He vuelto al cine, a ver '300', la película basada en el tebeo de Frank Miller (el de 'Sin City'), que a su vez está basado en la historia de la singular batalla entre espartanos y persas en el paso de las Termópilas. Tengo que confesar que como había visto ya los poderosos y jevis trailers, he ido a verla con un poco menos de espíritu crítico, pues los anuncios son un ejemplo de cómo se debe vender un flin y crear expectativas a la parroquia friki antes de rodarse casi.
Es muy bonita, los colores son preciosos, la imagen permanentemente oscura y cobriza, los muñecos espectaculares, la historia entretenida. Y aquí se acaba el peloteo a la empresa, seguidamente paso a destriparla como dios manda. Haberme pagao.
Ya sabíamos que Esparta, una de las ciudades-estado griegas de antes de la aparición de Chus el Jipi y el cristianismo, etc., no era precisamente un sitio tranquilo, que cuando un niño nacía débil lo tiraban por un barranco, que si patatín, que si patatán, pero hombre, de ahí a presentarnos de golpe y sin más ni más que ese sitio era el paraíso gay por excelencia y que los tíos tienen todos más chocolatinas marcadas en los abdominales que los pavos del concurso de mister España, hombre, eso se avisa. Uno iría con otra preparación, que sale Uno del cine mirándose en el espejo y con la moral tirando a bajilla. Hasta me planteo dejar el alcohol y meterme en un gimnasio a castigarme un poco, fíjate cómo de mierda te sientes tras ver a centenares de chorbos que parecen geypermanes enseñando los braguines paqueteros y repartiendo estopa virilmente. ¿Cómo va a ligar Uno después de esto? Pues de ninguna manera, claro. Las niñas salían del cine creyendo que eso que tienen éstos en la barriga viene de serie en los varones normales. Craso errooooor, criaturas angelicales, hacedme caso, esto es una película, una mentira, y las barrigas normales de los hombres normales tienden a la curva cervecera, no a eso que habéis visto. Mucho Photoshop veo yo ahí, o será la envidia o yo qué sé.
La cosa es que llega un negro chuleras en nombre del dios de Persia a decirles a los espartanos que se rindan y tal, pero claro, dos gallos en el mismo corral como que no, y entonces el rey de Esparta le pega una patada y lo echa a un agujero muy hondo. Mal rollo, pues unos tíos feos que viven en lo alto de un cerro y que saben bastante le dicen a su rey que ni mijita de declarar guerra, que es la feria del pueblo. Total, que coge el rey Leónidas y se va pa la guerra por su cuenta con 300 madelmanes buenorros a pegarse de hostias con el enemigo chungo en un sitio estrechillo a tomar por culo de su casa y que, gracias a su astucia, impedirá el paso hacia Europa del impresionante ejército persa (aunque yo creo que en realidad son los moros y cristianos de Alcoy) comandado por Jerjes, un drag queen de voz cavernosa que, montado en una carroza del carnaval de Tenerife, tiene más piercings e hierros en el cuerpo que Robocop y menos habilidades sociales que los vecinos de Puerto Hurraco.
Pues en media hora se cargan estos espartanos a todos los muñecos de la señorita Pepis persas que se les ponen delante, con sus trajecitos guais y su canesú. También tienen mounstruos, elefantes, bicharracos con cuernos, traidores deformes y toa la pesca. Pero todos cascan ante la sabiduría militar de Leónidas y sus coleguitas del gimnasio.
Luego uno más feo que pegarle a un padre los traiciona y mueren todos los buenos acribillados por las flechas persas, no sin antes demostrar que los asiáticos son feos y tontos como ellos solos, pero muchos. Aaaaay, amigo, eso es lo peor, que Dios ayuda a los buenos cuando son más que los malos, y no es el caso.
En fin, que el tío que inventó el programa informático de simulación de la sangre chorreando sa forrao, eso fijo, porque cabecitas cortadas, ojos saltados y tíos atravesados por lanza salen como pa alicatar el cuarto de baño de cualquier concejal de Marbella. Entre medias, la reina de Esparta tiene que pasar el marrón de defender la honra de su esposo, un pastel, puesto que los viejos guais no quieren guerra.
Mira, en mi vida he visto la gente saliendo del cine tan caliente como en esta peli, claro, tanto tío medio en pelota, tanta demostración de honor, fuerza, valentía y sacrificio, tanta arenga patriótica y militar pa ná. Si al final mueren, coño, si ya se sabía. Los actores, medio desconocidos todos, un diez. El de los efectos especiales, un once. ¿Que no sabes seguro de qué palo va tu sexualidad últimamente? Pues te metes en esta película y te aclaras, porque es imposible ser imparcial ante este desfile de follapavas medio en pelota. Aviso: me siguen gustando las mujeres, pero tanto Mr. Proper musculoso me ha hecho ver la luz, y a partir de mañana ni el chopped ni las papas fritas entran en mi casa.
Otros destripamientos:
[ Una historia verdadera ]
[ El fuego de la venganza ]
[ Piratas del Caribe. El cofre del hombre muerto ]
[ Poseidon ]
[ Flores rotas ]
[ La isla ]
[ Rey Arturo ]
[ Match Point ]
[ Cuando menos te lo esperas ]
[ Closer ]