con frutas del bosque mediterráneo, no sé, no sé... y este pavo de Madagascar en tinta de calamar criado en cautividad con cariño ayer por la tarde... no sé, no termino de cogerle el punto de cocción, y este ribera del duero... sí ya sé que vale quinientos euros la botella, pero parece que deja posos en el paladar...

Total, que al final pido la cuenta y me dicen que no, que es invitación de la casa, y que no se preocupe el señor, que vuelva cuando quiera y que es un honor y que si esto y lo otro. Y me regalan un abrigo nuevecito. "Pero que las ancas de rana con tortilla de escalopes de Rute estaban pasadas, dígaselo al cocinero de mi parte. Por lo demás, bien", le digo al maitre. Quedar bien en estos sitios siempre es un lujo.

Que buenas personas hay por el mundo, de verdad, le ponen de comer de gratis al primero que llega y encima le dan hasta mecheros imitación de oro. Un día de estos cuento lo de Pelote, que es mi perro, y al que, a pesar de que le faltan las dos patas de alante, atendieron como un marqués en otro sitio de esos a los que vamos la gente con clase.

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2 de Marzo de 2005

El desierto de Almería

Ver el paisaje desértico del sudeste de la península ibérica siempre me produce una mezcla de alegría y estupor. Admiración y sorpresa, sobre todo. Es algo que no es posible imaginar hasta que se observa.

Almería, desierto de Tabernas

La provincia de Almería entera es uno de esos sitios en los que uno siempre quisiera estar. Aunque no creo que me ocurriera lo mismo si supiera que no hay otro sitio donde ir o donde estar.

La diferencia es la misma que la del viajero con el turista que lleva en la cartera el billete de vuelta. Sabes que esta desolación y esta belleza no es para siempre, que no te acompañarán durante el resto de tu vida, como las flores que mañana se marchitan.

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En el Día de nuestra Muerte, amén

La salud del jefe espiritual de los cientos de millones de cristianos católicos, el Papa, anda un poco frágil. Creo que, aun habiendo sido deportista y montañero en sus años mozos, los malos ratos y la responsabilidad de su cargo, además de que una vez le metieron un tiro, le han pasado factura. Si algún creyente tiene que estar desencantado con el funcionamiento de esa empresa multinacional llamada Iglesia, es éste.

Este hombre que ahora se arrastra por las pantallas del mundo intentando hablar cosas que nadie entiende, al que pasean en una jaula motorizada de cristal, el hombre duro que hace años echaba broncas a los curas católicos rojos de América Central y del Sur, está hecho polvo.

Sebastiao salgado: Día de la Muerte, Ecuador, 1982

Dicen por ahí que le están metiendo células madre a saco, pero sus gerentes lo niegan. Tampoco entiendo que eso tuviera sentido, la prolongación artificial de su vida, digo, a no ser que hubiera graves trifulcas en los pasillos por sentarse en la silla de san Pedro, el que negó tres veces y a la cuarta vio la luz.

Nunca me ha caído bien el estadista polaco, igual que la mayor parte de la jerarquía religiosa, de la Iglesia romana, de los judíos de Jerusalén o de los musulmanes de la Meca, son todos una banda de listos y aprovechados de la deseperación, los que nos interpretan la palabra sagrada a los que no sabemos leer los labios divinos, los borreguitos muertos de hambre y de justicia de aquí abajo, ese sitio de donde su Dios o dioses desaparecen cuando las cosas se tuercen, como en la época del nazismo, las pestes, los maremotos, los terrorismos... ¿Dónde te escondes, que no se te ve cuando tu gente te reclama?

Y a partir de ahora viene el espectáculo: las reuniones de alta política vaticana, el despliegue de ropajes púrpura y de anillos, las sesiones a puerta cerrada, el reparto de cargos o prebendas, la diplomacia, la negociación, la intransigencia y el puño de hierro. Cuando muera Wojtyla ya habrá muerto para el mando desde hace años, otra gente lleva la contabilidad y los asuntos terrenales con mano más firme que este anciano tembloroso. Habemus Papa, dirá uno desde un balcón de palacio, y un humito blanco saldrá de la chimenea y entrará en los corazones de la gente, sean o no creyentes en su dios, porque esto de morirse los mortales ningún dios lo puede evitar.

El Reparto. Hace unos años las comunidades rurales anarquistas de Andalucía, Aragón, Cataluña y el Levante llamaban así al ansia de justicia social por medio de la revolución. De todo eso no quedan ni las cenizas. Ni siquiera existe la memoria de que existieron.

Ni idea de lo que vendrá. Ratzinger y el Opus seguro que sí lo saben.

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