Por fin una buena noticia en este valle de lágrimas. Nacen en Huelva los tres primeros linces ibéricos en cautividad.
Esto sí debería ser portada de todos los periódicos, y no las pamplinas y peleas entre políticos, los cuernos de la familia Ordóñez-Alba o las bodas de Romualdo el futbolista.
Aunque también tiene su trasfondo triste: el hecho de que sea noticia es señal de que pronto esta especie pasará definitivamente a los libros de historia, después de ser cazada a escopetazos, atropellada por los 4x4 de los domingueros rocieros y acorralada por los especuladores inmobiliarios.
Kiko Veneno le dedicó una canción preciosa hace unos años, el Lince Ramón, bip-bip, bop-bop que de vez en cuando me gusta escuchar cuando me entra la mala leche, para aplacar el instinto hijoputa que todo humano lleva dentro.