Entre el sábado y hoy lunes, día de Andalucía, he visto más nieve que en toda mi vida. Hemos recorrido en unas horas cuatro provincias andaluzas, Almería, Granada, Jaén y Córdoba, y en todas ellas ha nevado en algún sitio, y en abundancia.
Que tiempo más raro. Vemos coches en caravana por carreteras que dentro de unas horas, si sigue nevando así, estarán cortadas. Máquinas quitanieves, pueblos en los que no hay nadie por la calle. ¿Dónde está la gente? María dice que esto no es normal, que seguro que es el comienzo de una glaciación, y según parece el verano que nos espera es de los de 46º a la sombra.
Nos ha nevado hasta en pleno desierto de Tabernas, yo creo que una cosa así no ha pasado nunca. Espero que no estuvieran rodando ninguna película de indios, ruina total. Las aceitunas este año no darán aceite, van todas con bufanda. El paisaje blanco te quema la vista, miras a un lado y a otro y no ves más que blanco... Es otro desierto.
Recuerdo la impresión que le causó a uno de mis gatos, nacido pocos meses antes, en plena primavera, el descubrimiento de una tormenta de nieve. Los animales, sean de la especie humana o de otra, se sorprenden ante lo que no pueden explicar, como este caso de los fenómenos atmosféricos. Y recuerdo que no tenía miedo a meter la patita en los charcos, contrariamente a lo que dicen los tópicos del agua y los felinos chiquitillos.
Todo inmaculado, parece Fargo, no Andalucía.
A finales del 2004 murió Susan Sontag, luchadora incansable por los derechos humanos y azote de la conciencia de los progres norteamericanos (que aunque aquí pensemos que son sólo unos pocos ricos aburridos que se dedican a hacer cine, son bastantes y han estado a punto de echar a un tipo como Bush de la presidencia del país más poderoso de la tierra), novelista, autora de teatro, feminista, sobre todo llamó la atención a partir de los años 60 del siglo XX por su decidida postura en contra de las guerras y a través, sobre todo, de sus ensayos incendiarios en los que se cuestionaba el sistema de valores que dominaba la sociedad y la literatura de fin de siglo.
La literatura es primordialmente una empresa cosmopolita. Los grandes escritores son parte de la literatura mundial. Deberíamos leer a través de las fronteras nacionales y tribales: la gran literatura debería transportarnos. Los escritores son ciudadanos de una comunidad mundial, en la que todos aprendemos y nos leemos los unos a los otros. Si consideramos que cada logro literario significativo es, en última instancia, parte de la literatura del mundo, nos hacemos más receptivos a lo foráneo, a lo que no es "nosotros". El poder característico de la literatura es que nos deja una impresión de extrañeza. De asombro. De desorientación. De que nos encontramos en otro lugar.
[Fragmento de su discurso en el PremioPríncipe de Asturias 2003.]
Hace un tiempo estuve consultando sus trabajos sobre la fotografía, un análisis novedoso, visto siempre desde ópticas nuevas que provocan y replantean la visión que tenemos sobre algo que nos parece tan trivial como la imagen, sobre todo en esta era de la derrota de las letras frente a los colorines y lo blando.
Y posteriormente me abrió los ojos sobre las indiferencias humanas respecto a la relación entre violencia e imagen, entre fotografía y guerra, trucaje y noticia, verdad e historia. Pensamiento duro y exigente, sin duda, nada de lecturillas fáciles de autoayuda para pasar el rato en la piscina. Palabras que hacen pensar sobre la indiferencia y costumbre que tenemos de ver el dolor y el sufrimiento como un acontecimiento meteorológico, el poder de mirar hacia otro lado y seguir con nuestra triste y despreocupada rutina de pertenecer a la única especie animal que mata y causa daño por placer.
...
"Que a partir de la de Vietnam haya habido tan pocas fotografías bélicas trucadas implica que los fotógrafos se han atenido a normas más estrictas de probidad periodística. Ello se explica en parte quizá porque la televisión se convirtió en el medio que definía la difusión de las imágenes bélicas en Vietnam y porque el intrépido fotógrafo solitario con su Leica o Nikon en mano, operando sin estar a la vista buena parte del tiempo, debía entonces tolerar la proximidad y competir con los equipos televisivos: dar testimonio de la guerra ya casi nunca es un empeño solitario. En sus aspectos técnicos las posibilidades de arreglar o manipular electrónicamente las imágenes son mayores que nunca, casi ilimitadas. Pero la práctica de inventar dramáticas fotos noticiosas, de montarlas ante la cámara, parece estar en vías de volverse un arte perdido".
Si alguna vez logro entender algo de fotografía e imagen, se lo deberé sin duda a Sontag y a sus palabras. Sirvan estas líneas de agradecimiento y homenaje.
Susan Sontag: Ante el dolor de los demás, Alfaguara, 2003.
[ Ficha del ISBN del libro ]
[ Artículo sobre el libro en Ubicarte.com ]
Un extraño y bello poema dedicado a las veletas me he encontrado por ahí. Es de Fran J. Silvestre, que no tengo ni idea de quién es. Me encantan los primeros versos.
La veleta
No quiero girar más
Sólo si yo lo deseo
Quiero tener plumas
No quiero ser de hierro.
Veo sin ver
A las gallinas correr
Cuando de repente
Cambio el viento
Y me hace mover
Viento déjame en paz
Estoy harto de tu soplar
Quiero ser gallo
Gallo nacido de huevo
Ya estoy harto
Harto de ser de hierro
Y como yo otras veletas
Que los gallos van por el suelo
Que pongan a otro animal
En nuestro lugar
Que pongan a otro animal
Que pueda volar.
...
Y siguiendo con la recopilación fotográfica, Dani Rodríguez me mandó hace poco una imagen de la veleta, igualmente rara y artística de la iglesia de Santiago el Mayor de Utrera, Sevilla.
Pues muchas gracias, y a mandar más.
Ayer fue el cumpleaños de María, así que por la noche celebramos una comida un poco especial, porque normalmente casi no cenamos (yo, desde que escuché eso de las tumbas llenas de grandes cenas, procuro no abusar antes de meterme en el sobre), unas gambillas y algo de jamón y lomo, como los ricos. Eso sí, sin velitas ni champán, que todavía quedamos algunas personas decentes.
A medianoche el vecino del segundo, el hiperborracho, se pone a hacer ruidos, una cosa rarísima, como si hablara por el tubo del wáter sin agua, como los lamas del Tibet con el trompetón ese. Y cada vez más ruido interior, y las gambas del estómago se niegan a ser digeridas, no paro de dar vueltas y el jamón pide agua, como el mono, pero gracias a que el queso roquefort sale en mi ayuda, como un mosquetero, puedo pasar medio bien la noche.
Por la mañana he ido a casa del vecino a dejarle en la puerta las sobras dentro de un papel de periódico, y a esta hora estarán todos los perritos y gatitos de los vecinos haciendo su fiesta y dejándole sus firmas en la alfombrilla y las cáscaras de gambas, y resto de restos mortales del papeo se habrá esparcido por los dominios de la escalera del borrachuzo. De todas formas no creo que le llegue el olor, tendrá todos los sentidos atrofiados, y jamás limpia su puerta ni baja a tirar la basura. Es un misterio, el Misterio del borracho del segundo izquierda.
Hay veces que me asusto de lo buena persona que soy, coño.
Como en las películas malas que no tienen argumento, hay veces que no me queda claro si estoy durmiendo o despierto, o en vigilia, o en resaca, o simplemente ya no estoy, o floto por el limbo, que es un sitio donde (según decían los catequistas, supongo que por experiencia) van las almas de los niños muertos sin bautizar. También a veces pienso que el limbo debe ser un sitio triste, con toda esa cantidad de chiquillos a los que no ha dado tiempo a gamberrear, comiendo sin hartura infinito algodón de azúcar, sin juguetes, sin gritos ni peleíllas, sin poder romper nada, porque nada hay.
Aquí en la tierra me ocurre un fenómeno curioso: los días que tengo obligación de levantarme más o menos temprano para ir a trabajar, las siete y media o por ahí, me cuesta horrores despegarme de las sábanas, voy por la casa zombi, y hasta mucho tiempo después no soy persona, y mucho menos persona humana. Pero los sábados y los domingos, sin despertador, como un resorte madrugo porque me da la gana, me despierto a las seis o las siete, de buen humor, sin tener nada que hacer, sólo por el placer de disfrutar la mañana antes de que salga el sol.
Desayunar sin prisas, vestirme, leer cualquier cosa, no escuchar nada, ver pasar por la calle a la gente que, igual que yo, disfrutan de las primeras horas de luz, casi todos miembros de la cofradía de los madrugadores voluntarios, de los vagabundos del tiempo, gente que disfruta cuando nadie les dice lo que tienen que hacer.
Hace un rato he visto por la calle a Harold Bloom, el pope de la crítica literaria norteamericana. ¿Era él o sólo un doble con su misma cara y su misma edad? Da igual lo que fuera, era él.
Iba paseando lentamente, solo, con una sonrisa de oreja a oreja, abrigado para el frío. Llevaba un libro de Shakespeare en la mano, era él, casi seguro. Iba completamente ebrio: era él, seguro. Me dieron ganas de acercarme, saludarlo, preguntarle si sigue pensando en la genialidad de Nabokov, en que Cervantes escribió la novela más moderna de los últimos quinientos años, que me hablara, que me firmara un autógrafo como Maradona y que mis nietos dentro de sesenta años lo subasten por internet.
La gente murmuraba a su paso, y algunos lo insultaban, no por borracho sino por feliz.
La nueva campaña publicitaria de Levi's utiliza pasajes de El sueño de una noche de verano para vender pantalones.
Muy original sí que es. Oir a Shakespeare en estos tiempos en la tele siempre es de agradecer, incluso a ritmo de rap.
Dicen que la empresa Levi's está arruinada, y que de esta forma, gastándose una pasta en arte y propaganda, recupera su imagen de innovación y diferenciación, la que hizo de los Levi's los pantalones que marcaban tendencia hace treinta años. Comenta un directivo de la empresa:
"En el anuncio, el protagonista es increpado por una pandilla callejera por el estilo de sus pantalones. Él, impasible, manifiesta en lenguaje clásico ante la cámara (cosa que la compañía hace por primera vez en su historia publicitaria) sus pensamientos, que representan los valores que caracterizan el producto: seguro de sí mismo, inconformista, original y atrevido".
En mis tiempos llevar Levi's o Wrangler era cosa de poderosos y modernos, mi madre me compraba pantalones del mercadillo, los más cutres y chungos, los Pivot sobre todo, y yo tan tranquilo. Porque tampoco conocía al Shakespeare, ese enamorado.
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Diálogo (Versionado gracias a shelbb):
Él piensa :{ Advierto su vileza. Quieren que quede como un asno... }
Malo dice : Pandero
Él piensa : { ...para asustarme si pueden... }
Malo dice : Estáis cambiado, ¿ qué veo en vos ?
Él piensa : { ...pero de aquí no me moveré }
Él dice : ¿Qué es lo que véis?, véis vuestra cara de asno, ¿no?
Él piensa : { De un lado a otro caminaré y cantaré... }
Ella dice : ¿Qué ángel me alzó de mi lecho de flores ?
Él piensa : { Que no les temo demostraré }
Ella dice : Os lo suplico gentil mortal, cantad. Prendado esta mi oido de vuestro sonido, tan conmovidos estan mi ojos por vuestras formas .... que os amo.
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Vale, pronto hay elecciones europeas o algo así. Un referéndum, o aceptas o rechazas la constitución, creo.
¿Que votar, sí o no, o abstenerse, o cagarse en todo y poner pamplinas en la papeleta?. Esta última opción es la que, durante muchos años, más me ha gustado, más que todo por el qué dirán (las personas de orden, por supuesto).
Pero ahora voy a votar, con el razonamiento siguiente: ¿Quien dice que sí? Los de siempre, los de la corbata, los banqueros, los que saben del tema, los que se toman las copas en el bar del parlamento a nuestra salud. Vale.
¿Quien dice que no? La Iglesia, que no está de acuerdo en su carácter laico y/o ateo, que no hace referencias a las raíces cristianas de Europa, Lepanto, las cruzadas, el Opus, los Legionarios de Cristo y la cabrita de la Legión. Los talibanes, los iluminados, los de ETA, los defensores de los dictadores militares americanos que llevan 40 años en el poder, Bush y las empresas del petróleo, y los que pertenecen a varios de estos colectivos a la vez.
Aaaaaaamigo, entonces lo tengo más claro. Entonces sí.
Voto por descartes, no sé si tendré la razón. Es simplemente por dar por culo.
Cuando niño me dí perfecta cuenta de que, tras una pequeña ayuda materna, las cosas las tenía que aprender uno. Está bien que su madre lo peine, pero llega un momento en que se encuentra subido a una silla enfrente del espejo y tiene que decidir cómo coger el peine, dónde irá la raya, atarse los cordones de los zapatos, a qué hora se comerá el bocadillo de media mañana, delante de qué niña se pondrá colorado.
Todo es muy rápido, en poco tiempo uno tiene que elegir a sus amigos, volver solo de la escuela a su casa, le dan sus primeras llaves, abre la puerta, se saca el pito y decide si mear fuera o dentro, se ducha y se enjabona, se pone el pijama, lee tebeos, enciende y apaga la luz. "La vida se enciende", se dice a sí mismo.
De ahí al fin hay un pequeño tiempo, generalmente aburrido, monótono y lleno de amarguras, buscar trabajo, cabrearse con los jefes, buscar pareja, cabrearse con ella, comprar un coche, cagarse en los muertos del taller y de la gasolinera, hipotecarse para un piso, jurar en arameo de los bancos, los constructores, tener hijos, enfadarse porque vienen borrachos, igual que tú hace poco, padecer enfermedades, injuriar a los médicos, ver la tele, tener nietos, darles dinero, y morirse.
Un solo paso, del aprendizaje a la derrota. "La vida se apaga", le dicen los que asisten a su funeral, mientras apuran sus copas de anís en el velatorio.
Ayer estuve leyendo noticias de hace casi dos años en unos ejemplares antiguos de El País. Una noticia, que ya no es Actualidad, y es por tanto Historia, y por tanto Olvido, me dejó frío, y creo que viene bastante a cuento para que reflexionemos sobre la memoria y la responsabilidad de los cargos públicos.
Resulta que la noticia se titulaba así:
"UN EX TORTURADOR ARGENTINO GANA LAS ELECCIONES EN TUCUMÁN. El candidato del Partido Justicialista, hijo de desaparecidos, pierde la alcaldía por 17 votos".
Dice el periodista que "la tragedia argentina duele allí donde se toca con el pasado impune. El general retirado Antonio Bussi, de 77 años, considerado uno de los criminales más feroces de la sanguinaria dictadura militar de los años setenta, fue proclamado ayer alcalde de San Miguel, capital de la provincia de Tucumán".
Rafael Sánchez Ferlosio lleva treinta años avisándonos de la perversión política del lenguaje periodístico, que es de lo que me gustaría hablar ahora, no de las cuestiones éticas de este caso. El diario El País, que es el periódico de referencia del mundo hispano, y que por tanto marca tendencias sociales y políticas, para ahorrarse una querella criminal, califica a este señor como 'ex-torturador', puesto que aún no ha sido condenado por este delito por tribunal alguno amparándose en las graciosas leyes argentinas de Punto Final y Obediencia Debida.
Es bastante triste. Una persona no puede ser 'ex-torturador', la condición de torturador se lleva siempre, como la de maltratador, asesino o violador. ¿se puede decir "el ex-violador Fulanito...", "El ex-asesino de Ernest Lluch...", "Mi marido es un ex-maltratador...". Creo que no.
"El ex-genocida Pinochet se arrepiente...", "El ex-asesino de masas Radovan Karadzic...".
Esto no es como ser ministro o veterinario o futbolista. Se trata de una condición de la persona, no de una cualidad pasajera y momentánea. Lo que ocurre es que el lenguaje judicial y legal está arrasando con el sentido común.
Me cabreo mucho con estas cosas, perdón por el rollo
Hay gente que todavía no sabe que el Gran Hermano es un personaje irreal y tenebroso de Nineteen Eighty-Four (la tituló así, con letras, no 1984). Es el Poder con mayúsculas, la Vigilancia, la Censura, y sobre todo la Vergüenza. Y algunos que han oído campanas de la novela creen que trata de unos mentecatos ricos encerrados voluntariamente en una casa y discutiendo sobre quién friega los platos.
Big Brother es 'Hermano Mayor', pero aquí a alguien se le ocurrió traducir hace muchas décadas ese concepto como 'Gran Hermano', y ahora Orwell duerme el sueño de los justos, mientras las televisiones rivalizan en demostrar cuál de sus audiencias llega un grado mayor de abyección y quiénes de sus concursantes tienen menos sentido del ridículo y de la dignidad. Los descendientes de los autores fracasados en vida se pelean en la calle por los derechos de sus obras de éxito post-mortem.
Señores escritores, no vendan vds. los derechos de alguna obra a las corporaciones televisivas para que hagan películas o series, así se estén vds. muriendo de hambre y pasando más fatigas que fray Leopoldo, porque corren el riesgo de que se hagan famosos y su obra esté en boca de toda esa gente que ve los programas de por la tarde, y los llamen como asesores culturales de un programa de coitilleos de esos en los que es imprescindible ser egocentrista, analfabeto y un perfecto imbécil, por este orden, para poder opinar.
Siempre he pensado que entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX se hicieron los carteles publicitarios más bonitos, más llamativos, con más imaginación. Lo que viene después es propaganda, normalmente zafia, las rotulaciones de los camiones malísimas, la utilización de la tipografía en la calle, pésima, las campañas institucionales o políticas, faltas de originalidad, los carteles feos.
Esto sin duda supera con creces a esta época de decadencia publicitaria. El impacto, el mensaje, lo real. Es el retorno de la Verdad a nuestras calles. Señores perritos, obliguen a sus amos a que hagan sus necesidades en casa. Que salgan ya meaos, vamos.
Dicen que los poetas de la generación del 27, tras el homenaje a Góngora, se bebieron unas cañas y se mearon en las paredes del edificio de la Real Academia de la Lengua. La Docta Casa aguanta lo que sea.
Como ya dije hace un tiempo, sigo recolectando veletas con la cámara, es un ejercicio que estimula la mente y la vista, mantiene la cabeza un poco fuera de las amarguras diarias, y es gratis. Dime dónde encuentras una oferta mejor y voy. También acepto fotos de veletas de sitios que no he visitado, o que se me han pasado.
Esta de aquí me la mandó El del Quinto, un asturiano siempre al tanto de lo que nadie se cosca y que escribe cosas llenas de humor y alegría. Que envidia, esta veleta que me mandó hace unos meses es de la aldea de Canedo (concejo de Valdés), Asturias. Está un poco abandonada, casi en derrota, y eso lo hace más misteriosa y bella. Parece un anuncio antiguo de Gallina Blanca, es preciosa.
La próxima, la de Dani, que es también sorprendente. Seguid mandando veletas, cuanto más raras, mejor. Despejan la cabeza y estimulan la nariz, como la farlopa que se meten los banqueros, pero sin efectos secundarios.
Anteayer leí una entrevista que le hacían a Alfredo Urdaci, el ex-responsable de informativos de TVE en un periódico, ya que acaba de presentar un libro (o algo así) de memorias de su paso por la cadena pública-púbica de televisión.
Decía que durante los últimos meses ha sido objeto de un linchamiento mediático, y que en realidad se considera "conservador en lo moral, progresista en lo social y liberal en lo económico".
Lo de conservador en lo moral, teniendo en cuenta que viene de la universidad del Opus, se entiende. Hay gente conservadora y hay gente de costumbres más avanzadas, lógico. Lo de liberal en lo económico, pues también, hay partidarios del capitalismo y también los hay anti-sistema. Pero lo que no entiendo es lo de progresista en lo social, creo que no hay una sola persona en el mundo que no se considere progre en lo social, en cuyo caso no hace falta tener esa cualidad como virtud, porque todo el mundo es igual en este caso. A no ser que sea de boquilla, pero vamos, como mentir es un pecado supongo que supermortal, y si mientes según su Jefe se te cae la picha a trozos, digo yo que lo dirá en serio. Y si no se moriría ahora mismo.
Así que hasta con Urdaci estoy de acuerdo, todos somos guays, que bien, ya puedo dormir hoy tranquilo.