Misterio de Navidad
"El primero de cada año siempre me suena a varias ideas asociadas a algunas palabras o frases:
- Resaca obligatoria, y posteriormente, expulsión violenta de lo anteriormente ingerido. Tonterías de los humanos. ¿Cuando inventarán la dichosa maquinita que pone sobrio apretando un botón?
- Concierto de música clásica, y al final la gente aplaude en mitad de la interpretación de una pieza al loqueras despeinado que los dirige con un palito, como en un recital de Sepultura featuring José Luis Perales.
- Saltos de esquí, desde la estación invernal de Garmis-Parten-Kitchen o un nombre así, tan impronunciable que yo creo que no existe en la vida real, es sólo una estratagema de la Unión Europea para que los ciudadanos puedan ejercitar la lengua y aprendan a hablar de nuevo tras la ingesta masiva de alcohol de garrafón.
- Llamadas de felicitación, que podrían ser perfectamete una grabación de hace siete años, e incluso una cacofonía, porque todas suenan igual de falsas y antiguas.
Afortunadamente este 1 de enero pasado no he tenido que sufrir nada de eso, puesto que en los días anteriores abusé de tal forma que no me he podido levantar del camastro hasta hace poco. Y así, ciego y sordo, no he podido ver ni escuchar felicitaciones ni conciertos ni saltitos de esquí, lo cual teniendo en cuenta que el día dos era también festivo, es decir, el Día de la Marmota, le ha venido a mi cuerpo super-bien".
Y hasta aquí el texto que me encontré al lado del cadáver.