Inicio

28 de Diciembre de 2007

Regalos que sirven para la vida

Uno de los regalos más importantes que me han hecho en mi vida es una soberana bolsa de agua caliente del invento de goma fabricado a partir del liquidito que sale del árbol del caucho del Amazonas. Las he tenido de diferentes formas y colores, e incluso una vez tuve una marca Pirelli, sí, la de los neumáticos que sirven para que la gente se estrelle en un coche a doscientos km. por hora, pero eso sí, con la clase, elegancia, glamour y saber no-estar que proporcionan las marcas de prestigio a la muchachada borreguil semihumana.

Partes de una bolsa caliente

Siempre me ha llamado la atención el placer que proporcionaba dicha cosa. Dicen que antiguamente la gente calentaba la cama, sobre todo en estados carenciales, con un instrumento metálico con asas que llevaba dentro brasas de fuego. Bonito, mucho mejor que las modernas mantas eléctricas, pero no tanto como las estupendas bolsas que me solía poner en los pies y que se mantenía caliente toda la noche hasta que por las rendijas de la persiana entraba la luz que anunciaba que otro puto día de perros se avecinaba lejos del amado catre. Todo el mundo sabe que la noche es el entrenamiento de la muerte, pero si estás calentito por la parte de los pies eso te mantiene en vigilia placentera, igual que si quieres refrescarte te mojas el pescuecito y todo el cuerpo vuelve a la vida.

Ahora se me ha roto el tapón de la última, que me regalaron hace un tiempo y que probablemente sería de fabricación chino-pastelosa, porque la goma del susodicho taponcillo se ha quedado atascada dentro de la boca y no hay forma de recuperarla sin cargarse la bolsa entera. Qué dilema, pardiez, estas cosas te las tienen que regalar, porque si las compras es como pagar por reirse con amigotes, una cosa sin sentido.

Trapo | Enlace permanente | Categoría: Neuras

Comentarios
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?






Atención: Mete (con perdón) el código de seguridad para comentar: