Igual que la Historia y el Tiempo en Occidente se dividen, arbitraria, imprecisa y absurdamente en dos partes bien diferenciadas, Antes (a.C.) y Después de Cristo (d.C.), mi historia propia, mi Era personal, se divide en Antes del Hijoputa (a.H.) y Después de Él (d.H.), puesto que yo empiezo a ser persona, es decir a mentir, a robar, a comportarme como un cabrón, a perder la inocencia y la bondad y las ganas de reírme en el justo momento en que alguien al que llamaremos, por abreviar, el Hijoputa, me dice en la calle que los Reyes Magos no existen. El invento de la rueda y el fuego me parece una nimiedad desde entonces, ya nada tiene sentido.
Calculo que yo nací un soleado día de julio del año 7 (a.H.), que moriré unos cuantos años después (d.H.). Esto es ciencia, ojo.
Igual de ciencia es que, para que a un chiquillo de ahora le ilusione lo que le vas a comprar, hay que diferenciar en si el chiquillo está en su propia era a.H o ya ha pasado a d.H, porque si ya es persona y cree en lo que le ha contado el Hijoputa de turno, amigo, ya todo lo que le regales le parecerá una mierda comprada con tu puto dinero, y ya no le hará ilusión.
Y no le falta razón.
Hace tanto tiempo que sé lo de los Reyes Magos que creía que tu ah y dh significaba antes de la hipoteca y después de la hipoteca. Es la forma de contar el tiempo que he usado durante años.
Escrito por ABSURDIS a las 10 de Enero 2006 a las 06:25 PMGrandísima reflexión.
En Italia te trae los juguetes esa bruja que se llama la Beffana.
En Hungría te los trae Santa Claus, pero viene el día 6 de diciembre y sus regalos son fundamentalmente chocolates. Quien te trae otro tipo de regalos ya se sabe de siempre que son tus padres el día 25. Así que cuando se descubre Santa Claus, sólo te jode la parte de los chocolates.