Un futbolista puede ser seguido, admirado, elogiado, insultado, envidiado y, cuando pase su efímera época de fama, arrojado al pozo de la pequeña historia de su equipo. George Best me interesa mucho más como icono del auge y caída de una etapa revolucionaria y bella que como futbolista de éxito.
Se convirtió en 1968, con 22 años, en el mejor jugador de Europa, ganó ligas y copas continentales con el Manchester United, dejó atónitos a los aficionados durante cuatro o cinco años con su talento y su poderío, dentro de su frágil cuerpo. Se dejó barbas jipis y se sacó la camiseta por fuera, era guapo, alegre, inteligente, prototipo de ídolo de una masa que poco antes se desperazaba de la larga noche de la posguerra.
Al morir el Che Guevara mucha gente lo consideró imagen perfecta de la revolución y del cambio de las costumbres que empezaba (y terminaba, casi) en los años 1968-1971, pasó a ser un poster en las habitaciones de los adolescentes ingleses, pero el triunfo en ocasiones puede atragantarse. Gastó una fortuna en juergas y en destrozar su imagen idílica. Yo no lo ví jugar, pero he oído fantásticos relatos de sus jugadas, y de su calamitosa vida posterior, cuando dejó voluntariamente de pertenecer al olimpo para ser, simplemente, una persona libre que sólo quería hacer lo que le diera la gana en cualquier momento.
Homo problemáticus, y nuestra tendencia a la autodestrucción. O el vértigo desde la cima.
Escrito por JuliTequilas a las 29 de Noviembre 2005 a las 09:49 PM"He gastado mucho dinero en mujeres, alcohol y coches. El resto lo he malgastado." George Best.
Genio y figura.
Se armó tremenda en Inglaterra cuando, tras un transplante de hígado, unos periodistas (cómo no del Sun) le hicieron fotos bebiendo en un pub... Esto fue hace dos años y el señor Mejor dijo que no lo volvería a hacer... pero me da que mentía. En fin, el Johnny Rotten del fútbol, sensu stricto
Escrito por Horacio a las 30 de Noviembre 2005 a las 10:20 AMGeorge Best pertenece a aquel tipo de fútbol que no volverá y a aquel tipo de vida hoy tan mal vista. En vez de calcular cuánto perdería en publicidad por una rotura de ligamentos, jugaba a la pelota; en vez de cuidarse con biopuritas y cremas hidratantes, se emborrachaba en los pubs. Fue uno de los últimos de su dinastía y poco antes de morir insistió en que hubiera vuelto a vivir igual. Un post necesario sobre un tipo necesario. Hasta siempre, George.
Escrito por Cinzcéu a las 2 de Diciembre 2005 a las 10:58 PMLa verdad es que el tío estaba bastante bueno.
Escrito por Pistacho Best a las 2 de Diciembre 2005 a las 11:15 PMSirenita me cantó la cita. Nada, yo tampoco lo vi jugar pero me lo imagino con las dos jugadas repetidas hasta la saciedad en el momento de su muerte. Simplificador.
Escrito por Mnemosine a las 18 de Enero 2006 a las 09:30 PM