El miércoles estuve viendo en Documentos TV de La 2 Las fosas del olvido, un documental de Alfonso Domingo e Iztiar Bernaola sobre la labor de recuperación de los restos de fusilados de ambos bandos en la Guerra Civil Española.
Estoy leyendo muchas protestas de gente que dice que no se puede igualar las dos represiones, la roja y la facha. Llevan parte de razón, la mayor parte de los muertos tirados en las cunetas y enterrados en las fosas comunes fueron asesinados sin juicio, arbitrariamente, en muchos casos debido a disputas personales que poco tenían que ver con la política.
Impresiona ver a los familiares viendo cómo los forenses y arqueólogos recuperan sus huesos, meterlos en bolsas de basura y clasificarlos como bichos. Que miedo dan las tumbas anónimas, esto no pasó en la Edad Media, fue hace sólo setenta años. Gente matándose por la calle. La transición a la democracia quizá no hubiera sido posible si esta labor se hubiera hecho en los años setenta u ochenta, aunque visto lo que ocurre en muchos sitios, las heridas aún no se han cerrado.
La memoria histórica... En españa aún existen sitios donde las calles se llaman Franco, 18 de Julio, José Antonio... Fraga sigue siendo caudillo de Galicia por la gracia de los votos, más o menos piensa lo mismo que cuando era ministro franquista, pero nadie le pide explicaciones. ¿Esto es bueno o malo? ¿Hay que estar permanentemente viviendo de los recuerdos? ¿Olvidar? No se. Lo que tengo claro es que la palabra perdón suena dura en los oídos del dolor.