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30 de Noviembre de 2006

De la imposiblidad de considerar el buen gusto como valor universal

Hace veinte años yo tenía menos de veinte años, cuando creía que el mundo era ese sitio donde te lo daban todo regalado, como la mayoría de los que tenían, prodigiosamente, menos de veinte años. Luego llegaron los palos en todos los campos: los del amor, los del trabajo, los del dinero y los del resto, que no se cuáles son, porque ya todo (al menos desde la Biblia, Cervantes, Shakespeare y Proust) está escrito.

En esa época el culmen del desarrollo personal no eran ni Jorge Bucay ni Paulo Coelho, era una boda con la persona amada celebrada por todo lo alto. Con limusina, banquete tutiplén y pitos y flautas incluidas.

Limousina

Esos coches grandes, tan bonitos, ejemplo de lo que sabemos hacer los humanos con dos llaves inglesas y cuatro tuercas, la felicidad deconstruída. La prolongación del pene, ahora representada por otro tipo de coches igual de espectaculares pero tranquilizadoramente caros, porque si fueran baratos podría mucha gente aspirar a ellos, y entonces ya no serían un sueño. Y por tanto dejaríamos de soñar, que es la actividad principal del ser humano. Son así porque sólo los que pueden pagarse a base de millones su buen gusto pueden disfrutarlos y salir de la mediocridad de la masa borreguil. No me lo he inventado yo, consulten a su publicitario de guardia.

Da igual lo grandes que sean, no sé si esto se enseña en la escuela en educación sexual, lo que cuenta es el gusto.

Pero en esto no nos ponemos (ni nos pondremos, por los siglos de los siglos, amén) de acuerdo, porque cada cochino busca su porquera, y hay tantas opiniones como culos, y muchos más refranes de este tipo que ahora mismo no recuerdo, pero que vienen a decir que lo que envidiamos es lo que soñamos. Queda claro que es la libertad lo que se pone en cuestión. Un cochaco de este tipo es o no es una horterada, pero no somos capaces de decidir unánimemente qué coño es lo hortera, esa cosa tan lejana.

Y lo que soñamos, mayormente, es mentira. No mejor, ni peor: mentira.

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La mujer de la puerta del Mercadona

La primera vez que la ví metida dentro del contenedor, rebuscando la comida que la empresa obligaba a los empleados a tirar a la basura se me cayeron de golpe todos los complejos y problemas que me daban vuelta en la cabeza, porque si hay algo que se escapa al concepto de justicia es precisamente una persona afanada en su tarea de encontrar algo humano en el manantial de podredumbre, escarbando dentro de una caja metálica de despojos y restos de lo que nadie quiere, todo lo demás sobraba en aquel momento, todo se hacía leve. Lo que nadie quiere, de lo que nadie se acuerda, una metáfora perfecta de la persona cuando muere en vida.

La mujer era cualquiera de nosotros en otras circunstancias, en un día cualquiera de un año futuro. Tenía un bello rostro, como todo el mundo de un mundo imaginario. Seguramente tendría familia, como el resto. O no, eso da igual, porque nadie se preocuparía de ella ni de su belleza. Sólo de su pobreza, de su peligro para la estabilidad del mundo occidental: nacimiento-bautizo-escuela-juventud-trabajo-matrimonio-familia-senectud y entierro. Una mujer sola poniendo el peligro la continuidad de la Humanidad misma.

Isla de las flores

Me recordó el documental corto brasileño 'Isla de las flores', de Jorge Furtado, donde se explicaba irónicamente la lógica del sistema de producción capitalista, completamente contrario al sistema económico medieval, donde en principio unos pocos disfrutaban la riqueza sobre la explotación de la mayoría. Una película que sería de obligada visión en el sistema educativo de una sociedad normal donde se promoviera un mínimo espíritu crítico y un sistema de valores medio humano.

Ahora ya no es así, ya no existe el medievalismo de relación señor-vasallo. Ahora triunfa un brumoso contrato entre consumidores y explotados, una religión de la satisfacción inmediata de las necesidades menos necesarias. Una mayoría se ha pasado en masa a la parte blanda y líquida de ese sistema, y los que quedan fuera son una parte, pequeña pero llamativa. Eso en el mundo irreal, en la VOV (Versión Oficial de la Vida). En las Afueras es otra cosa: miseria y antenas parabólicas para ver cómo viven los de la VOV. Luego la gente se queja de los cayucos. Son esta mujer y los suyos, condenados a no pensar nunca en la palabra 'vergüenza', porque ni siquiera tienen la oportunidad de protestar, como en el siglo XIX.

Son invisibles, metidos en su contenedor. Y el resto, cómodamente, ciegos, sordos. Y lo peor, con el corazón tan duro como una piedra de afilar.

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28 de Noviembre de 2006

Triunfos

Acaba de salir la edición digital, completa y perfecta, de la revista roja por excelencia de los años 60-70 en España, Triunfo, incluídos los números censurados por Su Excelencia. Para los que no sepan de qué va esto, a finales de la época de Franco algunos periodistas provocaban al régimen desde este tipo de publicaciones, legales pero sujetas a censura. Era luchar contra la dictadura desde dentro, una cosa bastante rara.

Revista Triunfo

"Que por más lejos que estemos, más trincheras que cavemos, más disparos, más silencios...". Eso dicen Antonio Orozco e Iván Ferreiro del desamor.

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27 de Noviembre de 2006

Fragmentos (XXII)

El asunto del edredón nórdico me sobrepasa. Son las consecuencias probables de creer a pies juntillas lo que te dicen por la calle mangurrinos de medio pelo. Tras pasar momentos memorables y heroicos (pero tristes a la vez) durante algunas de las últimas noches, vencí mi natural miedo a entrar en una tienda y pude ir a comprarlo: de eso nada, ni sabía las medidas de la cama ni me imaginaba que en un simple catre hubiera siquiera cosas tan complejas y sexualmente apetecibles como eso de las medidas.

Vale, voy a un chino y me compro un metro. Mido la cama: 1'35 de ancho. Vale, ya estoy preparado. La señorita de la tienda me pregunta que de qué calidad quiero las plumas. Hombre, no se ponga vd. así, a mí, dentro de mis posibilidades, me gustan las mujeres, plumas las justasy necesarias. "Entonces prefiere plumón", me dice. Eso es, salimos de Guatemala y entramos en Guatepeor, pa orgías estoy yo ahora.

Fin del asunto, me enseña un edredón doble, cuatro estaciones que se llama, uno pa frío y otro pa entretiempo, que puedo utilizar a conveniencia, según el grado de friolera que gaste. Pago y me lo llevo, es muy bonito, todo blanco. Menos mal que tengo una funda. Vaya cristo lo de meterlo en su funda, hacen falta tres personas y ahora no dispongo de ningún primo a mano que me ayude. Llamo a mi vecina y me dice que qué me he creído, que ella es una persona honrada, y que confundo la confianza con los sentimientos.

Mira... ahí te quedas, sigo con mi manta de Onteniente, aguantando el chaparrón y pasando por la noche lo que no está escrito. Haber estudiao, me dice la vecina.

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Tranquilidad

Lo normal, cuando viajas en coche, es encontrarte con cuatro o cinco animales atropellados en la carretera. Gatos, perros, erizos, pájaros de todo tipo, eso sin contar la multitud de bichos más pequeños que ni siquiera llegamos a ver, pero que conocen su final en los bajos de los vehículos humanos. Hasta un tejón me encontré el otro día camino de Priego.

Perrito en su siestecita

Es por eso por lo que me reconforta esta imagen que encontré rebuscando en el gigantesco agujero del Flickr, del fotógrafo mherrero, vista impactante no por lo que muestra sino por lo que presupone. Últimamente cuando veo un animal tumbado pienso, por defecto, que está muerto.

Este perro duerme, tumbado a la bartola. No está muerto, está bien vivo, pero en estado latente. Duerme su siesta, confiado en que el resto del mundo hace lo mismo. Me pasa igual con las estatuas yacentes, que a veces creo que son fotografías en piedra de personas que sólo duermen, momentáneamente indispuestas para las tonterías del quehacer cotidiano, que si comer, que si trabajar buscando papeo, que si llorar. Y ya está, cuando se despierten todo sigue, sin problema, fuera tristezas.

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18 de Noviembre de 2006

Frío

Realmente el fresco invernal ha llegado a esta parte del mundo. Y no hay ni primavera ni otoño, directamente verano o invierno.

Tengo frío por la noche... He decidido comprarme un edredón nórdico.

Voy a la tienda y me dicen que de qué medidas.

Joder.

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Moneda valiosa

Tengo una moneda de plata
dentro del bolsillo
no sé para qué
algún día lo averiguaré.

Poesie

Siempre me acompaña
por si acaso, será,
tengo una moneda
no sé si de plata o de oro
valiosa seguro es.

Salvavidas es
una moneda valiosa
un trozo de algo que vale
más que la propia vida.
Para no molestar.

Me dijeron:
Para pagar los gastos
de tu entierro
Bien.

Valiosa es
pues.

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Aclaraciones léxicas

Escuchado en un grupo de discusión de un curso de técnicas de ventas o algo así:
"Miccionar no es mear. Mear es cutre, es echar chorrillo obligatorio de pestilentes orines. Miccionar es la voluntad de poner en valor una cualidad humana de supervivencia con el plus de la cultura que reafirma el conocimiento de los albores de una lengua. Supone ver una sustancia supuestamente negativa como positiva. Orinar decían los antiguos. Mear los simples. Miccionar los complejos".

Acojonantes los vendedores, cómo se desenvuenven entre lo mundano.

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17 de Noviembre de 2006

Soledad

No sabe uno cuando empieza o acaba el sentimiento de la soledad, y eso llena de temor el futuro pequeño que cada cual se forja, pequeñito y simple, orgulloso como la hormiga frente a los elementos. Pero para eso están los recuerdos y la amistad.

Recuerdo que en una feria mis amigos y yo decidimos que debíamos disfrutar porque, probablemente, el año siguiente ya no estaríamos todos. Así fue. Uno a uno nos fuimos separando, unos por una cosa, otros por otra, unos por vivos, otros por muertos. Decidí decir a partir de entonces siempre la verdad, expresarlo. Mis amigos, por siempre.

Los amigos

La adolescencia forja lo que después serás. Quien se oculta entonces se ocultará siempre. Quien entonces no tiene miedo no lo tendrá nunca. Los planes de verano que entonces hacíamos ya han perdido su sentido, pero ahí están, indestructibles y fuertes como siempre. Unos emigraron, otros se casaron y tuvieron hijos, otros se perdieron... unos pocos fueron felices y comieron perdices. Otros viajaron y nunca se supo más de ellos. Se montaron en nuestras vidas y, con la misma lucidez, se bajaron.

Un día llegará en que recordemos juntos cuando mirábamos en la misma dirección. Soledad es una bonita palabra. ¿Por qué hay nombres de mujer tan bellos, y que tanto dicen a quien los sepa descifrar?

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Gente mayor

Consideraba yo que estar con mi abuela era bueno. Verla leer, preguntarle, sobre todo, sobre recetas antiguas de comida que difícilmente volveré a oler, sobre canciones, motes, historias y anécdotas de alguien que ya estaba viva cuando Lenin.

Luego entró en una fase de regresión y senilidad, el carácter siempre afable y bondadoso le cambió, hizo sufrir a los suyos. Después, poco a poco, se fue marchitando y se murió.

Ahora me doy cuenta de lo que la echo de menos. Creo que fuimos injustos todos al juzgarla por no haber sabido entender la enfermedad que padeció durante una mínima parte de su luminosa existencia.

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14 de Noviembre de 2006

Ultimate Whopper

Cuando era joven no había mejor cosa que representara la modernidad, normalmente norteamericana, que unos calzones de Adidas o Nike. Unos años después empezó la moda del McDonalds, Burger King, etc.

Ahora ya da igual, en todos lados te encuentras un Starbucks o un Toyota o un Nokia o un Telefónica o un Sony, o lo que sea de cualquier país, que ya da igual, porque las multinacionales han dejado de serlo, para ser plurinacionales o lo que venga en el mundo sin más patria ni dios que la pasta.

Dame Whopper y dime tonto

Y esto no quiere decir nada, sólo que... nada,

No tenemos nada que decir.

No es ni triste ni alegre. Es así, lo que viene. Por si acaso yo sigo comprando en la tienda de abajo, que me cuesta más o menos lo mismo, pero es lo mío, qué cojones.

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Fragmentos (XXI)

Mientras veo la tele como un zombie sigo pensando que las tonterías que sueltan son la parte cómoda de una conspiración. La Conspiración de la Sombra famosa de la que hasta ahora no me había dado cuenta. Existe. Sólo hay que creer en ella, y ya está, es muy sencillo. No hay que cabrearse.

...

Los montañeros amigos suben hasta donde no se puede, o hasta donde yo no puedo. La montaña es el sitio donde se encuentra uno con Uno mismo, algo que no se puede explicar con palabras. Magnitud de los montañeros. Y fuerza contra nadie, lo mejor del ser humano.

...

Vale, se ve que no hay solución. Tanta destrucción en tan poco tiempo, no hay oportunidad. Pero no me negarás que es un poco raro, por parte de ambos, lo que nos habíamos querido, y las cosas que planeábamos antes.

Antes. Ya nada es lo mismo, es cierto. No nos aguantamos, al parecer. La derrota sí que es lo llamativo, porque para mí sí que es una derrota. Y lo mejor es que te sigo queriendo, aunque ya no valga para nada, y siga esperando tu llamada para ver que seguimos vivos. Y para ver que las cosas son como son (cierto) pero somos las personas las que lo decidimos.

Qué triste es esto, y qué pronto se destruye lo que tanto tiempo ha costado.

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4 de Noviembre de 2006

La naturaleza es sabia... y punto

La compañía Coca-Cola pasa al ataque con una serie de productos que, según ella, ya no son simples refrescos o brebajes infumables: son medicamentos, intentando meterse a codazos en el nicho de mercado que hasta ahora ocupaban a medias las compañías químico-farmacéuticas y las agroalimentarias de cosas ecológicas, biosaludables y naturoenergéticas. Se trata de la gama de zumos Minute Maid con componentes antioxidantes, soja, o cualquier otro nombre que huela a campo, vida sana, vegetarianismo y salud.

Anuncio de Minute Maid

Dicen que sus nuevos zumos son 'Antiox', tienen propiedades antioxidantes, es decir, que detienen el proceso natural de envejecimiento de las células y que atrasan la entrada en la odiada tercera edad: el elixir de la juventud, divino tesoro, vamos.

Y los publicistas nos ponen en sus anuncios a un rico broker gilipollas que escapa de la gran ciudad, se va a vivir una vida nueva campestre y bucólica, pero se da cuenta de que es un rollo, para luego mostrarnos que lo suyo es vivir en el campo, pero contratando a inmigrantes esclavos que le sirvan su zumito y un par de señoritas de bajo coeficiente intelectual que le satisfagan sexualmente. En otro anuncio una señora post-jipi pasa de descubrir tristemente las penurias de la comuna religiosa a ser masajeada por un fornido muchacho probablemente imbécil al borde de la piscina de un chalet ricachón. Gracioso sí que es, teniendo en cuenta los millones de personas que vivirían un mes con lo que cuesta el bote del puto zumo de mierda.

Y nos muestran al final el lema de la campaña: la naturaleza es sabia, pero no tanto. La naturaleza, queridos y queridas, pone a cada cual en su sitio, y se llevará palante vuestras riquezas, vuestras ostentaciones, vuestros robos y abusos, en la próxima oportunidad de mostrar su furia en una tormenta tropical, tornado, huracán, glaciación o lo que sea. Lo artificial, la mierda química que vendéis como sucedáneo barato y sencillo del proceso vital normal que se inicia con el nacimiento y se acaba con la vejez y la muerte, van al hoyo, y se les pilla antes de decir amén.

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