Una de las cosas buenas que tiene la obsesión por acumular papeles que llevo arrastrando desde prácticamente antes de nacer (mi madre dice que lo primero que le pregunté cuando rompí a hablar era que dónde estaban los papeles que la identificaban como mi Señora Madre) es que de vez en cuando, mientras simulas hacer selección y limpieza, en realidad sólo cambias de sitio los montones, te encuentras con verdaderas joyas escritas. Lo mejor es que aparezcan cuando ni siquiera recuerdas que las recortaste de un periódico que ni siquiera leías, porque jamás lo compraste. Pero eso son misterios que ni cien Freuds o Shakespeares podrían adivinar, porque no son cosas de la cabeza ni del corazón, sino todo lo contrario, que ahora mismo no sé lo que puede ser.
En fin, ahora tengo delante un recorte impagable del ABC de hace unos días. Se trata de una entrevista con un tal Dr. Chams, que Dios guarde muchos años, que según parece es cirujano plástico (mi abuelo, gran odiador de dentistas, marmolistas, ciclistas y resto de -istas, si oyera esas dos palabras juntas diría con su voz cavernosa: "¡Sin-ver güen-zas!") de los de alto standing, oráculo de cabecera de las personalidades más famosas, aristócratas, glamourosas y ricas de la humanidad entera, un selecto club al que todos, incluso rojerillas, ansiamos pertenecer aunque por lo bajini, pero que en la calle les decimos palabrotas y tal, pura hipocresía darwinista. El reportaje sale ilustrado con bellas fotos de gente importante e imponente que ha pasado por sus manos y aparatos: Camilla Parker-Bowles, Karl Lagerfeld, Nicole Kidman, Carole Bouquet, Isabel Preysler y Farah Diba.
Lo mejor es lo que dice el susdicho Christian Chams, doctor en Dermatología y Mesoterapia por una universidad de París, y que una vez al mes pasa consulta en Marbella, ese sitio donde todo es el paraíso de la Verdad, y por eso allá que se va Chams con sus bártulos a operar caretos y resto de sobrantes de la cochambre humana. Dice: "A los 35 la cara ya necesita arreglos". Y se queda tan pancho después de soltar esa verdad por la boca, sin tener en cuenta que a esa hora hay niños leyendo el periódico. Amigo doctor, será vd. doctor, pero también tiene que tener en cuenta que los no-doctores tampoco nos hemos caído de un nido, que el rostro de un peón de albañil o de un jornalero de Somalia no será el mismo que el de uno que lleve cientos de generaciones sin dar palo al agua, aunque ambos tengan 35 años. Esto lo saben los parvulitos, pero al Dr. eso le da igual, no le pagan por decir pamplinas sino por reconstruir autoconfianzas, seguridades y todas esas cosas que acaparan los que se limpian los zapatos con billetes de a quinientos.
Luego llega el Estado: Atención, cuidado con la alimentación, con el tabaco, con el sedentarismo, los coches, el rafting, la sal, la Droga, internet, el alcohol, el sexo, la obesidad, la anorexia, la bulimia, el cáncer, la carne, el pescao, los pitos, las flautas, cuidado porque todo ello resta años de vida. Y los presentadores del noticiario se despiden: cuídense.
Un mierdón.
Si tienes billetes, te cambias la sangre, los órganos, las arrugas, y si no, te mueres como se mueren las personas decentes, viejos, pobres, arrugados y se acabó. Y si no, también te mueres. Perfeccionistas o humanos, he ahí la cosa. La cara, la cáscara, la podrás cambiar con material quirúrgico e inyecciones de saliva de rata de Malasia, pero lo de dentro, el bicho, ja-já, eso no lo cambia nadie.
Me ha hecho gracia lo de pedirle los papeles a tu madre :), Yo tb soy de las q mueven los papeles al hacer limpieza.
Por cierto la frases con las q empieza tu blog me han encantado
Dignidad en la derrota yderrota en la dignidad uuum da q pensar. BESOS
Pues una amiga mía se operó para quitarse pecho, porque le estaba creando problemas de espalda. Comentario de su novio: "Pues pensándolo bien con esos dos kilos de tetas que se quita mi novia se puede pasar un fin de semana estupendo..."
Mordaz prosa, sí señor.
Por cierto, mi blog tampoco tiene yutubes. Ja en som 2.