Visitar el diccionario, así, sin más, sin porqué, es un sano ejercicio. Encuentras, por ejemplo, la palabra opíparo, muy usada para calificar las reuniones criminales y familiares de estas (entrañables: de entrañas) fechas navideñas. Igual que Franco siempre decía juntas 'pertinaz' y 'sequía', nosotros en Navidad decimos 'opípara' y 'cena'.
Y cuando estamos tres minutos sin mover la mandíbula parriba y pabajo decimos que tenemos hambre. Qué sabremos aquí los de arriba del hambre. El hambre no es no comer, no tener alimento, ni el sonido de las tripas vacías, sino la falta de vergüenza por pasar delante de un supermercado o de un restaurante donde todos los días tiran a la basura toneladas de comida en buen estado y a los demás, tristes buitres carroñeros que no tienen dinero ni dignidad que les den por culo, eso es el hambre, fame negra. El hambre está en el cerebro de quienes permitimos que se tiren alimentos, putos asesinos somos todos, y ahora que venga el Papa a cantar misa, ¡vende el Vaticano y el oro y repártelo o cállate la boca!.
Y a los que tienen hambre de verdad les decimos lo que dicen los personajes de Berlanga: ¿A quién se le ocurre ser pobre? ¡Pues haber nacido rico, hombre!
buen blog, me gusta sobre todo el articulo de la noche en q uno no puede dormir, me rei mucho
el ultimo apenas lo entiendo
hasta luego
vergonzosamente gordos estamos, y discutimos esto fumando placidamente despues de la cena, oh, lo mal que va el mundo, lo desgraciados que nos sentimos, porque ser indiferente esta tan mal visto... deberian abrirnos como a los marranos y comernos las entrañas... con papa noel deberia estar consentido el canibalismo: coger al gordo y asarlo a la parrilla y que cene una familia, que se abrigué.
que hace frio.
Gran filósofo este Berlanga...
Escrito por Brocco a las 9 de Enero 2005 a las 08:51 PM