Cuando hace unos quince años el Papa y Gorbachov (por sí solos, según algunos) derribaron el Muro de Berlín y esa cosa que se llamaba socialismo real, ni dios sabía qué iba a pasar después. Un think tank nipoamericano llamado Fukuyama vaticinó entonces El Fin de la Historia, rimbombante título para un resumen del desgraciado fin de siglo XX.
El genial humorista el Perich pintaba en aquellos tiempos, en un chiste, a dos hombres leyendo el periódico en la barra de un bar que comentaban la situación de hambruna en Rusia:
-"¡Que espectáculo tan lamentable el del comunismo: Colas de miles de personas hambrientas ante estanterías de supermercados vacías!"
-"Sí, y fíjese en el capitalismo: colas de miles de personas ante estanterías de supermercados LLENAS".
No sé nada de economía ni de marxismo ni de plusvalías, sólo que todos los días hay que comer, si no, al poco tiempo, uno casca como Rainiero, independientemente del dinero que acumule. Pero me llama la atención precisamente eso: la acumulación. Borges y su biblioteca universal tenían razón.
Porque, vamos a ver: está muy bien defender la posibilidad de descargarse por la cara todas las películas, canciones, programas informáticos y lo que sea desde cualquier kazaa o mulillo o donkey, y guardar todos esos tesoros en los discos duros... pero ¿para qué? ¿Para no tener tiempo de oírlos, verlos o ejecutarlos jamás? ¿No será simple ansia de acumulación?
Un iPod de 60 GB puede almacenar hasta 15000 canciones. Hagamos la cuenta: a cuatro minutos por canción, salen 60000 minutos de música, que son 1000 horas (si no me equivoco), o sea, que escuchando continuamente el iPod pongamos que media jornada, cuatro horas diarias, tengo que tirarme 250 días para escuchar la musiquita bajada en el aparato (eso sin repetir ni una sola canción), medio año. Y no descargar más, por supuesto. Y eso sin contar el tiempo que dedico al ordenador o a los juegos o a ver películas bajadas by the face o compradas o prestadas...
Así que la dicotomía es: ¿Bajar música o trabajar/vivir? Claro, que si piensas que de tus setenta u ochenta años de vida te tiras treintaycinco durmiendo...
Lo del I-Pod es por comodidad más que por otra cosa. Nunca más te tendrás que comprar un reproductor de música mientras vivas.
Añádele a la lista joyitas como Quadrophenia, Tommy o otras así, y se te van veinte canciones en dos... jur!
Escrito por Jake a las 13 de Abril 2005 a las 09:16 PMEl bien siempre triunfa sobre el mal. El crimen nunca compensa al criminal.
¡Cuidado! A veces engañan las apariencias: el guapo suele ser casi siempre un bellaco al final.
La Cultura Popular, la Cultura Popular y los Mass Media
convierten a Beethoven en algo fácil de silbar.
La Cultura Popular, Cultura Popular: ¡ad mass!
la Cultura Popular, la Cultura Popular y los Mass Media
elevan lo mediocre a lo más alto del altar. Y hay que aspirar a más
¡Hay que sentir en vez de consumir!
La Cultura Popular, Cultura Popular: ¡ad mass!
Moncho e mailos Sapoconchos(1987).
Me quedo con lo de ¡hay que sentir en vez de consumir!.
Escrito por JuliTequilas a las 13 de Abril 2005 a las 09:46 PM
Me has quitao el extracto que tenía pensado dejar de la canción de los Siniestro, Juli. Hasta la frase clave. Pues eso mismo.
"Cuando hayais talado el último árbol, contaminado el último río, y pescado el último pez, comprobaréis que el dinero no puede comerse". Indios Cree.
El consumo desmedido y superfluo, la publicidad que lo apoya, la ceguera de los borregos, la avidez del comerciante,...
Todo para desviar la atención de las personas del crecimiento personal, de cultivar el espíritu, de la razón, en fin, del recto camino.
Que se salve el que pueda tronko.
Escrito por eumelvi a las 15 de Abril 2005 a las 10:07 PM