Aún no entiendo cómo puede ser que, a estas alturas, las mayores satisfacciones de la lectura de la prensa diaria se las proporcione a Uno el mundo del deporte en lugar de la crónica política, de sucesos, el tiempo o el reporter financiero de la Bolsa o la Vida. Porque encontrarse con titulares de prensa, tras la derrota del Villarreal CF en la Liga de Campeones frente al Arsenal tras fallar un penalti en el último minuto, que es la manera heroica que tienen los modestos de pasar a la historia de estas cosas de la pelota, que hacen juegos de palabras del tipo 'Tocado y Hundido', refiriéndose al sobrenombre del equipo, el 'submarino amarillo'... no sé, no hace falta estudiar cinco años de carrera y tres de explotación en prácticas para acabar escribiendo de esa forma.
[Submarino tocado y hundido: 1, 2, 3, 4 y 5]
Es humillante para quien lo lee, pero peor parado sale quien lo escribe. La televisión pública que sufrimos en Andalucía gasta mucho de esa técnica (Me casé con un enano, salerito, pa jartarme de reir, etc) en la totalidad de su programación, desde que te dan los buenos días hasta que sale la carta de ajuste del día siguiente, recordándote que, por obligación, por andaluz, debes ser gracioso y tienes que rebajar al mínimo el sentido del respeto a tí mismo. No hay forma de que veas en esa emisora un andaluz que no haga de andaluz a toda hora, humillándose, gritando, dando el cante, jactándose de ser lo mejor del mundo, contando zarrapastrosos chistes, jugando a tener cuatro años. Si no fuera porque me importa una mierda el patriotismo diría que siento vergüenza.
Hay un momento en el que se traspasa el terreno del ingenio periodístico y la agudeza literaria y se entra en el pantano de lo ridículo, de lo zafio, de lo absurdo sin sentido, aunque es cierto que muchas veces los que escribimos no somos conscientes de lo delgada que es esa frontera. Los ripios de las manifestaciones y reivindicaciones callejeras (Fulanito, capullo, queremos un hijo tuyo) son un perfecto ejemplo de esta utilización grotesca de la lengua para fines que, de usarse manteniendo una mínima relación de compostura y dignidad entre lo que queremos decir y lo que sale de nuestra boca, podría perfectamente resultar serio, digno e incluso elegante. Pero se ve que entre la masa el cerebro tiende al borreguismo y, como las cochinitas, a encerrarse en sí mismo y desaparecer, como ocurre en la relación entre la inteligencia y el ruido, que donde reina uno huye la otra.
Y esa es la razón, la autoridad del silencio, por la que, de vez en cuando, digo que ya basta y que me niego a hablar de ahora en adelante. Pero como soy borrego más que lobo, me arrepiento cristianamente, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa, y al día siguiente vuelvo a dar la matraca.
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Cuando era chico había un espectáculo español de calle que me extasiaba, sin santateresas ni pastillas. Era el momento anual de la procesión semanasantera del Entierro de Cristo en Cabra, cuando podía observar, entre las filas de capuchones y soldados romanos de mentira, dos personas de edad provecta, una en cada fila, que pedían a voz en grito una limosna para la cofradía mientras sostenían con una sola mano, como si fueran camareros, una ancha cesta de mimbre forrada de tela negra de raso llena de monedas, y tenían que hacer malabares para recoger los dineros que la gente les tiraba desde los balcones. Las monedas siempre caían dentro de la cesta, aun habiendo sido lanzadas desde el tercer piso, se quedaban pinchadas en la montaña pecuniaria como por resorte divino, ninguna osaba salirse del redil de la Santa Madre Iglesia, amén.
Es una imagen perfecta de lo que recuerdo de esa mezcla de fiesta y fervor, las personas intentando atinar en la colecta sin que cayera al dominio público ni un sólo duro o peseta. Impresionante manifestación de la religión tal y como la entiende el pueblo. El cristo muerto pasando, las autoridades, el alcalde, el guardia civil, el juez, todos muy serios y de luto, y los súbditos jugando a la rana. Buñuel no lo vio, una verdadera pena.
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Hay palabras rimbombantes, que ya de por sí merecen la atención, como rimbombante, bombero, bomba... Hay palabras musicales, como xilófono, que no podrían significar otra cosa que un instrumento. Y hay palabras, como insomnio, que su sola presencia incita al sueño, pero sin embargo producen desasosiego.
genial, oye, pero ¿no sabrás la receta de sorbete de coca cola?...
Escrito por jl a las 28 de Abril 2006 a las 12:23 AMIngenio periodístico...
Je.
¿Qué es eso?
Por cierto, sé que no tiene que ver, pero tú también tienes tu puntito gracioso. Yo cada vez que veo lo de "METE (CON PERDÓN) EL CÓDIGO DE SEGURIDAD..." me parto la caja.
Escrito por Rear Window a las 28 de Abril 2006 a las 04:04 AMPeticion: porque no escribes algo sobre el fin de la historia? Cuál es tu opinión sobre este tema..
Vamos, hazlo suponiendo que te salga del pito, porque si andas en otra cosa, no te quiero desconcentrar.
Y lo mismo ya lo hiciste tiempo atrás...
Te han dicho que eres un crack escribiendo? Me he leido tu blog del tiron esta mañana. Gracias, con pequeñeces como esta el trabajo de becaria tiene mas gracia.
Escrito por Mora a las 28 de Abril 2006 a las 03:30 PMsu blog de un tirón? o ha leído en vertical, o es el de cortocircuito...
Escrito por El Abuelo Cascarrabias a las 1 de Mayo 2006 a las 08:10 PM