Cuando comenzaba mi relación con María le escribí esta nota dentro de una carta:
...
"El hada, viéndolo correr y retozar por la habitación, ágil y alegre como un gallito joven, le dijo:
-Así que mi medicina te ha hecho bien.
-¡Mucho más que bien! ¡Me ha devuelto al mundo!...
-Entonces, ¿por qué te hiciste rogar tanto para bebértela?
-¡Nosotros los niños somos así! Tenemos más miedo a la medicina que a la enfermedad".
(Carlo Collodi: Pinocho)
...
Ahora, al verla escrita varios años después, me parece que vuelvo a entender mi propio comportamiento en muchas situaciones. Es lo que ocurre cuando has escrito cosas que no recuerdas, y luego vuelves a encontrarlas. Esto de las cartas antiguas tiene su miga. Es Uno mismo, el que Era (y sigue siendo, pero con más mala leche), aunque no se sabe a dónde lleva esto, y ese es el misterio de lo que queda escrito para siempre, que a veces no sabemos lo que éramos, ni lo que somos ahora, y mucho menos la piltrafa que seremos.
¿Y qué hago yo leyendo cartas antiguas, que aunque haya escrito, no son mías? ¿Eh?. Me pregunto.