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24 de Agosto de 2004

El verano se derrumba

Una vez descubrí que para lo único que servía el verano era para dejar de desear que llegara, porque durante el estío, en la febril mente infantil y en teoría, no había que estudiar ni ir a la escuela ni hacer nada por cojones, sólo aburrirse por la siesta y comer helados de dos bolas (verano=lujuria) y ver a la prima-que-viene-de-fuera...

Rosa marchita

Cuando dejé de estudiar vi que el verano era otra cosa: el principio del maravilloso otoño, que era cuando de verdad la vida se mostraba en todo su esplendor, el preludio de la belleza triste, la lluvia, las hojas muertas que se caen del árbol, la regeneración de lo nuevo, volverán las oscuras golondrinas...

Cuando dejé de leer poesía y me aficioné a la Verdad, observé que había que comprar fascículos, apuntarse al gimnasio, a inglés, a francés y a los fascículos de idiomas que uno no sabía que existían, y visitar los grandes almacenes porque ya No es Primavera y hay que cambiar el vestuario, so pobre, y coleccionar Mi primera Casita de Muñecas, y ver la vuelta de las apasionantes series de TV, y apuntarse al Club de Petanca, y comprarse un coche, y vivir la vita...

De todo eso hace ya muchos años que sé que es Mentira, y que lo único que cambia el verano es que cuando salgo a la calle de dia voy por la sombra, justo al contrario que en invierno, que voy por el sol, lo demás sobra.

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