Una pared blanca es muy bonita, pero es como cuando alguien dice "evidentemente", es evidente que lo dice para ocultar algo. Con las paredes blancas pasa igual. Los desconchones que hay en muchas casas de los pueblos son los periódicos de los arqueólogos e investigadores de la historia del futuro. Las capas de cal se van sucediendo como las de una cebolla, una detras de otra y de otra y de otra...
En las ciudades, para que no se descubriera nada del pasado oculto, se construían casas con otros materiales, muchos pisos, muchas terrazas, que entre el aire y se lleve lo malo. Algunas personas lo conseguían, otras no.
Por eso todavía, en algunos sitios, se encalan y blanquean las paredes, para ocultar los siglos y siglos de oscuridades, miserias, gritos y vergüenzas de las familias, porque las paredes, como las cebollas, hacen llorar cuando hablan.