El verano se acaba, criaturas. Yo ya he sacado el brasero, el calefactor para el cuarto de baño y las mantas, porque cualquier día de estos nos viene el frío y hay que estar prevenidos, sobre todo aquí en Andalucía.
He bajado al mercado a comprar fruta del tiempo, melones y sandías sobre todo. Observo que cuando los abres le atacan a uno las calores fugaces, de la parte del ombligo para abajo, fundamentalmente.
Son frutas sexuales, sin duda. Mirad el kiwi. Cuando lo ví por primera vez creía que eran huevos del bicho neozalendés del mismo nombre, todo lleno de pelos, pero al abrirlo y catarlo me dí perfecta cuenta de que el mundo natural funciona de la siguiente forma: en invierno los alimentos de temporada son fríos, como la naranja. En verano calurosos y lujuriosos y muchas otras cosas que terminan en -oso.
Comed kiwis, que hay que procrear durante las siestas, y esta mierda de mundo se acaba.